Las derechas forcejean por el voto en la víspera del desembarco de Aznar en la campaña electoral
El PP busca aglutinar el voto, Ciudadanos manda a Mañueco hacia la derecha y Vox lo empuja hacia el centro.
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La actitud de Ciudadanos, que se resiste a morir en Castilla y León, Comunidad que gobernaba en coalición con el PP hasta hace unas semanas, cuando el presidente Alfonso Fernández Mañueco los echó y convocó los comicios, y el crecimiento de Vox, que parte de muy abajo –un solo procurador– tienen al PP inquieto.
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Pablo Casado no se puede permitir un tropiezo en uno de sus feudos tradicionales –aunque el PSOE fuera la primera fuerza en 2019– si quiere que el viento de Madrid no amaine, entre peleas con Isabel Díaz Ayuso y expectativas rebajadas. La convocatoria por sorpresa, el aroma nauseabundo de presuntos casos de corrupción y los 35 años ininterrumpidos de Gobiernos del PP pesan en la ecuación.
Así, las tres derechas, en vísperas del desembarco del expresidente José María Aznar, quien dará un mitin en Valladolid este sábado –un día después del fallecimiento del sociólogo Pedro Arriola– forcejean por el voto en Castilla y León.
Mientras Pablo Casado optaba por aglutinar el voto en el PP, mandando a todos los demás al "partido sanchista", la ultraderecha trata de colocar la mercancía de que el PP es un partido "progre", de izquierdas, con la idea de atraer hacía el candidato ultra Juan García Gallardo al electorado de derechas. "Con Vox se acabará el destierro y el Cid volverá a cabalgar por Castilla y León", soltó Javier Ortega Smith.
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Y Francisco Igea, el exvicepresidente, cabeza de cartel de Ciudadanos, empuja a Mañueco hacia los brazos de Vox para mantener el espacio en el centro. Que diga el PP si va a pactar con el "odio", dijo. A Igea se le acabó, como mínimo, la primera parte de la campaña y está en el aire su participación en el primer debate electoral, porque, según anunció en su cuenta de Twitter, ha dado positivo en covid 19.
El abandono del campo, una población rural en un alto porcentaje, con un importante número de jubilados, y la complicación de mantener servicios públicos ante tal dispersión, son, de momento, los temas fundamentales en la agenda de los candidatos cuando no están ocupados arremetiendo con los adversarios.
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A estos, el presidente Mañueco añadió, un día antes de que el presidente Pedro Sánchez acuda a Zamora, la confrontación con el Gobierno de España a cuenta de un tema con el que el PP anda enredando desde hace meses: los fondos europeos. Mañueco amenazó con llevar a los tribunales al Gobierno de España. "Yo no tengo ningún problema con Sánchez. Él es quien lo tiene con Castilla y León", dijo el presidente.
Este viernes, Mañueco acogió la visita del presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, quien recibió severas críticas porque se ausentó de un Pleno parlamentario monográfico sobre sanidad, al que la oposición le forzó. Entre las críticas de que "huye" de los problemas, Moreno apuntaló el discurso que lanza el PP en esta campaña y que busca aglutinar el voto: "Donde gobierna el PP hay un modelo de seguridad, estabilidad y sensatez, frente a un modelo de fragmentación que practica el socialismo, dividiendo a la sociedad".
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El presidente de la Junta de Andalucía que este año se la juega en los comicios andaluces y que lleva tiempo midiendo la mejor fecha bromeó al respecto: "Estas elecciones no son cualquier cosa, tampoco para mi, que voy después. Esto es como el que se va a examinar, cuando uno va a una prueba, y está uno nerviosito perdido, que le tiemblan las piernas, y dice: pasa tú delante que a mí me da la risa. Ya que va primero, lo importante es que vaya bien, a ver si me voy a encontrar yo con un susto el día 13 de febrero, por compañerismo me tenéis que ayudar a mí". "Bromas aparte", añadió Moreno: "Es una oportunidad de oro" para revalidar el Gobierno.
Incumplimientos
En el campo de la izquierda, el PSOE espera al presidente y, con ello, confía en contrarrestar la potencia de fuego del PP con Aznar. El duelo entre ambos, expresidente y presidente, está servido. Luis Tudanca, el candidato socialista quiso hablar de las cosas del comer y de los servicios públicos, en una visita a Aranda del Duero, donde habló de los "incumplimientos del PP" en materia sanitaria. Tudanca puso sobre la mesa que desde el año 2003 se promete un hospital para la localidad, compromiso renovado por Mañueco en 2019. "La legislatura ha terminado y el hospital no está tan siquiera empezado", dijo Tudanca.
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Las ministras Irene Montero e Ione Belarra arroparon al candidato de Unidas Podemos, Pablo Fernández. Servicios públicos –educación, salud, atención a la dependencia–, la presunta corrupción del PP en Castilla y León, fueron los temas que expuso Fernández, quien reivindicó también con orgullo de clase su trabajo como quiosquero: "Estoy muy orgullos de que nadie me haya regalado nada. A diferencia de Mañueco, nosotros sabemos lo que es trabajar duro para ganarse la vida".
Belarra llamó a desoír al "partido de la guerra" sobre la crisis de Ucrania y proclamó que un "gobierno decente y progresista” "se debe al mandato de su pueblo" que dijo "alto y claro no a la guerra". Y Montero defendió el feminismo como herramienta de cambio: "¿Por qué les da tanto miedo que hablemos de una justicia feminista?", se preguntó.