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Goretti Sanmartín, alcaldesa de Santiago: “Esta ciudad va a ser espejo y símbolo de las políticas transformadoras del BNG”

Entrevista con la regidora nacionalista de la capital de Galicia.

La alcaldesa de Santiago, Goretti Sanmartín, del BNG / Luzes

Luís Pardo-Luzes

A casi 30 grados de temperatura no hay quien aguante una americana. Por eso, la de la alcaldesa queda colgada en el respaldo de su silla, como el batín del boxeador mientras dura el combate. Esa prenda es el único elemento del despacho que no estaba allí tres semanas atrás, cuando Goretti Sanmartín (A Estrada, 1964) recibió el bastón de mando. Como sus predecesores –todos hombres– también le va a dar su toque, “pero aun no tuve tiempo”.

Si quieres leer esta entrevista en gallego, pincha aquí.

La conversación tiene lugar pocas horas después de que anunciara, en una comparecencia conjunta con el también nuevo arzobispo, que no iba a participar en la Ofrenda al Apóstol del 25 de julio. Exactamente igual que cuando estaba en la oposición. Así que empezamos por lo último.

Se lo llevan preguntando prácticamente desde la noche electoral, pero no quiso aclararlo hasta ahora. ¿Quería decírselo primero al arzobispo?

[Goretti sonríe antes de responder. Esto valdrá para casi cualquier pregunta] Nosotros queríamos compartirlo en el gobierno y que fuera una decisión conjunta. También lo de que hacer, lo de cómo contarlo, después de dar unos pasos: haberle comunicado a la Casa Real nuestra disposición total a la organización del acto, haber pensado cómo iba a ser el acto, su desarrollo, y poner encima de la mesa este nuevo acto ciudadano llamado Alba de Compostela, que entendemos necesario en el día de la fiesta mayor de Santiago. No nos parecía de recibo que haya actos de instituciones, incluso de reivindicación partidaria, pero no hubiera ninguno específico de la ciudad para el reconocimiento de un sector de su población. Entendíamos que lo lógico era hablar con la Iglesia y comunicarle lo que creo que es perfectamente entendible: organizar como anfitriona todos esos actos institucionales, hacer la recepción al rey o al delegado regio que venga y, al mismo tiempo, no acudir única y exclusivamente al acto religioso. Creo que es algo que todo el mundo respeta y una gran parte de la población compostelana comprende perfectamente y comparte.

¿Se lo tomó mejor el arzobispo que la oposición?

A veces da esa sensación. Tuve con el arzobispo una entrevista cordial, es una persona con la que se puede hablar de todo, que está en el día a día de las cosas y –con diferencias en alguna cuestión, como esta de la ofrenda–, fue una reunión muy amable, el inicio de una colaboración que va a ser constante entre las instituciones. La oposición no espera que hagas nada para tener una posición de no querer entender ni querer escuchar. Estamos en un estado aconfesional, laico, y por tanto es lógico que la participación de los representantes institucionales sea en los actos civiles, no en una liturgia.

Pues menos mal que aún estábamos en los cien días de gracia… 

[La sonrisa se convierte en carcajada] Los cien días, para nosotros, no existieron. El PP no asumió los resultados y estuvo jugando a deslegitimarlos, algo poco entendible que dice bastante de su talante poco democrático. No reconocer el resultado y no estar en disposición, por lo menos, de esperar a que se tome alguna decisión para hacer alguna crítica: fueron todos apriorismos, especulaciones, preconceptos. Pienso que no tiene mayor importancia y con el tiempo se irá asentando.

Recuerdo que, cuando Martiño Noriega se negó a acudir a la ofrenda, una vecina, muy indignada, me decía que “no podía hacerlo porque su deber era representar a todos los compostelanos”; un argumento que ahora vuelve. Recuerdo pensar entonces –y ahora– que igual muchas personas se sienten más representadas por alguien que no participa en un acto así. 

El conjunto de la ciudadanía de Compostela lo que quiere es que trabajes, gestiones, que haya buenos servicios públicos, que hagas que la ciudad avance, que haya políticas transformadoras… El conjunto de la población entiende que está perfectamente representada cuando nosotros, al máximo nivel como autoridad organizadora, vamos a ser las anfitrionas de los actos de 25 de julio . No hacemos dejación de funciones, todo el contrario: vamos a estar en absolutamente todo excepto en un momento muy particular que es el acto religioso. Mucha gente me dijo que lo entendía perfectamente y compartía la decisión.

“Es poco entendible para la población de Compostela que el PSOE, teniendo seis concejales, no se entre a formar parte de un gobierno transformador para remar todo el mundo”

Ese argumento es un poco como lo de Feijóo con la celebración del Orgullo en Madrid: que la prueba del compromiso del PP fue que Ayuntamiento y comunidad autónoma organizaron toda la logística y la seguridad. 

[La alcaldesa roza la carcajada] No, no, creo que no tiene nada que ver con el comentario de Feijóo. Creo que tiene que ver con la distinción de papeles que tiene que tener cada uno. Lo normal es que un representante institucional esté en los actos institucionales. Ahí es donde representa al conjunto de la colectividad. Hacer ver que el que es un acto puramente religioso, litúrgico, es un acto institucional y social no es algo que se pueda defender en estas alturas del siglo XXI.

Me interesa especialmente su negativa por lo que tiene de simbólico en este momento de onda reaccionaria. 

Todos los actos simbólicos tienen su importancia. Cualquier cuestión que haga una persona que está al frente de una Alcaldía, y más en la de Compostela, que es la capital del país, tiene su relevancia: va a ser mirada con lupa como un espejo para lo bueno y para lo malo. Esperemos que para lo bueno como modelo de políticas transformadoras, que frenen a la derecha y las iniciativas que tienen poco de integración y de avance social; en esa línea siempre nos vamos a encontrar. Cualquier acto que marque líneas de coherencia, pero sin dejar de estar presentes en todo lo que tenemos que hacer cómo máxima representación institucional.

Goretti Sanmartín / BNG

¿Escucha lo de “alcaldesa“ por la calle?

[Vuelve la risa] Sí, sí que lo escucho, la verdad, porque creo que ahí hay mucho de reconocimiento al trabajo de las mujeres. Creo que provocamos una gran alegría en Compostela y en el conjunto del país, y una parte de ella está vinculada al hecho histórico de que una mujer llegue por primera vez al cargo. Por todas las que abrieron camino y todas las que están por venir, ese pensamiento siempre me acompaña.

Claro, es que alcalde podía ser cualquiera, pero alcaldesa no hay otra.

No hay otra, y es absolutamente alucinante la cantidad de gente que me para por la calle tres semanas después! Gente que se emociona, gente llorando, “estamos contigo”, “esto es un hecho histórico…”. Creo que una parte relevante lo hacen por lo que puede ser una oportunidad histórica para Santiago, pero hay un factor fundamental, que es lo de ser una mujer que llega por primera vez a la alcaldía.
Primera mujer y primera nacionalista. Cuál de los dos hechos es más histórico? Los dos lo son, pero en la mayor parte de la gente el tema de que sea una mujer a que llegue es el fundamental, el peso más potente.

¿Cuándo fue consciente de que iba a ser alcaldesa?

En las últimas semanas de campaña sabíamos que había una onda de simpatía hacia el BNG y que era posible. La gente me preguntaba, me decían que íbamos a ser compañeros de navegación de otros y yo decía “estamos ahí, puede ser”. Eso se veía perfectamente en los actos que hacíamos, en la gente que me paraba por la calle. Hay que tener en cuenta que por 214 votos no tuvimos el séptimo edil, que se lo quitaríamos al PP y que nos daría una situación absolutamente diferente. El resultado fue magnífico, histórico e impresionante, y yo era consciente de que eso podía acontecer, sí.

En la precampaña, uno de sus tres rivales me dijo: “Ojo al resultado que puede obtener Goretti, que hizo un enorme trabajo estos cuatro años y eso puede dar su fruto”. Un trabajo silencios pero efectivo.

Yo creo que para alguna gente que yo llegara a alcaldesa fue una sorpresa, que había personas que no lo esperaban en los otros grupos políticos, porque es cierto que fueron cuatro años de trabajo intenso, precedidos por otros cuatro ya en la corporación. Fue una carrera de fondo, vas viendo que conoces el Ayuntamiento, el territorio, lo que quieren las asociaciones… La gente era consciente de que el resultado iba a ser bueno. No sé, si ti lo dices así, que la gente había imaginado que iba a ser para tanto. Porque creo que había alguna organización política que no lo pensó.

El PSOE.

El PSOE, concretamente.

¿Que no quisieran entrar en el Gobierno es mal perder o hay algo más?

Yo creo simplemente que, como nos trasladaron, quedaron en estado de shock, era algo inesperado en esos momentos; y también es resultado de cierta estrategia partidaria no solo a nivel local: intervino la dirección provincial y la gallega. Igual el resultado no era igual si los únicos que hicieran el análisis fueran las personas que están aquí, en la localidad. Es poco entendible para la población de Compostela que teniendo seis concejales no se entre a formar parte de un Gobierno transformador para remar todo el mundo y echar una mano en la misma dirección. Creo que tiene algo, bastante, de estrategia partidaria; no voy a entrar a juzgar se acertada o equivocada.

Lo acontecido aquí, en el Ayuntamiento de A Coruña o en la localidad vecina de Ames [donde funcionaba un tripartito desde hace ocho años] formaría parte de esa estrategia que usted dice que no quiere valorar, pero yo no sé que mensaje se está enviando así a pocos meses de unas autonómicas y con un PPdeG que parece especialmente vulnerable. 

Es una cosa muy extraña la que hace el PSOE, desde luego, en el caso de Ames, absolutamente inexplicable. Una decisión que no comparto, creo que errada como estrategia, que se basa en hacerse fuertes intentando no tener en cuenta otra opción política absolutamente necesaria para derrotar el PP. Es falta de visión política, lo vamos a dejar ahí, no quería entrar en ese tipo de valoraciones. Lo que sí sé es que había concejales del PSOE que sí que querían formar parte del gobierno, que creen que esta era una oportunidad extraordinaria para trabajar conjuntamente.

La alcaldesa, el día de su toma de posesión

Bugallo [el anterior alcalde, del PSOE] se quejaba mucho, cuando ustedes no quisieron integrarse en su Gobierno, de lo difícil que se le hacía gobernar solo con 10 concejales. Ahora, ustedes son ocho, por seis del BNG y dos de Compostela Aberta.

No son situaciones comparables porque no teníamos mayoría absoluta. No quiero entrar en más pormenores, pero entonces no había una hoja de ruta clara de ir hacia políticas transformadoras, solo un apoyo para alcanzar una mayoría absoluta. En este caso es algo muy diferente. Y sí, somos ocho personas, con muchas ganas, mucha fuerza, energía, mucha paz, gente muy competente y especializada en sus áreas. Cuando pongamos sobre la mesa propuestas positivas para el vecindario, no me cabe duda de que el PSOE las va a apoyar, cae de cajón. Ahí tendrá que valorar si son buenas para los compostelanos y dejar de lado otro tipo de intereses. Creo que eso es lo que va a acontecer. Vamos a poner esfuerzo, dedicación y, como no puede ser otra cosa en un Gobierno en minoría, negociación y diálogo. Estamos acostumbradas desde el BNG, forma parte de nuestro ADN y cumpliremos.

¿No teme entonces que se repita, no sé si un bloqueo, pero por lo menos sí un enredo por parte del PSOE, como con el Gobierno de Compostela Aberta? 

Insisto en que una cosa son las decisión estratégicas, que puedo compartir o no, pero el PSdeG tiene una visión de las necesidades del Ayuntamiento y de la ciudad. Para proyectos estratégicos y de relevancia van a estar del lado del Gobierno. No me preocupa, entiendo que no va a haber esa posición de bloqueo, no tendría por qué y, además, no sería entendida por la inmensa mayoría de la población de Santiago.

“Santiago debe ser un referente en sostenibilidad, en ecología; que se cambie la movilidad y las prioridades sean el uso peatonal y de modelos de transporte alternativos”

Alcaldesa, habla constantemente de esas políticas transformadoras. ¿En qué está pensando?

En que esta ciudad esté preparada contra el cambio climático; que sea un referente en sostenibilidad, en ecología; que se cambie la movilidad y las prioridades sean el uso peatonal y de modelos de transporte blandos alternativos; un turismo fundamentalmente distinto, de calidad; que haya unos servicios públicos a la altura de lo que Santiago merece. Políticas que hagan que Santiago no se convierta al final en diez o quince ciudades distintas, en muchos barrios fragmentados que necesitemos cohesionar. Políticas transversales: feministas, apuesta por la diversidad, por nuestra lengua, por nuestra cultura. Todo eso provoca una transformación clara se va acompañada de participación, otro de los elementos clave de las políticas de este Gobierno. La participación a través de los consejos de relaciones vecinales que llevan años parados. Eso es lo que más quiere la gente: que la escuches y luego que veas en que prioridad se pueden resolver sus problemas.

Suena ambicioso de más para solo cuatro años, ¿hay un plan a largo plazo?

Sí. Nosotros lo que queremos es resolver algunas cuestiones que deben tener una alternativa urgente e inmediata, pero asentar un modelo de ciudad a ocho o doce años, no hay absolutamente ninguna duda. Hay muchas cosas también al respecto de cambiar el edificio administrativo y todo lo que es la maquinaria municipal por dentro, requiere propuestas osadas y ambiciosas de cambio que se van a ver a medio plazo.

Eso ya se lo escuché a muchos alcaldes… 

Sí, pero a muchos alcaldes que no tomaron ninguna decisión muy atrevida. Es el momento de decisiones estructurales. En los próximos años se va a jubilar muchísima gente con experiencia y conocimiento y tenemos un problema con la tasa de reposición que cada vez tiene más huella. Hay que tomar decisiones de coordinación y políticas transversales en las que la parte política y la técnica vayan de la mano. Las políticas cortoplacistas pueden estar bien para solucionar algunas cuestiones pero no es el modelo que defiende el BNG, como se ve en los sitios donde gobierna: consigue convencer la gente de que tiene que tener una continuidad para ahondar en sus políticas.

¿Las medidas audaces hay que tomarlas en el comienzo del mandato? 

Es mejor si puedes. En el comienzo de un mandato hay que establecer cuáles son esas líneas fundamentales, esas cuestiones que quieres tratar. Para nosotros será lo más importante en los presupuestos del próximo año, ya que estamos con unos presupuestos prorrogados. Comenzamos trabajar en los nuevos que empezaremos a negociar después del verano y ahí trazaremos las líneas fundamentales.

¿Cuáles deben ser esas líneas? 

Hay cuestiones relacionadas con los servicios públicos de calidad y con que no haya discriminación entre el vecindario, viva en el rural, en los barrios o en el centro. Políticas que tienen que ver con la recuperación del comercio, hacer de Santiago la capital del comercio. Conseguir cambios en la denominación de la vivienda vacía para reducir el precio de los alquileres y el coste de la vivienda. Algunas de estas medidas tienen que ser en colaboración con la Xunta, como la construcción de vivienda pública o poner en funcionamiento a tasa turística para conseguir que Santiago sea un referente, una capital europea de la sostenibilidad, reduciendo el tráfico y creando más espacios de convivencia. El objetivo final es conseguir fijar población, sobre todo en la ciudad histórica, porque, si acaba siendo un decorado sin gente que viva aquí en el día a día, será el comienzo del fin.

De manera genérica son deseos que cualquiera puede compartir, lo difícil son las medidas concretas. Hoy venía hacia aquí viendo las colas ante las inmobiliarias de los estudiantes que buscan un alquiler cada día más caro y escaso, encontré un casco histórico infestado de turistas… Situaciones que no son nuevas pero que empeoraron porque no se les puso solución. ¿Cómo se ataca esto? 

La cuestión está en que hay que atacarlo desde diferentes frentes y para muchos de ellos necesitas la colaboración administrativa. Si nosotros tenemos un apoyo claro y conseguimos que haya más recursos para el Consorcio, el Consorcio puede llevar a cabo políticas de rehabilitación de viviendas y mismo la compra de determinados locales para hacer un parque gradual de vivienda en alquiler; pero se pueden hacer cosas que tienen que ver con dinamizar esa vivienda vacía si la Xunta define que es una vivienda vacía y eso significa que puedas gravar fiscalmente las que persistan en el tiempo. Otras son políticas que puede hacer el propio Ayuntamiento, las relacionadas con la declaración de zona saturada de recuerdos o el impulso, cuando menos, de que los comercios que se instalen en la zona puedan reunir determinadas características y potenciar determinados oficios. Hay un abanico muy grande de iniciativas, también relacionadas con el turismo: hay una parte relevante que consiste en que la gente sepa en origen la donde viene y que sepa que tiene que respetar una serie de normas, a través del decálogo de buenas prácticas que parte del vecindario, pero que nosotros entendemos que tiene que hacer la propia administración local: que sepan que hay que respetar el derecho al descanso del vecindario, los ritmos de vida y, por supuesto, que hay que cuidar el patrimonio. Hay un montón de cuestiones que tienen que ver con convenios con la Universidad. Poner en marcha iniciativas de emprendimiento para que la gente que se forma y se creía aquí, que acaba siendo una inversión de toda la sociedad compostelana, y que tiene que acabar buscando su vida laboral fuera, pueda quedar o retornar. Yo creo que hay medidas y propuestas muchas y variadas. Hay que aplicarlas, buscar financiación y, sobre todo, conseguir la implicación de varias administraciones en esto: tanto la Xunta, como la Diputación, como el Estado, y luego buscar esos fondos europeos.

Goretti Sanmartín / BNG

En la relación con la Xunta será clave el Estatuto de la Capitalidad, con esa partida congelada desde hace años y que fue uno de sus caballos de batalla en la oposición. Bugallo decía que de Feijóo no se obtenía nada confrontando.

Él no lo hizo, pero tampoco alcanzó resultados. Hoy, ya no están ninguno de los dos. ¿Cómo va a ser la actitud con Alfonso Rueda? Esta es una de las cuestiones que le vamos a llevar junto con la tasa turística, los incrementos para el Consorcio o inversiones para lo rural en saneamiento y abastecimiento. Vamos a poner encima de la mesa que no se puede ejercer de capital y no cumplir con Santiago. Esperamos convencer el presidente y que tenga una actitud receptiva. También vamos desde la idea de estar muy en otro momento. Esperamos realmente que desde la presidencia de la Xunta se tenga en cuenta que tiene que acabar esa fase de tener una actitud condescendente y no de reivindicación. Siempre voy a defender los intereses de Santiago delante del presidente, sea este o cuando esté el BNG, que esperemos que sea más pronto que tarde. Vamos a seguir golpeando en la mesa y también vamos a buscar sinergias, apoyos y acuerdos en las fuerzas de la oposición. Si realmente el PP quiere lo mejor para Santiago tendrá que convencer y apoyar que incremente su aportación a la capitalidad. Esperemos que sí lo haga.

Usted es, a día de hoy, la persona con mayor poder institucional en el BNG. 

No, no, no… No creo que se pueda pesar el nivel institucional de dentro del BNG. Hay ayuntamientos de importancia muy grande porque llevan muchos años de trabajo magnífico como lo de Pontevedra, villas medianas como Carballo que llevan muchísimo tiempo… Cada cual tiene su peso y significado. Yo creo que el peso será medido en el momento en que seamos capaces de poner en marcha unas políticas transformadoras que sean espejo para los ayuntamientos del entorno, para la comarca y también que se usen como referencia en el país, y para eso los quedan un recorrido. Ese es, se quiere, el reto que nos queda por delante. Podríamos llegar a serlo, de momento estamos en el camino de intentar demostrarlo con todo el trabajo con toda la ambición pero también con toda la humildad. Vamos paso a paso.

Pues déjeme decirlo de otra manera: es la ciudad de mayor tamaño gobernada por el BNG y, además, la capital del país, algo que tiene que ser especialmente importante y simbólico para una nacionalista.

Evidentemente, no es una ciudad cualquiera. Además de eso, es universitaria, confluyen las administraciones, es el espejo donde todo el mundo se mira, el lugar donde venimos cada 25 de julio a reivindicar la existencia de nuestra nación, donde se produjeron hechos históricos singulares… Muchísimas personas de este país pasaron por la universidad y guardan el referente estudiantil de un lugar de efervescencia de ideas y conocimiento. Así que sí, Santiago es un lugar totalmente singular y va a ser un espejo y un símbolo de las políticas transformadoras del BNG. No tengo dudas, pero estamos en fase de comenzar a demostrarlo. Tenemos mucho trabajo por delante en los próximos años.

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