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Pablo Iglesias y los cuarenta ladrones, como poco

Tronante, el líder de Podemos acentúa su discurso de los dos bandos: en uno, la gente decente; en el otro, los corruptos y mafiosos, mayormente, del PP.

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Pablo Iglesias, ayer, en el mitin de Podemos en Móstoles. FLICKR PODEMOS

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MADRID.- Se gritaba que sí se podía pero crean que lo de ayer no había quien lo aguantara. Con esos 36 grados a la sombra de haber habido sombra, con esa flama que subía desde el asfalto de aquel parking al que los de Móstoles llaman recinto ferial, con ese transpirar goteante y monótono que sobrepasaba los límites de la secreción humana no se podía de ninguna de las maneras. La gente decente a quien ayer se dirigió Pablo Iglesias era un río de sudor, un caudaloso Danubio de humores. Ahí tenía que haber estado la casta para que supiera lo que era bueno, para que sintiera el sofoco y la camisa pegada al cuerpo, que es una sensación muy desagradable. Joder, qué calor.

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Se trata de situar a cada uno en su bando. En uno, los sudorosos valientes; en otro, las élites de PP y C's

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El Iglesias de esta campaña se parece poco al de las europeas. Se le ve más tronante y menos didáctico, algo "áspero" por usar sus propios términos y bastante crispante, si hay que hacer caso a sus adversarios políticos, que llevan mal que les llame chorizos a cada frase. Ha cambiado también de vocabulario. Sigue lógicamente hablando de la gente, que eso es sagrado, pero para referirse a la casta ya admite un abanico de sinónimos tales como "caraduras", "sinvergüenzas" y, sobre todo, "ladrones". La lucha se plantea entre la gente corriente, la que es "de los barrios y los pueblos", la que viste normal y no necesita corbata (sobre todo ayer) y los mangantes que "se han forrado a costa del Estado" y que, esencialmente, son del PP.

lorena ruiz-huerta FLICKR PODEMOS

La gente es mayoría porque, y aquí hay que volver a citar a Errejón, es un conjunto inmenso que no entiende de etiquetas ya que ser de izquierdas o de derechas "no es lo más importante". Lo fundamental es que los "traidores a la patria", los que querían para el resto lo que no aceptaban para sus familias, han roto el "pacto de convivencia" que sí cumplieron los que se dejaron la piel trabajando mientras otros robaban a manos llenas.

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