Inés Arrimadas abandona la política solo dos días después de que Ciudadanos decidiese no presentarse a las generales del 23 de julio. Una decisión que "no solo comparto plenamente, sino que he defendido", ha asegurado la expresidenta de Ciudadanos. Así, con el partido naranja fuera de la carrera electoral, Arrimadas deja la vida política y explorará salidas profesionales en la empresa privada. 

"En este tiempo he tenido errores y aciertos, pero pueden estar seguros de que siempre he tomado todas las decisiones pensando en que era lo mejor para nuestro país. Hoy no puedo resumir todo lo que he aprendido, todo lo que he vivido, todo lo que he sufrido, todo lo que he disfrutado, pero sí hay una palabra que puede resumir todo lo que siento y es gracias", ha dicho Arrimadas en su despedida. Una intervención sin preguntas en el Congreso. 

Desde su entorno aseguran que ya tenía tomada la decisión antes de la debacle del partido el pasado 28 de mayo —en el mes de abril ya trasladó su domicilio de Madrid a Jerez—, pero los calamitosos resultados la aceleraron. 

En su adiós, Arrimadas se acordó de Albert Rivera, al que le dio las gracias por la "oportunidad", y de sus compañeros tanto del Parlament de Catalunya como del Congreso. "Hemos vivido cosas inimaginables, buenas y malas", aseguró. Lo cierto es que su etapa final ha estado marcada por una gran bronca interna con sus compañeros de partido. El que fuera su "fiel escudero", Edmundo Bal, se revolvió contra su hoja de ruta como líder de Cs y Arrimadas se quedó sin más apoyos que el del diputado Guillermo Díaz en el grupo parlamentario. 

Con su salida de la política, Arrimadas zanja los rumores de salto al Partido Popular, donde la dirección de Alberto Núñez Feijóo asegura que no se le ha ofrecido "nada".