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Maragall da el portazo a Zapatero

El expresidente de la Generalitat afirmó que si a alguien le debía el presidente la victoria era a él y a Alfonso Guerra, que prestó un decisivo apoyo al entonces candidato de Nueva Vía para frenar a Bono

Ferran Casas

No podía acabar de otra manera. El profundo desencuentro de Pasqual Maragall con José Luis Rodríguez Zapatero y la dirección del PSC dio al traste con trenta años de militancia socialista del expresidente catalán. Así lo anunció ayer él mismo en un magazine en Catalunya Ràdio. 'Ya no pago la cuota', afirmó de forma despreocupada.

Maragall no abandona de forma plácida el PSC, que presidió hasta junio. El que fue alcalde de la Barcelona Olímpica y primer presidente socialista de Catalunya reincidió en sus críticas a Zapatero y a Montilla y en los avisos encriptados.

Zapatero, como Felipe

Sobre el presidente del gobierno afirmó que, visto en perspectiva, 'fue un error' haber confiado en él para liderar el PSOE. Así, explicó que cuando Zapatero ganó el congreso del PSOE en 2000 y mientras lideró la oposición 'era un federalista castellanoleonés'. Una característica que, a juicio de Maragall, dejó atrás cuando entró por la puerta de la Moncloa. 'Viéndose en la obligación de gobernar optó por la línea de Felipe González'. Al expresidente del gobierno, Maragall le ha recordado los últimos meses su marchamo centralista.

Para él, Zapatero sigue el guión de González cuando pacta con los nacionalistas de derechas, como PNV o CiU. Afirmó que con Artur Mas acordó el Estatut ante la evidencia que España 'es complicada' y que quienes mejor expresan 'sus rarezas' son peneuvistas y convergentes.
Montilla también salió mal parado. Maragall le atribuyó haber apoyado a José Bono (el dirigente del PSOE más alejado de las tesis federalistas que, programáticamente, promueve el PSC) y no a Zapatero.

Maragall recordó que él sí apostó desde el primer momento al actual presidente ante un Bono avalado por los barones y la vieja guardia de Ferraz, González incluído. 'Todos defendían a Bono: Montilla, Serra, Chaves, que era presidente del partido...', evocó.

El expresidente de la Generalitat afirmó que si a alguien le debía Zapatero la victoria era a él y a Alfonso Guerra, que prestó un decisivo apoyo al entonces candidato de Nueva Vía para frenar a Bono.

Maragall reveló que ha dejado de pagar la cuota pero no como formalizará su baja de militante, cosa que debería hacer por carta en su agrupación de barrio barcelonesa. Su esposa Diana Garrigosa rompió el carnet poco después de que se supiera que Montilla y no su esposo encabezaría la lista del PSC al Parlament en las últimas autonómicas, cosa que ambos encajaron muy mal.

Al arquitecto del tripartito también le ha alejado del PSC su propuesta de impulsar un Partido Demócrata de carácter transversal, como el que se acaba de fundar en Italia o existe en Estados Unidos. Para tranquilidad de los socialistas afirmó que, si se crea, él no será candidato a nada pero introdujo elementos de duda sobre la cohesión del PSC al afirmar que diversos alcaldes (no reveló nombres) están con él.

Volver a empezar

Maragall entró en el debate sobre la suerte que el Estatut puede correr en un Tribunal Constitucional en manos de la derecha judicial y que debe estudiar siete recursos conra el texto. Afirmó que si se recorta lo aprovado en referéndum será necesario 'empezar de nuevo'. Él ya no estará.

Los socialistas catalanes exhiben 'respeto y cariño' a su ex líder

El PSC acogió con suma consideración el anuncio de Maragall de abandonar el partido, con el que siempre ha mantenido una relación singular. Exhibió 'respeto y cariño' por su figura pese al boquete que les abre un adiós que, pese a ser previsible, escuece. La dirección evitaba valorar su discurso, que Montilla nunca ha rebatido públicamente por respeto político, personal e institucional al expresidente.

Se limitaba a matizar que no era cierto que Montilla y el aparato del PSC hubieran apoyado a Bono frente a Zapatero. A quien sí dieron apoyo, admitían, era a Chaves. Una vez este dijo no a liderar el PSOE los delegados fueron al congreso del 2000 sin consignas.

El PSC explicó que, a nivel formal, Maragall no perderá la condición de militante hasta dentro de un año si no es que envía una carta pidiéndolo. Los impagados del partido se dan de baja al cabo de un año en el cupo de las bajas pasivas.

Esquerra, el PP e ICV se refirieron a su anuncio. La portavoz independentista Marina Llansana expresó 'pleno respeto' y esperó que encuentre plataformas más adecuadas que el PSC para sus propuestas. Su homóloga del PP Carina Mejías indicó que 'cuestiona la estrategia de Zapatero' y Joan Herrera, de ICV, encontró 'lógico' su adiós.

Convivencia difícil

Maragall siempre tuvo una convivencia difícil con el aparato del socialismo catalán y el PSOE. En 1997 las diferencias con la federación de Barcelona le llevaron a dejar la alcaldía, a la que llegó en 1982. Se fue a Roma y volvió para llevar a los socialistas catalanes a la Generalitat. A punto estuvo en 1999 y lo consiguió en 2003. El convulso tripartito con ERC e ICV duró tres accidentados años llenos de crisis y tensiones pero consiguió alumbrar el nuevo Estatuto.

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