Este artículo se publicó hace 3 años.
Gabilondo y el PSOE de Madrid se la juegan el 4M: Gobierno o catarsis
La campaña electoral socialista ha estado marcada por continuos cambios de estrategia. Hay cierto desánimo en las filas socialistas pero aún se cree posible tener una mayoría con Más Madrid y Unidas Podemos. Sánchez se ha alejado de la campaña la última semana. No gobernar daría pasó a un nuevo liderazgo en Madrid y a un nuevo secretario general.
Manuel Sánchez
Madrid-
En la campaña de Madrid que, como a la ruleta, todo parece jugarse a rojo o negro; comunismo o libertad; fascismo o democracia; el candidato socialista a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, Ángel Gabilondo; y el propio Partido Socialista de Madrid saben que este 4 de mayo están ante una nueva disyuntiva: Gobierno o catarsis.
Gabilondo, al menos en su vida política, siempre se ha quedado a las puertas de todo. Se quedó a las puertas de lograr la primera Ley de Educación consensuada con el PP en sus tiempos de ministro; se quedó a punto de ganar las elecciones de 2015; ganó las elecciones de 2019 pero se quedó a punto de poder gobernar. Incluso, lleva meses a punto de ser Defensor del Pueblo.
Pero este martes será la última oportunidad de Gabilondo. Ni él ni el PSOE de Madrid pueden permitirse volver a estar en la oposición los dos próximos años y, si eso ocurre, se avecina durante este tiempo un periodo convulso a nivel institucional y orgánico en el PSOE de Madrid, donde posiblemente surja un nuevo candidato y un nuevo secretario general de los socialistas madrileños.
Sabiendo lo que hay en juego en Madrid y que, además, puede ser el inicio de un cambio de ciclo electoral en la política española si finalmente se confirma la irrelevancia de Ciudadanos y que sus votantes van a parar abrumadoramente al PP, el PSOE que habita en La Moncloa ha puesto toda la carne en el asador para evitar una debacle.
Desde el minuto uno, el equipo de La Moncloa capitaneado por el jefe de Gabinete de Presidencia, Iván Redondo, cogió las riendas de la campaña fijando los mensajes, configurando las listas, anunciando 'fichajes' y marcando la estrategia.
Gabilondo y el PSOE de Madrid, sin rechistar, llevan desde la precampaña acatando los mandatos de Moncloa/Ferraz, asumiendo una campaña con continuos cambios de mensajes al electorado que, pese al carácter didáctico de todas la intervenciones de Gabilondo, son difíciles de entender.
Moncloa ha fijado los mensajes, ha configurados las listas y ha marcado la estrategia
Se inició la campaña con el anuncio de que no se subirían impuestos, chocando luego con los mensajes de aumentar la fiscalidad del Gobierno central. Se continuó diciendo que "con este Iglesias no", en referencia a un posible pacto con Unidas Podemos, para días más tarde hacer un llamamiento al líder del partido morado: "Pablo, tenemos doce días". Y se pasó de pedir todos los debates con todos, a reforzar en la recta final de campaña el mensaje del "cordón sanitario" a la ultraderecha.
El primer debate completo de los candidatos tampoco fue ningún revulsivo para el PSOE ni para Gabilondo, que en la mayoría de las encuestas posteriores salía mal valorado. Y el segundo debate frustrado de la Cadena Ser tampoco lo rentabilizó el líder socialista que, además, fue duramente cuestionado por Unidas Podemos por no marcharse del mismo cuando lo hizo Pablo Iglesias.
El último intento de cobrar algún protagonismo que no ha tenido en toda la campaña frente a sus adversarios, Gabilondo utilizó en la recta final las cartas amenazantes que han llegado a varios dirigentes de su partido. Así, se hizo acompañar en varios actos del ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska; la directora de la Guardia Civil, María Gámez; y de la ministra de Industria y futura vicepresidenta económica de su Gobierno si gana las elecciones, Reyes Maroto.
En los últimos actos, ya estuvo acompañado de los pesos pesados del partido, como José Luis Ábalos y Adriana Lastra, que elevaron el tono y confrontaron directamente con la candidata del PP, Isabel Díaz Ayuso, algo que no está entre las cualidades del candidato socialista.
Pedro Sánchez se implicó muy a fondo desde el principio. Nunca un dirigente del PSOE ha hecho más actos de precampaña con un candidato autonómico como en esta ocasión. Sin embargo, en la última semana, parece haber puesto distancia con el candidato, centrando en su perfil presidencial y quedándose al margen de la campaña. No obstante, el domingo celebró el mitin de cierre con Gabilondo.
Las perspectivas electorales
En cuanto a las perspectivas de qué puede pasar el 4M, cunde cierto desánimo en las filas socialistas. La mayoría de las últimas encuestas no sólo no contemplan que sumen mayoría absoluta los tres partidos de izquierda, sino que en todas ellas el PSOE va a la baja en porcentaje y en número de diputados. Se da por hecho que quedarán lejos de los 37 parlamentarios que obtuvo en 2019 y hasta hay un mínimo riesgo de quedar prácticamente empatado con Más Madrid, aunque en Ferraz lo rechazan.
No obstante, nadie tira la toalla en el PSOE. Fuentes consultadas se aferran a que todo está en unos 40.000 votos, que son elecciones que han tenido un carácter muy particular y que aún es posible que PSOE, Más País y Unidas Podemos logren los ansiado 69 diputados de la mayoría absoluta. Y, si es así, gobernarán juntos a pesar de los muchos mensajes distorsionados que se han escuchado de una y otra parte durante la campaña.
Y hasta algunos comentan irónicamente que podría darse la paradoja de que la campaña, tal vez, menos sosa, serie y formal de la etapa democrática, termine con un presidente "soso, serio y formal". Hasta el 4M, los sueños, sueños son.
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