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Independencia, sí, pero mucho más que eso

Más de 3.600 personas rodearán La Caixa en Barcelona para unir el reclamo social al nacional durante la Diada. Para el Procés Constituent el derecho a decidir incluye también el de cambiar de modelo

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Hoy cumplen cinco meses de vida y en este tiempo han conseguido sumar las firmas de más de 43.000 personas a su proyecto. Encabezado por una pareja atípica y muy popular en Catalunya, la monja benedictina y médico Teresa Forcades y el economista y activista social Arcadi Oliveres, el Procés Constituent pondrá mañana a prueba a sus bases de apoyo: son los promotores de un anillo propio de la cadena humana por la independencia que rodeará la sede de La Caixa en Barcelona para visibilizar el componente social de su reivindicación, denunciar a los responsables de la crisis y reivindicar los diez puntos de su manifiesto fundacional, que propugna la creación de una nueva república catalana que, tal como se plantea, debería romper con mucho y empezar casi de cero.

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La Diada estará llena de símbolos, y el de La Caixa y las dos altas torres negras de su sede en la avenida Diagonal no hay nadie que no lo entienda. Los "hobbits de la cazuela" vinculados al 15M ya las bautizaron el año pasado como las "torres de Mordor", la ciudad maligna de El señor de los anillos, y las asediaron durante días con protestas y caceroladas al considerar a la entidad financiera "la máxima culpable y la máxima beneficiaria de la crisis" en Catalunya.

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El Procés Constituent también las ha convertido en una metáfora visual de lo que reivindica. "La Caixa es un símbolo del poder financiero en Catalunya y el debate sobre el derecho a decidir quiere decir decidir sobre todo, no sólo sobre España. Planteamos un cambio de sociedad y poner fin a las políticas de austeridad", afirma uno de sus miembros, el profesor de Sociología de la UAB Josep Maria Antentas.

El Procés Constituent coincide con la Asamblea Nacional de Catalunya (ANC) en reclamar derechos nacionales y la independencia de Catalunya, aunque su manifiesto fundacional y su convocatoria para lo que en Twitter se difunde como #EncerclemLaCaixa (Rodear La Caixa) evita mencionar este término. Coincide a su vez con el 15M y en la movilización ciudadana que sale casi a diario a las calles en pequeños actos y protestas en la reivindicación de un cambio social profundo y de otra manera de hacer política.

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Lo que defiende esta nueva plataforma que trabaja para impulsar una candidatura electoral unitaria es que ambos procesos de transformación se lleven a cabo "en paralelo".  "La independencia no puede tener una sola cara", afirma tajante Arcadi Oliveras, explicando que el horizonte para llevarlo a cabo son las elecciones catalanas del 2016, cuando el Procés Constituent espera tener una mayoría social y parlamentaria suficiente como para convocar una asamblea constituyente.

La iniciativa les ha costado más de una crítica, alguna llegada vía las redes sociales, como la del eurodiputado convergente Ramon Tremosa, que se quejaba hace unos días en un tuit: "¿Por qué rodear La Caixa y no el Banco de España en Barcelona? Este último es más responsable de la crisis que la primera". "[Rodear La Caixa] no divide, como nos han criticado algunos, amplia y multiplica", sostiene Oliveres. "Estoy seguro de que del millón y medio de personas que asistieron a la manifestación del año pasado, la mitad querían la independencia y la otra mitad estaban hartos de la situación social y política".

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Fuera la mitad o no, la unión de estos dos ejes puede dar cabida durante la Diada a aquéllos que defienden en primer lugar el derecho a decidir de los catalanes sobre su futuro como país y como sociedad, a los que no comparten la independencia a secas y el luego ya veremos de la ANC y a los que rechazan participar en el acto junto a miembros del Gobierno catalán y de CiU. O una mezcla de motivos.

Este es el caso tanto de Celestino Sánchez, una de las caras más conocidas del colectivo Iaioflautas, que apuestan por lo que definen como una "república catalana del 99%", como del argentino afincado en Catalunya Albano Dante, editor de la revista Cafèambllet y activista en defensa de la sanidad pública, que apoya desde sus inicios al Procés Constituent. El primero rechaza dar la mano "a quien se la roba" y el segundo afirma con ironía que "su transversalidad no llega a tanto" como para ofrecérsela al convergente Xavier Trias, cuyo ayuntamiento prohibió publicitar en los autobuses de la capital el libro que recoge las irregularidades destapadas por Cafèambllet en la gestión de la sanidad catalana.

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"No me siento cómodo con ellos, pero tampoco me quiero quedar en casa. Me parece muy grave que a Catalunya no se le reconozca el derecho a votar y decidir y creo que es una cuestión que tiene que salir a la luz y resolverse", subraya Dante. "Estamos atrapados en la bipolaridad y al final parece que tengamos que elegir entre Rajoy y Mas", denuncia.

Hasta ayer habían confirmado su asistencia a Rodear La Caixa más de 3.600 personas, un millar más que las que el Procés Constituent calculaba que se necesitarían para formar un anillo humano alrededor de la entidad bancaria y enlazar después con dos tramos de la convocatoria de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), una medida para poner de manifiesto que se participa también en la Vía catalana pero con una aportación específica.

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Rodear La Caixa, así, se convertirá en un polo de atracción para los activistas de los movimientos sociales que también defienden cambiar el status quo de Catalunya y para miembros de formaciones de izquierda con representación parlamentaria próximas a sus planteamientos, como es el caso de ICV-EUiA y la CUP.  La reivindicación empezará a les tres de la tarde con un acto político en el que participará Oliveres pero también representantes de plataformas y colectivos en lucha, como Auditoría ciudadana de la deuda, Asamblea de interinas, la Asamblea de Trabajadores de la Ciudad de la Justicia o Renta garantizada ciudadana.

La participación de Diego Cañamero, portavoz del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAP), que asistirá al acto aprovechando que está en Barcelona, contribuirá a visualizar quizá fuera del territorio catalán que existe un independentismo distinto al que se promueve desde las instituciones y que propugna un cambio de modelo social y político en profundidad.

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