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MADRID.- Tarda veinte minutos en recorrer cincuenta metros del madrileño parque Tierno Galván en el que Podemos da la bienvenida a la primavera… y a la precampaña electoral. Se deja fotografiar con una sonrisa, responde parlanchina a todo el que se acerca y, después, se justifica: “Es que llevo meses de mucho Congreso y poca calle”.
28 años, psicóloga, activista y vecina del barrio de Moratalaz hasta hace tres días, asegura que “hace falta mucha voluntad y mucho contacto con la gente para que el Congreso no te coma”…. el Congreso y haber pasado del anonimato a la portavocía adjunta de Podemos y a mover los hijos del gabinete de Pablo Iglesias.
“Es mi tía la que, cuando me llama cada noche, me pone los pies en la tierra”, cuenta. Y sorprende que alguien tenga la capacidad de contener a Irene Montero–“tengo bastante carácter”, reconoce- para quien los 140 caracteres son una quimera.
¡Cuánta popularidad!
Estas muestras de cariño representan a los millones que, en dos años, han conseguido que estemos en la instituciones y tengamos la posibilidad de gobernar y cambiar las cosas. Es una sensación bonita aunque también un poco abrumadora porque los méritos son compartidos, colectivos, aunque se personalicen en la gente que tenemos representación.
¿Qué le va a decir Pablo Iglesias este lunes al rey?
Lo que le dijimos la última vez: que queremos un gobierno de progreso que pasa por
una coalición con el PSOE, pero que el PSOE nos ha dicho claramente que no quiere
gobernar con nosotros. Y que si el PSOE no rectifica nos estará condenando a una
segunda vuelta electoral que nosotros saldremos a ganar.
¿Por qué dice “segunda vuelta”? Es una repetición de elecciones.
El 20D la gente dijo qué fuerzas políticas y qué proyecto de país le gustaba más. Eso dio como resultado el fin del turnismo y un Parlamento mucho más plural. En una segunda vuelta –si se produce finalmente- la gente se va a preguntar qué fuerza está capacitada para liderar un gobierno. Por eso lo llamo segunda vuelta. No es independiente de las anteriores elecciones. Es una vuelta de tuerca del 20D con la que la gente va a decir: ya hemos sido capaces de acabar con el bipartidismo, ahora toca elegir a la fuerza capaz de liderar un proyecto de gobierno
La gente también está enfadada. Imagine que, en esa “segunda vuelta”, PP y C´s
consiguen mayoría parlamentaria.
Es cierto que puede haber un cierto hastío, hartazgo, porque llevamos mucho tiempo -parece que en el ‘día de la marmota’- sin ser capaces de llegar a un acuerdo. Pero también hay una lectura positiva. El 20D fuimos capaces de acabar con el sistema del turno pero quedamos en un equilibro en el que lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer. Por eso, una segunda vuelta electoral tiene una lectura positiva en clave democrática. Porque la gente puede decidir de nuevo cómo terminar de cerrar esa crisis de régimen: si con las políticas de austeridad o en el sentido positivo de un gobierno de progreso.
¿No piensa que haya sido un fracaso?
Lo mejor hubiera sido tener un gobierno de progreso; las elecciones no son nuestra primera opción. Pero, cuando se viven momentos de crisis económica, política y social como los que vivimos, los cambios a veces no son tan rápidos como nos gustaría. Eso lo hemos aprendido bien en Podemos.
Puede ser que haya una lectura en términos negativos. Pero también ha de verse como un proceso histórico de cambio, que tiene que ir concluyendo y que exige, para ello, que la gente vuelva participar. Porque la soberanía reside en el pueblo y en los momentos de crisis el voto cuenta muchísimo más que en los momentos de calma.
¿Qué parte de culpa tiene Podemos en no haber conseguido el gobierno a la valenciana que pretendía?
Hemos podido cometer muchos errores. Y se han producido situaciones que nosotros no considerábamos malas y que el PSOE ha vivido como una ofensa. Lo más grave, quizás, mirarles de igual a igual y recordarles que los ciudadanos nos pusieron a su mismo nivel porque nos separan solo 300.000 votos.
El error más grave, no obstante, es el que cometió el Partido Socialista dejándose llevar hacia atrás, hacia Ciudadanos, hacia las políticas de austeridad, en lugar de las políticas del progreso que nosotros les proponíamos.
En cualquier caso, quien ha de repartir las responsabilidades del fracaso es la ciudadanía. Y la mejor forma de hacerlo será, seguramente, con su voto en una segunda vuelta.
Descartada pues la posibilidad de acuerdo en tiempo de descuento…
Ojalá el PSOE rectifique y quiera un gobierno de progreso con nosotros.
Estamos en la “segunda vuelta”. ¿Cómo van las negociaciones con Izquierda
Unida? Me dirá que no las hay…
Hay mucha voluntad y contactos exploratorios. Tenemos la firme convicción de que es
nuestra responsabilidad hacer la candidatura más fuerte posible para ganar las elecciones al PP… si hay esa segunda vuelta.
¿Por qué ahora y no para el 20D?
Por el carácter de segunda vuelta de estas elecciones -en las que la gente se va a preguntar no tanto por el proyecto de país sino por las fuerzas que, dentro de ese proyecto, están capacitadas para liderar un gobierno de cambio- ver a las fuerzas de
progreso lo más unidas posible y con la fuerza para formar gobierno va a ser determinante. Sin que eso sea incompatible con un proyecto de país transversal y para la mayoría social.
¿Con qué siglas?
La gente tiene que identificar claramente el proyecto de cambio. Por suerte, el problema de las siglas o las fórmulas legales no va a ser determinante. Después de todos estos meses de bombardeo informativo constante –lo digo en el buen sentido- la gente tiene muy claro lo que pensamos cada uno, lo que hemos hecho o dejado de hacer, y creo que las fórmulas legales y las siglas van a ser lo de menos. También estoy convencida de que Podemos va a ser un significante claro y una marca que identifique al progreso como ya lo fue el 20 de diciembre.
Para Alberto Garzón sí es importante que se respete la identidad de IU…
Solo hay voluntad y contactos exploratorios pero no va a haber problemas con nada que tenga que ver con siglas o fórmulas legales.
¿Consultarán a las bases un posible acuerdo con IU?
Estamos obligados a consultar por estatutos. Y es una buena obligación que la gente decida en último término las alianzas.
¿Y los candidatos?
Entendemos que, al ser una segunda vuelta, los candidatos pueden seguir siendo los mismos porque el proyecto es el mismo.
¿Qué va a pasar con las confluencias en Catalunya, Galicia o Valencia
Se reeditarán.
¿Y con Iñigo Errejón? ¿Será de nuevo el director de la campaña electoral?
No hemos repartido aún responsabilidades. Seguramente repetiremos las fórmulas colectivas de reparto de trabajo en directorios amplios. Y qué duda cabe de que Iñigo Errejón será una pieza determinante… como director de campaña, creo yo. En todo caso será, como ha sido siempre, una pieza determinante.
¿Qué le pasa a Podemos con los medios de comunicación?
A pesar de lo que ha pasado en los últimos días, creo que nos llevamos bastante bien. Hemos demostrado ser una fuerza que da mucho valor y respeta profundamente a los medios de comunicación. Hacemos ruedas de prensa largas, constantes, en las que
no hemos limitado las preguntas; tenemos una coral de portavoces siempre disponibles para hablar con los medios.
Eso no obsta que haya un debate –que no propone Podemos sino la sociedad- sobre
cómo no siempre los grandes jefes de los medios han sido justos con Podemos y han
puesto en portada denuncias de supuesta financiación ilegal que después, cuando se
archivan las querellas por cuarta vez, no ocupan las mismas portadas.
No está de más que ese debate, que la sociedad tiene claro, nosotros lo recordemos y
lo pongamos también a veces sobre la mesa. Pero la relación con los medios creo que
es excelente.
¿Regañó la jefa de gabinete a Pablo Iglesias cuándo dijo lo que dijo sobre un
compañero?
Él fue muy consciente -y por eso pidió perdón sin necesidad de que se lo dijéramos- de que no debía haber personalizado.
Sin embargo, creo que también fue honesto. Y no siempre se le reconoce a Pablo la
honestidad de poner encima de la mesa debates que para la gente son, a veces, mucho más claros que para los políticos y los parlamentarios.
Le pregunto ahora a la psicóloga. Defina a Pablo Iglesias
Es una mente brillante con muchísima capacidad para escuchar.
¿Qué ha aprendido del Congreso? El Parlamento igual es buen campo de
investigación psicológica.
Que hace falta mucho contacto con la calle porque el Congreso te puede comer. Hacen falta mecanismos democráticos para que no te coma el Congreso. Y mucha voluntad para no dejarte comer.
¿Cuál es la patología de la España de la corrupción?
No creo que sea un problema psicológico. Es un problema político. No habría corrupción si existiesen mecanismos democráticos para evitarla. No depende de la moralidad ni de una característica psicológica. Sino de que, en nuestro país, la corrupción se ha convertido en una forma de gobierno.
¿A qué político recetaría diván con urgencia?
Me sentaría yo la primera. La terapia es siempre útil. Los procesos para reflexionar
sobre uno mismo siempre son positivos. Así que la primera… yo.
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