El grupo parlamentario EH Bildu ha pedido este lunes la comparecencia del ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños, tras la revelación de los documentos (a los que ha tenido acceso Público) que implican al expresidente del Gobierno de Carlos Arias Navarro, Manuel Fraga Iribarne, y al exgobernador civil de Navarra, José Ruiz de Gordoa, en los crímenes de Montejurra de 1976. Grupos ultraderechistas asesinaron a tiros a los obreros Ricardo García Pellejero y Aniano Jiménez Santos y dejaron una treintena de heridos.

Durante 46 años se ha tenido la idea de que los hechos que ocurrieron en Montejurra había sido "una pelea entre hermanos", como aseguró Fraga. Pero, según la documentación que ha salido a la luz, la Operación Montejurra 76 fue un plan elaborado a petición desde el ministerio de Fraga para darle la puntilla al Partido Carlista (defensor de un "socialismo autogestionario"), el cual era un obstáculo para asegurar al rey Juan Carlos I en el trono.

La convocatoria anual de Montejurra, que controlaba el Partido Carlista, se había convertido, según los informes oficiales, en el mayor acto público contra el régimen. Según estos documentos, Ruiz de Gordoa envía el 5 de enero de 1976 a Fraga un informe en el que expone la necesidad de evitar que en 1976 se repitiera una "concentración subversiva" contra Juan Carlos I, y propone neutralizarlos y ayudar a los "tradicionalistas". El 19 de abril de ese mismo año el director general de Seguridad le dice a Ruiz de Gordoa que "ha llegado el momento de que nos ocupemos de la concentración de Montejurra", ofreciéndole el apoyo de la Policía Armada, de la policía secreta y de la Guardia Civil.

El carlista tradicionalista, José Arturo Márquez de Prado, se entrevista en varias ocasiones con el general Campano, director general de la Guardia Civil y en una de las reuniones hablaron de facilitar armas y radioteléfonos. También explicaba, en sus declaraciones al periodista Diego Carcedo, que el Servicio Central de Documentación, (los servicios secretos creados por el almirante Luis Carrero Blanco), se habían encargado de reclutar a terroristas internacionales de extrema derecha, como argentinos de la Triple A, neofascistas italianos, exmiembros de la OAS y de la PIDE (la policía secreta de la dictadura portuguesa).

El día 9 de mayo por la mañana esos militantes ultraderechistas atacaron la zona del monasterio de Irache, y se encontraron una resistencia que no se esperaban, por ello usaron sus armas, al igual que los que ocuparon la cima del monte. En este punto es donde murieron el carlista militante de la Hermandad Obrera de Acción Católica, Aniano, y el obrero Ricardo.