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El independentismo civil se moviliza en la primera Diada 'posprocés' y se conjura para persistir más allá de la crisis de los partidos

La convocatoria descentralizada reúne unas 80.000 personas en Barcelona y otras cuatro ciudades catalanas, en una manifestación conjunta de las principales entidades independentistas que permite constatar la capacidad de movilización, aunque lejos de las cifras de la década pasada.

Manifestació convocada a Barcelona per les entitats independentistes amb motiu de la Diada 2024.
Manifestación convocada en Barcelona por las entidades independentistas con motivo de la Diada 2024. Jordi Borràs / ACN

La manifestación independentista del Onze de Setembre se ha celebrado este año en un contexto político absolutamente diferente, en la primera Diada desde el inicio del procés sin un president de la Generalitat independentista después de la investidura en el cargo del socialista Salvador Illa. También la organización de la movilización ha sido muy diferente con una convocatoria descentralizada que ha contado con cinco manifestaciones prácticamente simultáneas en Barcelona, Tarragona, Lleida, Girona y Tortosa. Una convocatoria en que, además, la Assemblea Nacional Catalana ha cedido parte del protagonismo que ha tenido al frente de la manifestación de la tarde de la Diada desde el 2012. En esta edición, la movilización ha sido coorganizada por Òmnium, la AMI, el Consell de la República, la Intersindical y el CIEMEN, además de la propia ANC.

Los manifestantes han llenado de arriba abajo el paseo Lluís Companys de Barcelona donde se ha celebrado el acto político. Unas 60.000 personas habrían participado en la manifestación de la capital catalana, según la Guardia Urbana. Una cifra que se ampliaría hasta las 80.000 personas sumando los participantes en las otras cuatro ciudades. Los organizadores no han querido dar cifras como es habitual y se han limitado a asegurar que "somos muchos, seguro que no suficientes, pero muchos".

Con menos fuelle pero con capacidad de convocatoria

Más allá del habitual baile de cifras, la imagen ofrecida esta Diada permite a los organizadores defender que el independentismo mantiene una importante capacidad de convocatoria. Aunque también es obvio, y no lo niegan, que el momento de división y desmovilización independentista, combinado con la dispersión de las cinco convocatorias paralelas ha recortado sustancialmente la imagen de fuerza que años atrás tenía la manifestación de la Diada, en la década pasada. Se puede decir que el independentismo ha perdido fuelle en su capacidad movilizadora desde el 2012, pero todavía es capaz de reunir a decenas de miles de personas que han secundado las cinco convocatorias, con la de Barcelona obviamente a la cabeza.

Por supuesto, el nuevo Govern socialista y la pérdida de la Generalitat por parte del independentismo ha estado presente en las críticas de los organizadores. Con el presidente de la ANC, Lluís Llach, arremetiendo contra ello, acusando al president Salvador Illa de querer "seguir desmenuzando la nación". Llach ha advertido en un acto previo a la manifestación, celebrado en el Fossar de les Moreres de Barcelona, de que es necesario "volver a fortalecer" la nación catalana para poder conseguir la independencia. "Tenemos muchísimo trabajo", ha advertido el presidente de la ANC, pidiendo mantener la movilización en todos los frentes. Llach ha alertado de que "la España de matriz castellana" trata a Catalunya "como una colonia". "Hay que liberarse de este yugo", ha subrayado.

La movilización ha empezado a caminar en Barcelona desde la estación de França poco después de las cuatro de la tarde. Este año la convocatoria también ha tenido temáticas descentralizadas, desde la crítica al nefasto sistema ferroviario de Tarragona, a la reivindicación de una sanidad de calidad en Girona, pasando por la reclamación de vivienda en Barcelona, la defensa de los agricultores en Lleida o de un mayor equilibrio territorial y la preservación del río Ebro rechazando cualquier trasvase en Tortosa. Todo ello bajo el lema general Tornem als carrers (Volvemos a las calles). En Barcelona, el recorrido ha ido desde la estación de França hasta el Arc de Triomf, donde posteriormente tendrá lugar la Festa per la Llibertat que organiza Òmnium anualmente.

Duro manifiesto contra los partidos y el Govern socialista

El acto político ha empezado puntualmente como es habitual a las 17.14 horas de la tarde -en una alegoría al año de la caída de Barcelona en la Guerra de Sucesión-. En esta ocasión, el acto ha consistido en la lectura de un manifiesto unitario por parte de los dirigentes de las siete entidades convocantes. El manifiesto conjunto ha sido leído al término de la manifestación por Lluís Llach (ANC), Xavier Antich (Òmnium), Jordi Gaseni (AMI), Teresa Vallverdú (CxRep), Núria Ferrandis (La Intersindical), David Minoves (CIEMEN) y Sònia Pascual (CDR). En el parlamento consensuado, las organizaciones también han enviado un aviso al "Govern españolista" de Salvador Illa: "Ni estamos pacificados ni nos han pacificado". En el acto en la capital catalana, se ha puesto el foco en la crisis de la vivienda, y también ha intervenido una activista de la PAH que ha denunciado la situación.

Las intervenciones se han centrado en destacar los "desafíos" a los que se enfrenta Catalunya, contra los que "se necesitan las herramientas de un estado propio como es la financiación". El manifiesto se ha fijado también en cuestiones como la defensa de la lengua catalana y la eliminación del "expolio fiscal". También se ha centrado en la necesidad de "garantizar un futuro digno y justo para todos los catalanes" a través de la defensa del derecho a la vivienda, el campesinado o los bienes naturales.

Tampoco han faltado duras críticas a los partidos independentistas. "La pelea permanente en luchas cainitas nos ha llevado a donde estamos: la Generalitat en manos de un Govern españolista que hace pocos días se arrodillaba ante Felipe VI, el rey del 3 de octubre", ha dicho Xavier Antich. "Estar sometidos a España es una amenaza estructural para la supervivencia de la lengua y la cultura catalanas, y para garantizar un futuro digno a los ciudadanos de este país", ha añadido por su parte Jordi Gaseni, quien ha resaltado que "la independencia es un proyecto para vivir mejor". Y otras justificaciones para reivindicar la independencia: "Para superar los desafíos de una sociedad moderna, son necesarias herramientas de un estado propio, como la financiación", ha dicho Núria Ferrandis. La lectura del manifiesto ha terminado con un llamamiento "a todos los independentistas": "Basta de lamernos las heridas. Organicémonos.", han gritado desde el escenario.

Sin protagonismo de los políticos

Aunque en la cabecera de la manifestación no han invitado a ningún representante de partidos políticos, en la manifestación de Barcelona se ha podido ver una nutrida representación de Junts, con el secretario general, Jordi Turull, al frente. La participación de dirigentes de Esquerra ha sido más discreta pero una delegación encabezada por los secretarios generales adjuntos, Marta Vilalta y Juli Fernàndez, pero sin Marta Rovira ni Oriol Junqueras. La CUP también ha participado con diputadas como Laia Estrada como cara visible pero los anticapitalistas convocan su propia manifestación alternativa posterior al final de la Diada. La polémica presencia de miembros del partido de ultraderecha Aliança Catalana ha pasado desapercibida, aunque ha recibido duras críticas de algunos de los organizadores como el presidente de Òmnium Xavier Antich. Después de que su homólogo de la ANC, Lluís Llach, abriera la puerta a la participación del independentismo xenófobo.

Esteladas y pancartas críticas

El ambiente entre los miles de personas participantes ha sido festivo y reivindicativo a la vez que con una cierta resignación por el mal momento que atraviesa el independentismo. Aunque muchos manifestantes expresaban una voluntad inquebrantable de continuar con el proyecto independentista desde la sociedad civil, más allá de las luchas entre los partidos políticos. Las esteladas y las camisetas de color verde con el lema de la ANC de este año han sido los emblemas más visibles, con pocas pancartas a la vista y las que había eran contundentes contra el acuerdo de investidura de Illa entre el PSC y ERC con lemas como "Pacto de la vergüenza". O una gran pancarta con la silueta de Salvador Illa, con Pere Aragonès detrás, en la que se podía leer: "Quien avala el 155 no puede ser nuestro president". También algunas otras con reproches a los partidos con lemas como "Políticos cobardes".

La mayoría de las consignas han sido las favorables a la independencia y a la unidad independentista. Y los comentarios entre los manifestantes eran bastante unánimes con críticas a los políticos independentistas por la inacción que consideran practican para materializar la independencia de Catalunya y por las batallas fratricidas entre partidos. Críticas generalizadas, aunque con especial énfasis contra ERC por su acuerdo con el PSC. Y fuertes silbidos a cada mención desde el escenario del Govern socialista. Y tampoco han faltado los gritos favorables al expresident Puigdemont, coreando su nombre por buena parte de los manifestantes, cuando los oradores han criticado que no pudiera participar como diputado en el debate de investidura. El acto ha finalizado con el canto del himno nacional de Catalunya, Els Segadors.

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