ERC condiciona el apoyo a Sánchez en la segunda parte de la legislatura a avances palpables en la mesa de diálogo
La relación entre Esquerra y el Gobierno de PSOE y UP toca fondo con el bloqueo de la mesa de diálogo y la nueva reforma laboral. Los republicanos exigen al Ejecutivo estatal que reactive la negociación sobre el conflicto político del Procés y rechazan de forma tajante aprobar la nueva reforma laboral sin modificaciones. Alertan de que Sánchez está quebrando la confianza necesaria para reeditar un acuerdo de investidura como el de hace dos años.
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barcelona, Actualizado:
ERC mantiene desde hace dos años una relación de tira y afloja con el Gobierno español formado por PSOE y UP, a pesar de que en enero de 2020 fijó su posición de socio parlamentario preferente con el acuerdo de investidura que permitió a Pedro Sánchez mantener la presidencia del Ejecutivo estatal. En estos dos años ha habido momentos de fuerte distanciamiento entre ambas partes y un dirigente de ERC recuerda que la pandemia provocó los momentos más complicados de la relación, cuando Sánchez tuvo que buscar apoyos alternativos para aprobar algunos de los estados de alarma en el Congreso.
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"Fue un momento en que parecía que el PSOE buscaba dejar a ERC fuera de la ecuación recurriendo a Ciudadanos en un difícil equilibrio aritmético parlamentario con el PNV", recuerdan esas mismas fuentes. Una vez superada aquella situación de excepcionalidad, parecía que la llamada mayoría de la investidura -en que ERC es una piedra angular- había recuperado su vigor.
Ahora bien, esa sensación parecía desvanecerse en el último mes a pesar de que finalmente hubo acuerdo para la aprobación de los presupuestos generales. Negociaciones fallidas como la de la ampliación del aeropuerto del Prat, negociaciones tensas con idas y venidas -como la del catalán en las plataformas de la ley audiovisual-, el bloqueo de la mesa de negociación por parte del PSOE o el rechazo de los republicanos al acuerdo para una nueva legislación laboral, tal como está redactado, han pasado factura y han llevado las relaciones entre ERC y el Gobierno del PSOE y UP a tocar fondo.
En la dirección de ERC impera la idea de que, con esta situación, no pueden continuar avalando los proyectos del Gobierno de Sánchez, que tiene un amplio cuerpo legislativo por desplegar. Y condicionan sus apoyos para la segunda parte de la legislatura a una revitalización de las relaciones que -según exponen fuentes de la dirección republicana- debe pasar sí o sí por avances constatables de la mesa de negociación sobre el conflicto político que mantienen el Govern y el Gobierno estatal.
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Calàbria ya no da más crédito
En la sede nacional de Esquerra Republicana de Catalunya, en la calle de Calàbria de Barcelona, se masca estos días la sensación de que el crédito al Gobierno de coalición formado por el PSOE y UP se está agotando. ERC lucha contra la percepción social de que su apoyo a la estabilidad del Gobierno estatal no es correspondido por el PSOE con acuerdos de un cierto nivel que los republicanos puedan presentar ante la opinión pública catalana, reconocen los dirigentes de ERC. Y esta situación es aprovechada también por el resto del independentismo instalado en la confrontación frontal con el Gobierno español, Junts y la CUP, para desgastar a ERC. Un escepticismo social sobre la negociación que en ERC atribuyen al bloqueo de la mesa por parte del PSOE y "a la falta de una propuesta para Catalunya por parte de los socialistas".
En ERC acusan al Gobierno español de falta de voluntad política para avanzar en un tema como la mesa de diálogo que para los republicanos tiene carácter estratégico y es una de sus grandes apuestas. Y también de implantar un sistema de negociación basado en "un cierto chantaje político", aseguran en ERC, con la idea de que no aceptar a pies juntillas las propuestas del Gobierno del PSOE y UP supone abrir las puertas a la única alternativa en el Estado que sería la del PP y Vox. "Nuestro compromiso para evitar que la ultraderecha llegue al Gobierno es total y lo hemos expresado en múltiples ocasiones, pero el PSOE debe saber que esa no puede ser la excusa continuada para incumplir los compromisos adquiridos", afirman con enojo.
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Semanas clave, temas fundamentales
El bloqueo de la mesa de negociación y el desacuerdo respecto a la nueva normativa laboral son ahora mismo los dos principales caballos de batalla que enfrentan a ERC con el Gobierno de Sánchez. Los republicanos quieren que, como muy tarde a principios de febrero, haya una reunión entre los dos gobiernos en que se pueda visualizar algún avance en la mesa de negociación sobre el conflicto entre Catalunya y el Estado.
Y es que el decreto sobre la reforma laboral basado en el acuerdo entre CCOO, UGT, la CEOE y la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, debería ser convalidado en el Congreso a finales de mes. Ello hace que la relación entre ERC y el Gobierno viva en estos momentos una carrera contra-reloj. "La resolución de estos dos temas marcará cómo encaramos la segunda parte de la legislatura española", aseguran las fuentes republicanas.
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Pero esta vez ERC asegura que no habrá cesiones. El propio presidente del partido, Oriol Junqueras, es absolutamente rotundo en el caso de la reforma laboral: "No votaremos a favor de esta reforma laboral si no hay cambios sustanciales que mejoren el redactado en beneficio de los trabajadores y las trabajadoras en la línea de lo que plantea ERC". Y cuando Junqueras abandona su conocida calculada ambigüedad es porque la cosa va en serio.
Lo mismo pasa con la mesa de negociación. En este caso, el que se muestra tajante es el president de la Generalitat, Pere Aragonès, como jefe de la delegación negociadora por parte del Govern, donde Junts continúa sin incorporarse. "No hay tiempo que perder en la búsqueda de una solución democrática que permita a los catalanes decidir el futuro político con absoluta libertad", asegura Aragonès.
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La mesa sobre el conflicto, encallada
Según Junqueras, la mesa de negociación entre gobiernos sobre el conflicto político del Procés, es un tema prioritario. "No porque lo quiera yo o porque lo quiera ERC, sino porque estamos convencidos que una mayoría muy considerable de la sociedad catalana quiere que este conflicto se resuelva desde la negociación". "Veremos si el Gobierno español lo considera prioritario o si le da largas", dice Junqueras, advirtiendo de que ello tendrá consecuencias.
En la dirección republicana recuerdan que la mesa de diálogo es una cuestión que compromete a Sánchez directamente porque está en el acuerdo que firmó con ERC hace dos años para ser investido presidente del Gobierno. "Le debe la presidencia a esa mesa de negociación, entre otras cosas", aseguran los republicanos, que consideran totalmente insuficiente su recorrido en dos años, a pesar de aceptar la demora que ha supuesto el impacto de la pandemia.
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La mesa se reunió después de la investidura bajo presidencia de Quim Torra y en septiembre pasado ya con Aragonès como president. En ninguno de los dos casos ha habido ningún avance sustancial.
A pesar de ello, los mensajes de todos los dirigentes de ERC van en la línea de que la mesa de negociación mantendrá su vigencia hasta el final de la legislatura. Así lo declara el propio president de la Generalitat: "Tenemos hasta el final de la legislatura, hasta las elecciones generales, para explorar la posibilidad de una negociación que lleve a un acuerdo sobre el futuro político de Catalunya". Instando a Sánchez y a su Gobierno a que sean "valientes" y "arriesguen" poniendo sobre la mesa una propuesta.
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Y lo ratifica el hecho de que la ponencia marco 'Escrivim el futur republicà (Escribimos el futuro republicano)' de la próxima Conferencia Nacional de ERC prevista para el mes de marzo se centre en cerrar filas en torno a la idea de la resolución negociada del conflicto. "Nuestra apuesta por una negociación política es coherente con la demanda histórica del derecho a la autodeterminación por vías pacíficas. Sin embargo, sabemos que el éxito dependerá en gran medida de la capacidad de movilización del pueblo catalán a favor de una resolución democrática del conflicto y de la unidad en la defensa de este objetivo", afirma el texto.
El propio exconseller de Acció Exterior y actual vicesecretario general de prospectiva y Agenda 2030 de la Ejecutiva del partido, Raül Romeva –uno de los nueve presos independentistas indultados-, instaba al Gobierno español en la presentación de la ponencia a impulsar la mesa de diálogo "con responsabilidad histórica y espíritu democrático". Ahora bien, apuntan desde ERC, "no nos levantaremos de la mesa de negociación mientras dure la legislatura, pero esta se le puede complicar más o menos al Gobierno español en función de cual sea su postura al respecto".
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No rotundo al actual acuerdo de la reforma laboral
Una de las primeras "complicaciones" para el Ejecutivo estatal puede ser no poder sacar adelante la nueva legislación laboral impulsada por la vicepresidenta Díaz. Uno de los primeros reproches de los republicanos es el hecho de que no se haya negociado con ellos más allá de un contacto que definen como "informal" entre la vicepresidenta Díaz y el president Aragonès durante su visita a Madrid para pronunciar una conferencia. En ese encuentro, según fuentes republicanas, "se trataron diversos temas de actualidad, entre ellos la reforma laboral, y Aragonès expuso su total rechazo al texto actual y las condiciones para votar favorablemente".
Entre las principales exigencias está la recuperación de la autorización previa para los ERE y que la Generalitat sea quien los gestione. Junqueras también reafirma esta posición: "Es evidente que estamos en posiciones muy distantes con el PSOE en muchas cosas y en algunas otras como la reforma laboral, también con UP".
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"Si ellos creen que no es prioritaria la autorización administrativa previa para el cierre de una empresa, los salarios de tramitación, combatir la precariedad que supone un exceso de contratos parciales, especialmente en el caso de las mujeres que tienen aún más parcialidad contractual, o reforzar la Inspección de Trabajo, allá ellos. Nosotros sí lo consideramos prioritario y por ello no votaremos a favor de algo que no lo incluya", analiza el exvicepresident.
Fatigados con la negociación 'in extremis'
Habrá que esperar a ver si se mueve algo sustantivo o no con la mesa de diálogo. Y si la reforma laboral se suma a los acuerdos in extremis entre ERC y el Gobierno Sánchez o a los fiascos. En el cajón de espera del Consejo de Ministros quedan otros desacuerdos con los republicanos que van desde la Ley de Memoria Democrática a la nueva legislación de vivienda.
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Veremos si la relación ha tocado fondo definitivamente o si remonta con nuevos acuerdos. Pero en ERC se muestran muy fatigados con "la política de la negociación in extremis". "Nosotros no somos socios del Gobierno", aseguran, "pero somos gente de palabra y no tiene sentido que cada negociación salga adelante a trancas y barrancas con desautorizaciones constantes de ministros a posteriori de los acuerdos", explica un dirigente republicano, recordando la tortuosa negociación sobre la presencia del catalán en las plataformas audiovisuales. En este tema, que supuso un desgaste público para ERC, "finalmente hemos conseguido un acuerdo satisfactorio, pero hemos quedado exhaustos", asegura dicha fuente.
Hipoteca y zancadilla para el futuro
En cualquier caso, en ERC alertan que lo que está en juego no es solo la estabilidad de lo que queda de legislatura. Sino "el establecimiento de una confianza mutua que hasta hoy no se ha conseguido forjar", a pesar de la buena sintonía entre responsables políticos como el portavoz de ERC en el Congreso Gabriel Rufián y Adriana Lastra, por parte de los socialistas. en la actualidad un poco más distantes fruto de la tensión que emerge entre los dos partidos.
Una confianza que debería ser el pilar para futuras legislaturas si se quiere frenar a la derecha y la ultraderecha. Los republicanos advierten de que la táctica que practica Sánchez con ellos "es un error" y ponen de manifiesto que "a cada desencuentro o incumplimiento se dificulta más la reedición de un acuerdo como el de hace dos años y, con los datos demoscópicos sobre la mesa, no parece que Sánchez pueda reeditar la presidencia sin revalidar apoyos, más bien al contrario". Para acabar afirmando que "hay tiempo, pero Sánchez y su Gobierno deben dar pasos firmes de una vez que nos lleven a acuerdos fructíferos".