Este artículo se publicó hace 11 años.
Garzón: "Yo hablo con documentos y no con diarrea mental, como hacen otros"
El magistrado repasa los aspectos más controvertidos de su trayectoria profesional, entre los que destacan su salto a la política. Responde a las acusaciones de Alfonso Guerra de que quiso cobrar en negro del PSOE.
¿Hay algún partido político con el que se sienta más afín?
No, yo siempre he sido independiente. Mi ideología se enmarca en el marco de la izquierda progresista que aboga por un Estado de bienestar, por un nuevo enfoque en la distribución de la riqueza, por la desaparición de tantas diferencias sociales, por una mayor participación directa de los ciudadanos en la política, por el control de las instituciones, por su transparencia, por un contrato electoral claro de los políticos con los ciudadanos, y por una verticalidad mucho más directa del ciudadano con los partidos.
¿Qué partido se acercaría más a eso?
Hay más iniciativas en el área de la plataforma de la izquierda que en el centro derecha. Se puede conseguir una posición muy abierta en la que se integren ideologías progresistas. Hay que prestar mucha atención a la propia estructuración social de los movimientos que se están produciendo, sobre todo después del 15-M, en España y en el mundo. Hay formas diferentes de hacer política pero es necesario que se produzcan y que la gente se comprometa.
¿Usted se presentaría en la lista de algún partido?
No, la participación política no implica ir en las listas. Ése es uno de los paradigmas que hay que quebrantar. En España se dice 'participo en política' y la pregunta a continuación es: '¿y con qué partido vas, en qué posición, en qué lista?' No voy en ninguna, sólo quiero que las cosas cambien. Hay mucha gente que como yo piensa que ya es el momento, y que ya está bien.
Así que no se metería en una lista.
No. Puedo apoyar algunas opciones. Quien haga ese contrato electoral con los ciudadanos, tenga un decálogo y unas posiciones establecidas, y se comprometa de forma activa firmándolo con los ciudadanos, sí, contará con mi ayuda y con la de muchos otros. Se sorprendería de cuánta gente hay.
¿Por qué llegó a incorporarse al PSOE entre 1993 y 1994?
Me incorporé como independiente a las listas del PSOE. Nunca tuve el carnet de ningún partido, ni lo voy a tener. Mi compromiso fue claro con el expresidente Felipe González y con los ciudadanos. Yo me creo los programas electorales y las promesas que se hacen durante la campaña electoral. Eso es lo que procuré cumplir cuando estuve. Cuando no fue posible, presenté mi dimisión expresando por qué razón no podía continuar. Se me pidió seguir porque ya mejoraría la situación, pero dije que no, porque si no se puede o no se quiere cumplir con los ciudadanos hay que reconocerlo, y que sea otro el que tome el testigo y siga adelante. Ya sabe que después se contaron muchas historias, pero la prueba es que hoy no estoy en ningún partido ni tengo aspiración a ningún cargo. Lo que hay que defender son las ideas y transmitir a quienes quieran seguirlas esa posición. Además, las luchas internas y cuchilladas que se pegan unos a otros no me interesan. Eso no es política, aunque sea la que muchos practican porque creen que es la única que se puede practicar.
Al respecto, el ex vicepresidente Alfonso Guerra acaba de publicar el tercer tomo de sus memorias y le ha acusado de pedir en aquella época su sueldo en negro.
Recuerdo que cuando nos incorporarnos el juez Ventura Pérez Mariño y yo por fuera de las estructuras del PSOE, el partido nos facilitó una oficina electoral que estaba cerca de la calle Ávila en Madrid, y nos dio una cantidad para gastos electorales que creo recordar eran unas 300.000-400.000 pesetas. Con eso estuvimos trabajando en la campaña electoral. En 1995 salió alguna información contra mí, al hilo de la investigación de los GAL, sobre que se habían cobrado fondos reservados. Lo que hice en ese momento fue denunciar esos hechos ante el Fiscal General del Estado para que los investigara, por si eran hechos delictivos, para que procediera contra quienes hubieran usado esos fondos o cualesquiera otros. Me temo que esa parte no va a aparecer en el libro del señor Guerra, lo que deja mucho que desear. Yo hablo con documentos y no con diarrea mental, como algunos hacen.
¿De qué aspecto de su carrera se siente más orgulloso?
De haber sido coherente con mis posiciones y mis convicciones. Siempre he entendido la profesión judicial como una entrega y de servicio público a los ciudadanos, y también como una defensa clara a las víctimas. He procurado aplicar la Justicia por y para el pueblo. Puede parecer una afirmación muy elemental, pero a veces lo más elemental es lo real. Yo me he creído que el juez tiene la obligación de proteger a los ciudadanos y dar todo lo que tiene de sí. Por tanto, sí me considero satisfecho de mi profesión en todos los ámbitos.
¿En alguno en particular?
He tenido la suerte de estar al frente de importantes investigaciones. Eso me ha permitido contribuir en la defensa de las víctimas de forma universal. Los casos de Argentina y de Chile me cambiaron la vida por un contacto con las víctimas que fue intenso y permanente. Haber tenido la oportunidad de investigar el franquismo, o intentar hacerlo, aun cuando me haya traído tantos quebraderos de cabeza, me ha permitido ayudar a las víctimas. También he estado cerca de ellas al contribuir a la lucha contra el terrorismo de España durante 24 años, a la lucha contra ETA y otras organizaciones terroristas.
"Siempre he entendido la profesión judicial como una entrega y de servicio público a los ciudadanos, y también como una defensa clara a las víctimas"
Sobre las críticas que recibió desde algunos ámbitos vascos por su actuación en ese sentido, ¿cómo lo juzga ahora?
Lo tengo muy claro y lo dejé expresado en mis resoluciones, las cuales pueden ser acertadas o no. En todo caso, están los tribunales para confirmarlas o revocarlas. Siempre busqué la investigación de un delito, no de un entorno que no tuviera nada que ver ni con una ideología ni con una tendencia.
¿Por qué ordenó el cierre del diario Egin?
Fue con base a unos indicios sólidos desde mi punto de vista, como después se comprobó. La extensión que se dice al ataque de la cultura vasca yo no la veo, porque se investigó el entorno en tanto formaba parte integrante de la misma estructura de ETA. No se me ocurrió indagar a Bildu o a otras estructuras que después el Tribunal Constitucional dijo que no tenían nada que ver. Cuando tuve que investigar a Batasuna, lo hice porque había elementos claramente establecidos que la vinculaban como parte integrante de ETA, y lo mismo con Acción Nacionalista Vasca (ANV). Así ha sido reconocido por el Tribunal Superior y por el Tribunal de Estrasburgo. Hubo prudencia, aunque si lo sometes a consideración de los afectados, muchos de ellos discreparán.
¿Hay algún aspecto de su trayectoria del que se sienta menos orgulloso?
De las veces que me haya podido equivocar, produciendo perjuicio a las personas.
¿Algo en concreto?
No, lo digo en carácter general, porque las medidas que he tomado siempre he procurado que fueran prudentes y racionalmente defendibles y condenadas. Ha habido ocasiones en que después mi decisión no ha sido confirmada por un tribunal superior y ese perjuicio que se ha podido producir a mí me afecta, porque es un tiempo y son unas condiciones que han podido causar daños. De eso no me puedo sentir contento.
¿Querría volver a ejercer como juez en España tras los 11 años de inhabilitación a los que fue condenado?
Yo sigo siendo juez, siempre he querido serlo. Cuando llegue ese momento, tomaré posesión. Otra cosa es que siga ejerciendo.
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