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La crisis de Podemos tras la decisión de Íñigo Errejón de integrarse en Más Madrid ya es una crisis de la izquierda. Lo es en Madrid, comunidad donde se ha escenificado el cisma, pero también en el resto de territorios, que temen el posible impacto que pueda tener esta ruptura en las elecciones municipales y autonómicas.
En el Consejo Ciudadano que Podemos celebró el miércoles para tratar de reaccionar al “golpe” –así denominaron algunos miembros del partido al movimiento de Errejón– se acordó reforzar el estatus de Podemos como la principal herramienta del cambio, una posición que ocupaba desde la construcción del espacio político de Unidos Podemos.
Precisamente por eso, su papel como aglutinador de las fuerzas del cambio, su crisis se ha extendido al resto de fuerzas de la izquierda. Por eso y porque la decisión de Errejón se produce cuando todavía no se han cerrado todas las candidaturas del denominado espacio del cambio que concurrirán a las elecciones autonómicas, entre ellas la de la Comunidad de Madrid.
Desde Izquierda Unida, el movimiento del que fuera número dos de Podemos se ha visto como un paso atrás. “Antes había unidad, y ahora tenemos que trabajar por conseguirla”, apuntaba el coordinador federal del partido, Alberto Garzón, esta semana. La formación ha sido testigo directo de esta crisis, que, sea como fuere, ha reordenado en cierta medida las posiciones de los diferentes actores políticos del espacio del cambio.
En primer lugar, por la introducción de un nuevo actor, Más Madrid, que quiere aglutinar en torno al tándem Errejón-Carmena –esa es la única certeza estratégica, a falta, de momento, de una propuesta programática– a las fuerzas que conforman Unidos Podemos. Pero también porque los de Iglesias están en un proceso de recuperación política y anímica del que el Consejo Ciudadano parece ser solo el inicio.
En este contexto, IU se ha erigido de forma consciente como la formación que puede reconstruir puentes para mantener viva la idea de la candidatura única en Madrid. La intención de todas las fuerzas (también la de Podemos y la de Más Madrid) es conseguir la ansiada “unidad”, pero, de nuevo, las formas parecen determinar sobremanera el fondo.
Mientras en Podemos, y también en IU, se apuesta por cerrar un acuerdo con Equo antes de negociar con Errejón, Más Madrid apuesta por superar el Unidos Podemos de 2016 a través de su plataforma, “menos rígida y más líquida y flexible” –deslizan sus afines– que la actual coalición. En Izquierda Unida tienen claro que el horizonte es la candidatura unitaria y han movido ficha para lograrlo, pero también han querido recordar, en un segundo plano, a veces más visible y otras, menos, cuál es su proyecto.
En esta línea, IU Madrid ha convocado a todas las fuerzas a un encuentro el lunes para avanzar en la construcción de una candidatura única. Al tiempo, ha mantenido reuniones por separado tanto con Podemos como con Más Madrid, en las que ha destacado la “sintonía” con ambas formaciones.
El debate de las siglas, lejos de ser urgente
El responsable de relaciones políticas de IU Madrid, Álvaro Aguilera, afirmó esta semana, tras reunirse con los de Iglesias, que no veía “viable” concurrir con la marca Unidos Podemos en la comunidad, unas declaraciones a las que salió al paso la portavoz del grupo confederal en el Congreso, Irene Montero, que recordó que la militancia de su partido había refrendado estas siglas.
La Comisión Colegiada Federal de IU quiso marcar su posición y recordó que el acuerdo marco que habían alcanzado con Podemos y Equo en junio del pasado año establecía la fórmula “Unidas” –a falta de que en cada territorio se materialice un acuerdo–, aunque desde la federación madrileña del partido también quisieron hacer memoria para traer al debate el caso andaluz, donde las formaciones concurrieron bajo las siglas de Adelante Andalucía.
Desde el partido se insiste en que, aunque la cuestión de la marca debe debatirse y es importante, lo más relevante y el foco donde centran sus esfuerzos actualmente es en lograr una candidatura única en base a un acuerdo programático. Lo más complejo en las circunstancias actuales, insisten, es lograr este acuerdo, que esperan que, de alcanzarse, sirva como base sólida para el debate del resto de cuestiones, incluida la marca.
El problema de las siglas no llegará hasta que se resuelvan otros problemas, como el de la candidatura unitaria, que este lunes tiene su primera prueba de fuego en la reunión. El equipo técnico de Podemos Madrid –que asume las funciones de la dirección desde la dimisión del que era el secretario general autonómico, Ramón Espinar– ya ha adelantado que no acudirá al encuentro.
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