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Día negro para los Mossos: misión fallida, dos agentes detenidos y crisis abierta tras la huida de Puigdemont

La fuga del 'expresident' de la Generalitat, que se esfumó ante la mirada de todo el mundo tras su discurso en Barcelona, vuelve a poner en tela de juicio la actuación de la policía catalana.

Mossos d'Esquadra
Agentes de los Mossos d'Esquadra durante este 8 de agosto en el escenario elegido por Puigdemont para reaparecer en Catalunya. Kike Rincón / Europa Press

Era, probablemente, el último escenario que hubieran deseado los responsables de los Mossos d'Esquadra. Terminar el día con dos agentes del cuerpo detenidos, con un fracaso en la operación de detención del expresident de la Generalitat Carles Puigdemont y con una crisis abierta dentro de la institución supera cualquier expectativa por pesimista que fuera. Tanto es así que tanto el conseller del Interior, Joan Ignasi Elena, como la cúpula de los Mossos comparecerán para dar explicaciones este viernes.

Puigdemont fue puntual. A las 9 horas de este jueves, tal y como anunciaron Junts per Catalunya —el partido que lidera— y varias formaciones de perfil independentista, aparecía en el paseo Lluís Companys de Barcelona, ante el Arc de Triomf.

Con su discurso, quiso dibujarse como la única resistencia procesista y mantener viva la esperanza de sus correligionarios. Escuchándolo había entre 3.000 y 4.000 personas. "¡Todavía estoy aquí!", aseveró. "¡No sé cuándo nos volveremos a ver!", continuó. Es, por el momento, una incógnita si su fuga estaba planeada, si ha habido un cambio de planes o si su gente ha tendido una trampa a los Mossos. Según las informaciones, algunos de ellos le habrían ayudado a escapar.

Lo que es evidente es que el líder posconvergente se ha esfumado ante la mirada de los miles de ojos que le observaban. Ha terminado el discurso, se ha dado la vuelta, ha caminado hacia un plafón que había tras de sí con una obertura en la que le esperaba su abogado, Gonzalo Boye, ha bajado unas escaleras y no se le ha vuelto a ver. A partir de ese punto, empezaba un juego del gato y el ratón entre él mismo y la policía catalana del que, por el momento, ha salido victorioso. 

A medida que avanzaba el debate de investidura, los Mossos iban extremando la intensidad de su búsqueda. Han activado la operación jaula por la mañana, con tal de estrechar el cerco sobre Puigdemont y descubrirlo escondido en algún coche tratando de abandonar la ciudad de Barcelona. Ha sido en vano. A primera hora de la tarde, se ha desactivado el dispositivo, pero, poco tiempo después, se ha vuelto a activar. Nuevas carreteras cortadas, inspecciones a los coches, motocicletas y camiones. Nuevas colas y retenciones. 

También ha sido inútil. Sobre las 18:30 horas, los Mossos descartaban de forma definitiva la operación jaula y reducían la búsqueda a "controles esporádicos" en la frontera. Todo ello sin resultado.

A medida que pasaba la jornada, los diputados iban asumiendo que el expresident no acudiría a votar y los medios internacionales no daban crédito de que, a pesar del amplio dispositivo policial organizado para este 8 de agosto, Puigdemont haya conseguido burlar a la policía.

Dos agentes detenidos 

Poco a poco y a cuentagotas se ha ido conociendo algunos detalles sobre la huida, aunque todavía no permiten componer una fotografía completa del plan. Parece que Puigdemont habría huido el coche blanco de un agente de los Mossos, que ya ha sido detenido y que ha presentado un habeas corpus ante un juzgado de Barcelona, al que ha pedido anular su arresto y decretar su libertad al considerar que es ilegal y arbitrario, tal y como informa la Agencia EFE. La Fiscalía ha apoyado tramitar el habeas corpus.

Más tarde, fuentes policiales han informado de que los Mossos habrían detenido a un segundo agente del cuerpo, también por una presunta participación en la fuga del expresident

Todo ello ha sumido a los Mossos en una incipiente crisis interna por una actuación que ha enfadado e incomodado tanto a los partidarios de una acción más contundente contra Puigdemont, como a los que consideraban que no se le debía detener. Los primeros consideran que la policía catalana ha "hecho el ridículo" —es la opinión, por ejemplo, del principal sindicato de los Mossos— y los segundos, entre los que se encuentra Junts per Catalunya, consideran desproporcionado el dispositivo de búsqueda que se ha organizado tras su huida.

Con todo, se trata de un problema que puede agrandarse en las próximas horas, habida cuenta de que el líder posconvergente no ha desvelado su paradero y tampoco sus planes.

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