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Elecciones generales 2019 La gran ausencia de Vox en el panorama político de Galicia

A escasos días de las elecciones generales la estrategia populista de Vox ha logrado incrementar su presencia a lo largo de la meseta. Sin embargo, la férrea organización del Partido Popular en el noroeste peninsular parecen evitar que la formación de extrema derecha tenga una presencia destacable en uno de los grandes feudos históricos de España.

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Militantes de Vox Coruña en el acto de Vistalegre. | GaliciaPress

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El pasado mes de diciembre marcó un hito en la historia política de España con la pérdida del PSOE de uno de sus feudos más importantes: Andalucía. El sur de la península era para los socialistas todo un bastión, una red de seguridad que, tras muchos escándalos y desencanto por los representantes tradicionales, pasó a formar parte de la derecha; y Vox, que hasta entonces ejercía un papel minoritario en el panorama político nacional, consiguió 12 escaños.

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Meses después de ese vuelco electoral y a escasos días de los comicios generales muchos se preguntan si volverá a repetirse el fenómeno en otras partes de España, especialmente en áreas clave para las formaciones tradicionales como Galicia, baluarte del Partido Popular tras el triunfo de Manuel Fraga en 1990. Sin embargo, por una combinación de factores administrativos y el propio poder organizativo de la agrupación conservadora, el partido de Santiago Abascal ha encontrado en el Noroeste un territorio en el que le va a ser muy complicado lograr entrar.

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El caso gallego

A pesar del triunfo de las Mareas en tres de las siete grandes ciudades -A Coruña, Santiago de Compostela y Ferrol- y de la fortaleza del BNG a nivel municipal en las cuatro provincias, no es descabellado decir que Galicia es una comunidad de corte conservador. El Partido Popular ha presidido la Xunta durante 22 de sus 41 años de historia, y eso sin contar el lustro en que estuvo gobernada por Gerardo Fernández Albor por Alianza Popular.

Sin embargo, aún con este panorama, la presencia de la formación de extrema derecha es prácticamente anecdótica, con casos como el de Ourense o Ferrol, que a poco más de un mes de las elecciones municipales acaban de desvelar sus candidatos -María Jesús Fernández y Patricia Castro Martínez, respectivamente- y ya cuentan con rencillas internas. 

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Esta ausencia, especialmente de cara a las generales, se ve respaldada por todos los sondeos. Los resultados de la encuesta del CIS del mes de abril otorgaron un único escaño al partido de Abascal por la provincia de A Coruña que estaría representado por el abogado Miguel Ángel Fernández-, un dato que La Voz de Galicia, por medio de la entidad Sondaxe, pone en duda en favor del BNG.

En Galicia la presencia de la formación de extrema derecha es prácticamente anecdótica

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Según el seguimiento de la intención de voto de los gallegos efectuada por el diario desde la pasada semana, la presencia de Vox comenzó a ganar fuerza en el noroeste a partir del miércoles 17, otorgándole el mencionado escaño tras la actualización del día siguiente. Esta presencia, no obstante, comenzó a desinflarse a partir del fin de semana, siendo superada por los nacionalistas gallegos con la llegada del lunes. A pesar de esto, la última encuesta realizada cerraría el cupo electoral con un total de 10 diputados en favor del PSOE, 9 para el Partido Popular, 2 para Unidas Podemos y otros tantos para Ciudadanos y, finalmente, ninguno para En Marea, BNG y Vox.

Otro de los problemas principales a los que se enfrenta Vox en Galicia es la propia configuración del terreno electoral. Tal y como señala la catedrática de Ciencia Política y de la Administración de la USC, Cristina Ares, “lo que tenemos que tener en cuenta es el grado de proporcionalidad del sistema. En Galicia no tenemos distritos amplios para que realmente funcione de forma proporcional”. Así, la profesora puntualiza que “lo que va a haber ahí es una competencia en A Coruña y Pontevedra. En el caso de Lugo y Ourense son distritos de funcionamiento mayoritario, ya es mucho más complicado obtener representación; pero en A Coruña y Pontevedra, sobretodo en la primera en este caso con Vox, veremos como queda el reparto de los porcentajes a la hora de asignar los escaños, usando la fórmula electoral, la Ley D’hont. Pero bueno, hay un poco de margen para que sí obtenga representación”.

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En cuanto al porcentaje de votos, la encuesta de Sondaxe situó durante toda la semana a la formación de extrema derecha en torno al 6% -partiendo de un 5,5% el miércoles 17 hasta un 6,4% como último resultado-, disputándose cada día unas pocas décimas con el BNG -5,8% el lunes y 5,3% el jueves-, y por el momento bastante alejada de la siguiente pugna, mantenida por Ciudadanos -12,7%- y Unidas Podemos -12,3%- a finales del período electoral. El seguimiento concluiría con los dos partidos tradicionales a la cabeza, obteniendo el PP el 27,9% de las papeletas y el PSOE el 30,4%.

Mensaje estéril

Uno de los principales problemas a los que se está enfrentando Vox en Galicia y que lo aleja de tener una representación significativa en la Comunidad Autónoma es la falta de calado de su mensaje entre el electorado. Tal y como revela el barómetro del CIS de octubre del año pasado sobre las principales preocupaciones de la población de cara a las elecciones, ninguno de los puntos fuertes en el programa de la formación tiene impacto real entre los gallegos.

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El 76% de los encuestados aseguran sentirse tan gallegos como españoles y más de la mitad apuesta por dar continuidad al modelo de Estado autonómico que existe en la actualidad

En términos de identidad nacional, uno de los grandes caballos de batalla de la formación de Santiago Abascal, el 76% de los encuestados aseguran sentirse tan gallegos como españoles y más de la mitad apuesta por dar continuidad al modelo de Estado autonómico que existe en la actualidad. En una de las comunidades más envejecidas de toda España, con serios problemas para incentivar una economía muy dependiente de los sectores primarios y secundarios y que a día de hoy sigue sintiendo los efectos de la crisis, el mensaje de Vox sencillamente resulta irrelevante. El paro (36%), los problemas económicos (12%) o la corrupción (12%) resultan mucho más importantes para el pueblo gallego que otros temas en los que el partido de extrema derecha se siente mucho más cómodo por su facilidad para cautivar al al oyente, como la situación de Catalunya (5%) o la inmigración (0,5%).

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En este sentido, destaca la catedrática Ares Calvo, la formación de extrema derecha estaría compitiendo directamente con el Partido Popular, que posee “una estrategia de competición programática en lo referente a los temas, con su selección por importancia y su posicionamiento sobre estos asuntos muy inteligente”. De este modo, la profesora analiza que la estrategia de la formación conservadora “distinta al del Partido Popular, por supuesto en Catalunya y el País Vasco, pero incluso en otras Comunidades Autónomas en las que ha gobernado como la Comunidad Valenciana”.

Feudo Popular

Como ya se ha mencionado con anterioridad, el principal obstáculo y causa de la ausencia de Vox en Galicia es el Partido Popular, que desde hace años ocupa todo el espectro ideológico de la derecha en lugar de permitir un voto fragmentado y más orientado a las opiniones particulares como en la izquierda. Cristina Ares señala en este respecto que “lo extraño es que en España no hubiese otro partido más a la derecha del Partido Popular, que cubriese todo el espacio ideológico desde el centro hasta la derecha más extrema”.

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Es por esto que la profesora considera que la presencia de la formación de extrema derecha “quizás más en las ciudades que en la zona rural pueda tener éxito”, dado que “en el campo el votante es más mayor, suele tener más lealtad a los partidos, es difícil que cambie su orientación de voto y en Galicia el competidor directo, que sería el Partido Popular, además de las cuestiones ideológicas tiene una organización territorial y una capacidad de movilización extraordinaria. Es difícil que entre en ese voto”.

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