Este artículo se publicó hace 2 años.
Irán: contexto político y social de las protestas
Sara Serrano
Madrid--Actualizado a
Me gustaría recomendar un artículo que me ha resultado muy útil para comprender lo que está ocurriendo en Irán. Se titula Irán. Descontento generalizado entre las clases trabajadoras y los pobres, escrito por el marxista iraní Sepehr Houshang y publicado en Viento Sur.
Irán es una teocracia desde la revolución islámica de 1979. La Constitución de la República Islámica, establece que la máxima autoridad política y religiosa es el Líder Supremo, que controla el Parlamento, la Presidencia, el Poder Judicial, la Guardia Revolucionaria, el ejército regular, los servicios de inteligencia, los organismos policiales, la élite clerical, los directores de la oración del viernes y gran parte de los medios de comunicación.
Bueno pues desde hace 33 años este cargo lo ocupa el ayatolá Alí Jamenei.
Para entender el poder represivo de la teocracia iraní creo que es interesante recuperar algo que dijo Jamenei el pasado mes de junio a los jueces, y que cita Houshang en su artículo: "El Dios de los años ochenta sigue siendo el mismo Dios que hoy". Con esto, el dictador iraní se refería a la ejecución sistemática de decenas de miles de presos políticos opositores al régimen durante la década de los 80.
Precisamente, el actual presidente, Ebrahim Raisi, formó parte del denominado "Comité de la muerte" que organizó la masacre de presos políticos de 1988. Raisi tiene fama de duro y es apodado "el verdugo". Su mandato comenzó el 3 de agosto de 2021 y el líder supremo depositó su confianza en él para que acabara con la facción reformista y frenara las crecientes protestas.
Ebrahim Raisi estaba llamado a reprimir la protesta social pero hasta ahora parece que no ha logrado su objetivo. Desde el inicio de su mandato, y a pesar de la violencia extrema del Estado, las protestas se han radicalizado y extendido a lo largo de todo el país. Las manifestaciones contra el asesinato de Mahsa Amini se producen en un contexto de gran agitación social. Sólo en el último año, se han registrado más de 4.000 huelgas y protestas de trabajadores, profesores, funcionarios, pensionistas y trabajadores de hospitales.
Esto no ha impedido una gran movilización. Una de estas huelgas movilizó a más de 100.000 trabajadores del sector petrolero. Duró dos meses y sólo finalizó cuando se cumplieron la mayor parte de sus exigencias. Por otra parte, en varias regiones del país se han producido manifestaciones contra la escasez de agua y la mala gestión de la "mafia del aguada", creada por el régimen. Las protestas las iniciaron cientos de agricultores, pero rápidamente se unieron a ellos miles de residentes locales.
Además los cortes de luz son bastante frecuentes. Y bueno, más recientemente, también ha habido importantes protestas de profesores que se han saldado con cientos de arrestos y encarcelamientos. Frente a todas estas revueltas, la respuesta del régimen iraní ha sido contundente: detenciones, elaboración de expedientes judiciales falsos, acusaciones inventadas, difusión de calumnias contra los manifestantes...
En primer lugar, tiene que ver la gran crisis en la que está sumido el país desde enero de 2020. Las sucesivas crisis monetarias, las subidas de precios de productos esenciales y del combustible y el aumento de la inflación han empobrecido aún más a la población iraní. Uno de los motivos de esta recesión es la guerra económica con Estados Unidos y sus aliados regionales Israel y Arabia Saudí y el aislamiento internacional.
Pero al aislamiento internacional hay que añadir otros factores, la corrupción endémica y los problemas estructurales de la economía del país. En la actualidad, el sistema económico de la República Islámica es una mezcla de capitalismo salvaje del sector privado y de capitalismo estatal amiguista altamente corrupto. Los principales beneficiarios han sido las organizaciones estatales, los cárteles y el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica.
Para finalizar me gustaría dar algunos datos que revelan la desastrosa situación económica del país: Irán ocupa el puesto 150 de 180 países en una encuesta de Transparencia Internacional sobre políticas anticorrupción. La renta per cápita del país ha crecido menos del 1% entre la revolución y hoy. Casi la mitad de los hogares iraníes viven por debajo del umbral de la pobreza. La tasa de inflación ha superado el 35% en los últimos tres años. Las importaciones de Irán se han reducido a la mitad en los últimos 10 años. Y el índice de confianza social, que había alcanzado casi el 70% en 1981, se ha reducido a cerca del 20% en el último año.
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