Así se movilizaron Bono e Ibarra en favor de un pacto del PSOE con el PP de Aznar en vez de con la IU de Anguita
Los barones más conservadores instaron a alcanzar acuerdos con los populares y despreciaron cualquier acercamiento a IU, según consta en las actas de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE.
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Los acuerdos con la izquierda no siempre han despertado algarabía en ciertas familias del PSOE. No hay más que ver las incendiarias declaraciones de los últimos días de Felipe González y Alfonso Guerra contra Pedro Sánchez. Las actas de las reuniones de la Comisión Ejecutiva Federal socialista entre 1996 y 1998, con el PP de Aznar en el Gobierno, condensan el rechazo que destacados dirigentes del PSOE mostraron hacia los pactos con IU y con el referente histórico de ese espacio, Julio Anguita.
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Según consta en los documentos entregados en 2022 por el exministro José Bono al archivo de la Fundación Pablo Iglesias, el órgano de dirección del PSOE fue escenario de debates sobre la conveniencia de acercarse a IU para tratar de poner fin al Gobierno de Aznar y volver a situarse al centroizquierda en La Moncloa. Según confirman esas actas, en realidad había más preocupación por el centro que por la izquierda.
Juan Carlos Rodríguez Ibarra, entonces presidente de la Junta de Extremadura, fue uno de los primeros barones que habló sin tapujos de explorar acuerdos con el PP en términos de gobernabilidad. Lo hizo en la reunión de la ejecutiva socialista del 28 de octubre de 1996, coincidiendo con los debates sobre financiación autonómica y las exigencias de CiU y PNV al respecto.
"Rodríguez Ibarra dice que el tema autonómico no es sólo económico. En este tema se habla de financiación-fuerza. Piensa que no hay un solo nacionalismo que no aspire a ser Estado, y que hay dos caminos para conseguirlo: separarse o debilitar al máximo el poder del Estado", puede leerse en el acta de aquella reunión.
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Su interpretación de la situación política no terminó allí. Advirtió, además, de que la ciudadanía estaba "nerviosa" y que era un asunto que causaba preocupación. "Hay que pedir a los nacionalistas que si quieren comprometerse que gobiernen –indicó–, y, si no, el partido tiene que estar en disposición de ser llamado para solucionar esto", afirmó.
"Si no responde el PP, presentaría en su gobierno la coalición PSOE-PP", dijo Rodríguez Ibarra, lo que despertó preocupación en otros barones. Manuel Chaves, entonces presidente de la Junta de Andalucía, dijo "estar aterrado con el tema de la gran coalición, en referencia a la intervención de Rodríguez Ibarra". "Le preocupa que mañana saliera en los medios de comunicación", dice el acta.
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Anguita, "fundamentalista"
Cinco meses después de que Rodríguez Ibarra manejara esa idea de "gran coalición" con el PP, el socialista José Bono, presidente de Castilla La Mancha en ese momento, propuso dar otro paso no menos polémico: apartarse de cualquier acercamiento a IU y buscar la simpatía de la Iglesia católica.
Todo ocurrió en la Comisión Ejecutiva Federal del 30 de junio de 1997. Luego de que el entonces secretario general del PSOE, Joaquín Almunia, diera detalles sobre las "conversaciones que ha mantenido con las fuerzas políticas, sindicales y sociales progresistas" y leyera "el borrador de carta que el PSOE enviará a IU", Bono tomó la palabra para reivindicar un recorrido en dirección opuesta.
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"Dice que no sería bueno trasladar la imagen de que nuestros contactos con las fuerzas progresistas se limitan a Izquierda Unida. Mantiene que hay muchos españoles que se consideran progresistas pero que no son partidarios de uniones con el Partido Comunista", puede leerse en el acta de aquella reunión.
"No procede caminar hacia el fundamentalismo de Anguita"
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Seguido, Bono mostró sus preferencias. "Dice que no debemos perder el espacio de centro y que no procede caminar hacia el fundamentalismo de Anguita con desprecio de las posiciones moderadas", señala el documento. Además, el político socialista llamó a "establecer o mejorar relaciones con la Iglesia católica".
"No perder el centro"
Los debates en el seno de la dirección socialista sobre posibles acuerdos con IU continuaron durante los meses siguientes, lo que sirvió para que se volvieran a plasmar las voces contrarias a cualquier viraje del PSOE hacia la izquierda.
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En la reunión del 8 de junio de 1998, el dirigente socialista Narcís Serra mostró sus dudas sobre la viabilidad política del diálogo con IU y Nueva Izquierda (NI), la escisión que lideraba Cristina Almeida. "Opina que es preocupante que nos quedemos enzarzados en las conversaciones con IU y NI y perdamos el centro", señala el acta.
Chaves también dijo estar "preocupado" por los posibles acuerdos con IU y advirtió de que podía provocar la pérdida de "votantes de centro". "Cree que hay que sentarse con IU exigiéndoles un cambio de actitud y sin llegar a pactos programáticos", describe el documento.
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Bandera del diálogo
En esa misma reunión, Almunia hizo ver a sus compañeros que "no se pueden crear expectativas en el diálogo con IU, que no hemos iniciado nosotros sino ellos". "Aunque podamos pactar algunos temas sectoriales que nos interesen, no ve posible llegar a acuerdos en los grandes temas. Piensa que hay que evitar que se apropien de la bandera del diálogo con la izquierda", subraya el informe del encuentro.
Pese a las reticencias mostradas por varios barones del PSOE, los acuerdos con IU igualmente fructificaron. Los socialistas e Izquierda Unida alcanzaron pactos en más de 300 localidades tras las elecciones municipales de 1999, mientras que en febrero de 2000 hubo un acuerdo programático de mínimos –incluyendo una alianza electoral en las candidaturas al Senado en 27 circunscripciones– de cara a las elecciones generales que se celebrarían en marzo de ese año.
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Aquel acuerdo que cierta parte del PSOE rechazaba no deparó buenos resultados para sus protagonistas: tanto el Partido Socialista como IU perdieron escaños en relación a las anteriores elecciones generales. El PP, que alcanzó la mayoría absoluta, fue el gran vencedor.