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ENTREVISTA La oficina catalana de Derechos Civiles y Políticos reclama a Interior que haga públicas las conclusiones sobre la actuación policial

Adam Majó, director de l'ODCiP, adscrita a la Vicepresidència de la Generalitat, señala la necesidad "de ser mas cuidadosos en la eliminación de cualquier tipo de confraternización o de connivencia entre Policía y extrema derecha"

Adam Majó, director de la Oficina de Derechos Civiles y Políticos de la Generalitat de Catalunya. PÚBLIC

La Oficina de Derechos Civiles y Políticos de la Generalitat (ODCiP) reclama al Departamento de Interior del Govern que, además de revisar las intervenciones de Mossos d'Esquadra, abra expedientes, sancione si hace falta a los agentes implicados en "malas praxis policiales" y haga públicas las conclusiones de estas revisiones. Adam Majó, director de esta Oficina, adscrita a la Vicepresidencia de la Generalitat, considera que "se ha generado un nivel de alarma social y de desconfianza en la policía del país suficientemente grave" que justifica esta medida. No piden nombres y apellidos de agentes expedientados ni precisiones sobre lugares y horas de las actuaciones irregulares, pero sí que expliquen cuántas veces se han utilizado mal las porras, las armas de foam, y cuántas veces han detectado excesos en la utilización de la fuerza.

Majó asegura que tienen previsto pedir eso mismo al Ministerio del Interior, a través de la Delegación del Gobierno español en Catalunya, pero admite que tiene pocas esperanzas sobre el resultado de esta petición, dado que el presidente en funciones, Pedro Sánchez, "acusa de violento a todo aquel que ponga en cuestión alguna de las actuaciones policiales".
El director del ODCiP dijo que "la gestión de la orden en las jornadas de protesta de la semana pasada tuvo deficiencias importantes y graves", tanto en cuanto a la actuación de Mossos d'Esquadra como de la policía española. En entrevista con Públic lo concreta en tres ámbitos:

"La utilización de la 'defensa', de la porra, de arriba a abajo, en vez de hacerlo de forma lateral. Lo hemos visto reiteradamente estos días y esto es una utilización prohibida, potencialmente muy lesiva, porque puede afectar a la cabeza.
Otro es el de la técnica de disolver masas, conocida con el nombre de 'carrusel', que Mossos d'Esquadra dijo que no volvería a utilizar y nosotros como mínimo hemos detectado un caso en que sí lo hizo, y la Policía Nacional en varias ocasiones". "Concretamente en Via Laietana, en más de una ocasión".

"Y la tercera técnica que se ha utilizado es la de las balas de goma, que es verdad que no hay una ley que las prohíba, sino una resolución del Parlament, pero desde el punto de vista de la voluntad democrática, entendemos que cualquier cuerpo policial que actúe en Catalunya tendría que evitar la utilización de una arma que los representantes del pueblo han dicho que no tienen que utilizar".

Majó explica que les preocupan especialmente los casos de personas que han perdido ojos y testículos, porque se trata de daños irreparables, pero señala también un caso concreto a Jardinets de Gràcia de Barcelona, el día 18, "con una chica que recibió un impacto en la parte posterior de la cabeza, no se sabe exactamente qué la impactó, pero estuvo a punto de morir, y por tanto los abogados piden el máximo de colaboración de Mossos d'Esquadra", porque solo había Mossos.

"Ensañamiento"

Pero el director de la Oficina de Derechos Civiles y Políticos señala también que "se han visto demasiadas imágenes y oído a demasiados testigos" sobre la existencia "de ensañamiento". "Una cosa es utilizar la fuerza para disolver o para detener cuando se considera que hay delito, para evitar un daño superior, y otra es cuando una persona ya está en el suelo o ya detenida o se va del lugar en el que han tenido lugar disturbios y se le sigue pegando. Esto no es aceptable", afirma. "También hemos visto casos de personas detenidas a las que se ha seguido pegando o se las ha sometido a algún tipo de vejación, como hacer que se arrodillen, arrastrarlas por el suelo y este tipo de cosas que no son aceptables".

"Hemos visto casos de personas detenidas a las que se ha seguido pegando o se las ha sometido a algún tipo de vejación, como hacer que se  arrodillen, arrastrarlas por el suelo..."

"Y también hemos visto casos de personas a las que se les ha arrancado una estelada o, también la Guardia Civil, que ha hecho cacheos a personas que iban por la calle o salían del tren, o que iban en un coche y les han parado en un control y les han preguntado si eran independentistas o no". Majó habla de todo esto como hechos preocupantes que tienen una "connotación que tiene que ver con actitudes de la policía más que con la técnica".

"Los casos sobre los que hay imágenes son más llamativos", afirma y en concreto señala que les fue a ver Arnau, el chico detenido y soltado poco más tarde por la policía española en Via Laietana, y que le hicieron arrodillarse con un golpe de porra en las piernas, que les explicó que "a un amigo suyo le había pasado lo mismo, pero como que no le grabaron pasó desapercibido".

Lo que se ha visto en imágenes se puede extrapolar un poco a la actitud de la policía, afirma Adam Majó, que también recuerda el caso de Laura Solé, que tiene que ver con la identificación de policías que buscan la apariencia de manifestantes y que pueden llegar a actuar como se ve en estas imágenes.

Majó asegura que "si tuvieran constancia de que alguno de estos policías de paisano ha iniciado incidentes, entonces sería más grave", pero añade que no la tienen, ni testigos ni pruebas gráficas.

La ODCiP cuenta con un Consejo Asesor, a través del cual ha recogido un centenar de quejas "muy bien argumentadas", que "además de las que han salido en la prensa, tienen otras muchas más pequeñas pero significativas, sobre cacheos muy agresivos, con insultos, por la manera de vestir, por la edad, con preguntas ideológicas, que son graves porque crean un estado de miedo y de inseguridad entre la población", explica su director, que manifiesta confianza con la información y el trabajo que realizan entidades como el Centre Irídia per la Defensa dels Drets Humans o asociaciones de periodistas como el Grup Barnils.

Lo que ha pasado con los medios de comunicación le parece particularmente grave por diferentes motivos. Porque nunca en otro conflicto había habido tantos periodistas heridos como ahora, teniendo en cuenta que nunca habían ido tan bien identificados; porque esto demuestra que hay voluntad de acallar a los testigos y porque es un síntoma sobre el mal uso y el "descontrol" en la utilización de la fuerza.

¿No temen una reacción policial corporativista?

A la pregunta sobre los efectos no deseados que pueda tener en Mossos d'Esquadra la apertura de expedientes o la aplicación de sanciones, Adam Majó reconoce que "no es fácil" y hace un llamamiento "a la gente que critica alegremente al conseller Miquel Buch a hacer el esfuerzo de ponerse en su lugar". Su discurso, en su opinión, ha tenido "una evolución positiva": "de cerrar filas completamente con los cuerpos policiales a decir que se estudiarían los casos, hay una evolución". "Ya querríamos que esta evolución también la hiciera el ministerio del Interior", precisa. "Todas las profesiones son corporativistas en todo el mundo pero los policías lo son especialmente", constata Majó por otro lado.

Revisiones de actuaciones, expedientes o sanciones "son medidas que a corto plazo resultan difíciles de tomar por parte de los responsables de Interior, pero a la larga acaban consiguiendo una mejor percepción general del cuerpo y repercutiendo positivamente en la policía. Ningún policía quiere tener la sensación de que la sociedad no le valora o no le aprecia bastante. Tienen que ser auto-exigentes para que la gente aprecie el trabajo que hacen", insiste Majó. "Un mal uso o una mala gestión del orden público, con un exceso en la utilización de la fuerza lo que hace no es acelerar la solución del problema, sino acentuar mucho más los disturbios", argumenta, y pone como ejemplos de lo que hay que evitar intervenciones "excesivas" como las que se llevaron a cabo en aeropuerto o la carga que se efectuó ante la sede de Òmnium Cultural, que sorprendió a todo el mundo. "Agravaron el problema en vez de mitigarlo, y con esto no exculpo a quién quemó contenedores o lanza piedras".

¿Hay que expulsar policías del cuerpo?

La CUP pidió en el Parlament la expulsión de determinados agentes del cuerpo de Mossos d'Esquadra. El director del ODCiP responde diciendo que este cuerpo tiene un reglamento disciplinario y que "si se detectan casos en los que la vulneración" de las normas implica "la sanción de expulsión, que se les expulse", pero que desde su oficina no tienen que señalar qué medidas tiene que tomar Interior. "Lo que queremos es que sean rigurosos en la revisión de las actuaciones y también en las consecuencias que se deriven".

¿Qué hay que hacer con la Brigada Móvil [BRIMO]?

"Que una policía que se pretende integral tenga una unidad especializada en cuestiones de orden público me parece razonable". "Es necesario que exista una unidad de este tipo, precisamente porque la intervención en orden público es especialmente delicada, porque afecta a derechos fundamentales y porque se pone en juego la integridad física tanto de los agentes como de los manifestantes, muchas veces, es lógico que haya una unidad profesional y especializada en esto", opina, pero precisa que además de garantizar proporcionalidad, congruencia y oportunidad de la fuerza física, tienen que hacer "uso de la mínima fuerza indispensable".

Ultraderechistas en la Policía

Adam Majó recuerda los episodios que tuvieron lugar con grupos ultraderechistas y asegura que "el problema de la infiltración de la ultraderecha en las policías es mundial". "Básicamente, en general, la gente de izquierdas no quiere ser policía y la gente de derechas tiene más tendencia a serlo", aunque haya de todo, advierte.

"En todos los lugares del mundo hay más gente de derechas y de extrema derecha que quiere ser policía que la que tiene valores democráticos y de izquierda progresista, esto es un hecho. La diferencia es que hay lugares en los que esto se  considera un problema, como Alemania, y por lo tanto se toman medidas muy duras contra cualquier tipo de connivencia entre la policía y la extrema derecha, y se persigue internamente cualquier actitud de estas, y en el otro extremo, como creo que pasa en el Estado español, que se considera normal y se ha normalizado que la policía y la extrema derecha tengan, como mínimo, complicidad ideológica, y ya no diré a otros niveles", remarca.

"Este tipo de síntomas de connivencia entre la ultraderecha y los cuerpos policiales en el Estado español se considera normal o inevitable"

"Que en las manifestaciones de la ultraderecha se saquen banderas de la Guardia Civil, que les hagan homenajes, o que a lugares donde se sabe que votan los miembros de una 'Casa Cuartel' se vote a VOX de manera exagerada, este tipo de síntomas de connivencia entre la ultraderecha y los cuerpos policiales en el Estado español se considera normal o inevitable". "Creo que en Catalumya estamos en el primero de los casos y se considera que esto se tiene que evitar", valora Majó, a pesar de que admite que "no se ha conseguido bastante" y que "se tiene que ser más cuidadoso en la eliminación de cualquier tipo de confraternización o de connivencia entre la policía y la extrema derecha".

Aun así, el director del ODCiP opina que "probablemente, en un momento se quiso correr demasiado con la implantación de Mossos y esto rebajó el nivel de exigencia", aunque piensa que ahora hay mucha demanda y la selección se está haciendo bien.

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