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Familiares de presos vascos salen a las playas para denunciar la "sed de venganza" del PP

2.000 kilómetros para 40 minutos

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Familiares de presos en la zona turística de Plentzia (Bizkaia). DA

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@danialri

PLENTZIA (BIZKAIA).- Sonia Polo acaba de volver de Algeciras. Entre ida y vuelta, 2.400 kilómetros. Dionisio Orbe saldrá dentro de unos días rumbo a Cádiz. Otros 1.000 kilómetros por trayecto. Este domingo, ambos coincidieron en la ría de Plentzia (Bizkaia). ¿Vacaciones? No precisamente. Orbe tiene a su hijo preso. Sonia, a su hermano. “Tanto nuestros familiares como nosotros seguimos sufriendo la dispersión”, coincidieron en señalar a Público mientras participaban en una protesta contra la política penitenciaria del gobierno. Una política penitenciaria que aún hoy, cinco años y nueve meses después de que ETA terminase con la violencia, mantiene una legislación de excepción contra los condenados por terrorismo.

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"Con estos actos queremos denunciar las consecuencias de la política de dispersión, tanto sobre nuestras familiares presos como sobre nosotros mismos"

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“Precisamente por eso, con estos actos queremos denunciar las consecuencias de la política de dispersión, tanto sobre nuestras familiares presos como sobre nosotros mismos”, comentó a Público Nagore Mujika, coordinadora de Etxerat en Bizkaia. De hecho, las movilizaciones de este agosto son calcadas a las de otros años, cuando ETA mantenía su actividad y, por consiguiente, el Estado utilizaba ese argumento para mantener a los presos abertzales alejados de sus lugares de residencia.

2.000 kilómetros para 40 minutos

Dionisio Orbe, cuyo hijo está encarcelado en Puerto de Santa María (Cádiz), era una de las tantas personas que portaba ese cartel. “Mi mujer y yo vamos una vez al mes. Recorremos, entre ida y vuelta, 2.040 kilómetros para estar cuarenta minutos con él”, relató. Ante esa situación, este hombre no duda de la motivación del gobierno español para mantener el actual sistema penitenciario. “La dispersión, además de suponer un desgaste físico y económico, es la venganza y el castigo que mantienen contra nosotros, los familiares de los presos”, afirmó a este periódico.

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Familiares de presos en la zona turística de Plentzia (Bizkaia). DA

“Decían que todo esto iba a cambiar cuando callaran las armas. Nosotros también lo creíamos, pero nada de eso ha ocurrido. A día de hoy no ha habido ningún acercamiento, y continúan adelante con su política de castigo”, reflexiona Sonia Polo, quien acaba de llegar a Plentzia tras realizar la visita de cuarenta minutos a su hermano Sergio en la cárcel de Algeciras, una de las más lejanas de Euskadi. “Pensábamos que la respuesta de las administraciones (tras el cese de la violencia por parte de ETA) iba a ser inmediata, pero todo sigue igual”, lamentó.

Dossier para Urkullu

Las denuncias de los familiares llegarán este lunes a manos del lehendakari, Iñigo Urkullu. Según ha adelantado Etxerat, integrantes de este colectivo se acercarán a la basílica de Loiola –donde se celebrará el tradicional acto oficial por la festividad de San Ignacio- para entregarle un dossier al mandatario vasco. El documento estará centrado en “los menores que padecen las consecuencias de la actual política penitenciaria”. Como ejemplo, otro número: sólo en la provincia de Bizkaia, cada fin de semana 331 niñas y niños realizan largos viajes hasta diferentes cárceles. Son, como dice el informe que entregarán al lehendakari, “el lado más oscuro de la dispersión”.

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