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El abogado José María Ruiz tenía un sueño: quería ser como Le Pen. Allá por 2013, en plena efervescencia de los partidos xenófobos en Europa, el letrado montó en España el Partido Por la Libertad. Lo suyo no fue la originalidad: se trataba del mismo nombre de la formación liderada en Holanda por otro ultraderechista confeso, Geert Wilders. Cinco años después de lanzarse a aquella aventura política, Ruiz sabe hoy que la historia no le recordará precisamente ni como el Le Pen ni como el Wilders español.
La culpa de todo la tiene Vox. La irrupción del partido fundado por Santiago Abascal ha generado un auténtico cisma en la ultraderecha española, nada acostumbrada a los éxitos electorales. En este país, el voto hacia las formaciones de extrema derecha era algo residual. Testimonial. Anecdótico. Hasta que llegó el 2 de diciembre y Vox conquistó 12 escaños en el sur. Paradójicamente, en ese preciso instante muchos ultraderechistas vieron, por fin, su norte.
Ruiz no tardó muchos días en admitir la nueva realidad. “Los acontecimientos de los últimos meses, principalmente las elecciones en Andalucía y la irrupción de Vox en el Parlamento Regional de aquella Comunidad Autónoma, han significado para muchos militantes del Partido por la Libertad la constatación de que no es este el proyecto que buscaban”, dice el comunicado de despedida. Básicamente, admite el sinsentido de realizar “esfuerzos que con casi total seguridad serían infructuosos de cara a las próximas elecciones municipales y europeas”. Oficialmente no se suma a Vox, aunque reconoce “la plena libertad que todos tienen para sumarse a lo que mejor consideren”.
El partido del abogado era uno de los componentes de la Federación Respeto, una coalición “identitaria” integrada también por España 2000 y Plataforma X Catalunya (PXC). Donde alguna vez hubo amor hoy sólo hay malas caras: el terremoto Vox también ha llegado al seno de esta coalición. De hecho, Respeto se presentó como tal a las elecciones andaluzas por Jaén: allí obtuvo 1.032 votos (0.32%). En esa misma provincia, Vox alcanzó los 27.671 sufragios (8.72%).
Así las cosas, el proyecto de federación identitaria ya es parte del recuerdo. Hace algunos días, el medio ultraderechista Mediterráneo Digital confirmó que PXC, que en las elecciones municipales de 2011 llegó a conseguir 67 concejales y hoy conserva ocho, se retira también de Respeto.
Mientras tanto, el ex líder de PXC, Josep Anglada, se mantiene alejado de esos rifirrafes. Su destino está ahora en Somos Identitarios, la nueva formación xenófoba que ha puesto en marcha bajo críticas despiadadas hacia sus antiguos compañeros de partido, a quienes ha calificado de “sanguijuelas”. Tampoco tiene muy buenas palabras hacia Vox: antes de las elecciones andaluzas, el ultra catalán afirmó que ese partido es la “disidencia controlada por la élite globalista”, mientras que definió a Abascal como “un caradura siempre pegado a la teta política”.
No piensa lo mismo la actual secretaria general de PXC, Mónica Lora, quien además se desempeña actualmente como concejal en Mataró. Tras conocerse los resultados electorales en Andalucía, la dirigente ultraderechista escribió un elogioso mensaje en Twitter, desde donde felicitó a Abascal por el éxito obtenido en las urnas y por “traer mensajes tan importantes como la defensa de España, la lucha contra la inmigración ilegal y la expulsión de la corrupción del mapa político. Era necesario”, subrayó.
Mirando a Abascal
Son momentos de reformulación en el mapa de la extrema derecha española, habitualmente fraccionada en innumerables grupúsculos con apoyos marginales. Para bien o para mal, hoy todos miran al partido de Abascal. “Los resultados de Vox en las elecciones de Andalucía ha descolocado todo”, afirma a Público Eduardo González, portavoz de Sare Antifaxista (Red Antifascista), un colectivo que sigue muy de cerca los movimientos que se producen en el ámbito ultra a nivel del Estado.
En la vieja Falange Española de las JONS ya han probado el efecto Vox en sus propias carnes. En las elecciones andaluzas del pasado 2 de diciembre, la formación joseantoniana recibió 2.441 votos (0,23%), mientras que en las autonómicas de 2015 había obtenido 4.759. En cualquier caso, los falangistas no pierden la fe: de cara a las europeas de mayo próximo formarán parte de una coalición “euroescéptica” en la que también participarán la otra marca de la Falange -liderada por Manuel Andrino-, Alternativa Española y Democracia Nacional. Sus listas llevarán el nombre de ADÑ.
Tampoco se descarta la aparición de un nuevo actor electoral de extrema derecha: los neonazis de Hogar Social Madrid han afirmado públicamente que no descartan convertirse en algún tipo de plataforma política, aunque se desconoce si conseguirán hacerlo antes de la próxima cita con las urnas. “En un momento dado, quien quiera votar opciones de ultraderecha, neonazis o fascistas puede llegar a tener hasta seis candidaturas para elegir”, destacan desde Sare Antifaxista.
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