Fake news Casado se victimiza al estilo Trump como sufridor de las 'fake news'
El líder del PP acusó a los medios de "intentar menoscabar su propia reputación" y denunció una campaña para manipular su propuesta para que parezca lo contrario de lo que es. Un tono calcado al del presidente de EEUU, Donald Trump.
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madrid, Actualizado:
"Soy una víctima de las 'fake news' (noticias falsas) -protestaba este jueves Pablo Casado- después de que saliera a la luz su propuesta para "blindar" temporalmente a las mujeres migrantes en situación irregular que quieran dar a su bebé en adopción, para que no puedan ser expulsadas de nuestro país. Una información que el Partido Popular explicó de manera ambigua, lo que contribuyó a la desinformación posterior, de la que varios medios se hicieron eco.
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El líder del PP acusó a la prensa de "intentar menoscabar su propia reputación" y denunció una campaña para manipular su propuesta para que parezca lo contrario de lo que es. Se me ha acusado de "intercambiar bebés por papeles" a aquellas madres migrantes que den a sus hijos en adopción -criticaba el líder del PP- "y eso es una aberración tan escandalosa y tan vomitiva que yo no se la atribuiría ni a un político del tercer mundo".
El 'popular' sostuvo, en esa misma intervención, que la "regeneración" democrática pasa por "no mentir, no extender bulos, no manipular, ni lanzar insidias contra tus adversarios con los que deberías debatir y no lanzar en las redes sociales esa posverdad". Fuentes de la dirección del PP consultadas por Público reconocen que "todos los partidos están preocupados por cómo se propagan noticias, que si no son 'fake' son algo parecido, cuya intencionalidad es claramente política y en campaña son más preocupantes aún", alegan.
El conservador ha adoptado un tono victimista, acusando a la prensa de ir "de manera personal" a por él, insinuando que las informaciones tienen un interés electoralista
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El conservador ha adoptado un tono victimista, acusando a la prensa de ir "de manera personal" a por él, insinuando que detrás está este interés electoralista, comparándolo con "aquellas informaciones que hace unos meses surgieron, curiosamente en plenas primarias del Partido Popular, sobre mi formación académica". Pero el 'caso Máster' no surgió en plenas primarias -sino tres meses antes- y el entonces vicesecretario de Comunicación de la formación, no dudó en acusar al diario El Mundo de "ser una vergüenza para el periodismo" y de publicar "una información falsa, una vergüenza para el periodismo, sin fuentes, sin pantallazos, sin documentación".
Como líder de los 'populares', ha urdido una estrategia similar, aunque de manera más sutil y ya no nombra directamente a ningún medio. Este lunes, volvía a ser crítico con la prensa y ponía en duda la veracidad de algunas publicaciones sobre su partido. "A veces, se extienden unas informaciones que no tienen ninguna relación con la realidad", decía sobre las noticias que apuntaban al malestar de su formación por la criba al sector 'marianista', donde solo repiten 12 de los 52 cabezas de lista de 2016 al Congreso.
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El sábado, precisamente en la presentación de los números uno, volvía a utilizar el argumento de las 'fake news' y criticaba que al Gobierno socialista por "alentar informaciones falsas" a través de las redes sociales. "La gente no es tonta. Ni se creía el doberman de Aznar, ni se creían los supuestos obispos de Rajoy, ni que el PP quiera cambiar niños por papeles, ni que somos machistas o antiecologistas", argumentaba.
Una semana antes de la polémica, el dirigente -que reunió a las candidatas de su partido en un acto por el 8M- aseguró que el PP defiende que la violencia doméstica y la violencia de género "no es lo mismo" y tachó de "manipulación" las informaciones que apuntan en este sentido. No obstante, a principios de este mismo año, él mismo equiparó ambos términos, añadiendo que "en un país democrático como el nuestro no se puede hablar de violencia si se ejerce contra un determinado género o una edad, si se hace contra mujeres, contra ancianos o contra niños".
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Lo cierto es que mientras Casado verbaliza su condición de víctima de las 'fake news', al mismo tiempo difunde mentiras interesadas y fácilmente contrastables. Solo en el discurso pronunciado el jueves para defenderse de las acusaciones, está repleto de datos inexactos, como ya explicamos en Público.
Trump: todos los que me critican son 'fake news'
El presidente de EEUU, Donald Trump, reptite machaconamente 'fake news' como respuesta a cualquier crítica hacia su administración o hacia sí mismo. Desde su elección en 2016, el magnate ha logrado colar esta expresión como sinónimo de mentira, amparándose en "hechos alternativos", su autoproclamada "guerra" contra los periodistas y la prevalencia de noticias falsas en la era de la "post-verdad".
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Ya desde el principio de su mandato, Trump alimentó más la desconfianza pública al llamar a los periodistas "los seres humanos más deshonestos en la tierra". Para el presidente de EEUU, el cambio climático es un "cuento chino". Incluso ha aprovechado la reciente masacre contra musulmanes en Nueva Zelanda para volver a criticar a los medios: otra vez 'fake news' contra él.
Sin embargo, en un trabajo de comprobación y grafismo, el diario The Washington Post analizó los 100 primeros días de Trump en la Casa Blanca y pilló casi 500 afirmaciones incorrectas o, directamente, mentiras. ¿Un emisor de desinformación criticando la desinformación? ¿De qué nos sonará esto?
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'Fake news', o guerra contra los medios
Clara Jiménez, cofundadora de Maldita, comenta a Público que el mundo académico rechaza el mismo término 'fake news'. "No es recomendable ni pertinente, y esto tiene que ver con que los políticos lo están utilizando como arma arrojadiza contra la prensa", afirma.
"Los expertos decidieron salirse de ese término hace tiempo porque el significado que Donald Trump le da a 'fake news' no es el mismo que nosotros le damos al término 'noticias falsas'; cuando él dice que 'la CNN es fake news' claramente no se está refiriendo a lo mismo que cuando los demás decimos que algo es una 'fake news'".
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Puede que el líder del PP esté abonado a repetir sin cesar 'fake news', pero esta expresión no se limita a un color político. "Cuando se empezaron a publicar las conversaciones de la ministra de Justicia, Dolores Delgado, con el comisario Villarejo, la ministra portavoz del Gobierno, Isabel Celáa, dijo varias veces que todo eran 'fake news'", recuerda Jiménez.
"Los políticos están utilizando como arma el término 'fake news' para desacretitar a la labor periodística"
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La cofundadora de Maldita no cree que la insistencia de Pablo Casado por repetir el término 'fake news' responda a una estrategia determinada. "Creo que es más bien cómo se revuelve un político contra una información que pueda no gustarle", sostiene, que ve el mismo patrón entre políticos de uno y otro lado.
Para Raúl Magallón, profesor del Departamento de Periodismo y Comunicación Audiovisual de la Universidad Carlos III de Madrid, considera que el problema de la desinformación se repite en todos los sitios. "Los políticos están utilizando como arma el término 'fake news' para desacretitar a la labor periodística y cualquier información que pueda ir contra ellos, dentro de un sistema de creciente polarización", remarca, y sostiene que "la desinformación también ayuda a la formación de una identidad común a partir de un enemigo común, en este caso los medios de comunicación, que además sufren una crisis de confianza".
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Es un hecho que internet, especialmente las redes sociales pero también los servicios de mensajería online, son motores de difusión de información errónea, ya sea deliberada o no. En ese contexto, es más efectivo apelar a la emoción de la audiencia que ofrecer información contrastada y, quizá, más fría.
"Los medios de comunicación cada vez están más polarizados, crean menos comunidad y los ciudadanos no se sienten representados, cada vez hay menos gente que confía en ellos", apunta Magallón, que recuerda que las formaciones pueden emitir sus mensajes directamente a través de canales alternativos a los tradicionales: directamente a través de internet, en redes sociales y mediante mensajes.
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En ese caldo de cultivo, a los partidos políticos les resulta más fácil que nunca lanzar sus mensajes propagandísticos.