El cuñado nazi del exministro del PP Méndez de Vigo afea a otros ultras su falta de apoyo por el caso Blanquerna
Iñigo Pérez de Herrasti, uno de los ultraderechistas condenados por el asalto al centro cultural catalán en 2013, entra en prisión junto a otros nueve condenados para cumplir condena. De momento, han evitado revelar en qué cárceles están.
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bilbao, Actualizado:
La cárcel vuelve a ser el hogar de Iñigo Pérez de Herrasti. Este veterano activista del movimiento neonazi español se encuentra otra vez en prisión, ahora por su participación en el asalto al Centro Cultural Blanquerna en 2013. Un caso que se saldó con 14 condenados, entre los cuales destaca este viejo conocido de la Policía. Su apellido suena a aristocracia; su historia se confunde, una y otra vez, con los ambientes del nacionalsocialismo criollo.
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"Preso político", es el término preferido por los ultraderechistas de distintas tribus para referirse a Pérez de Herrasti y a otros 13 activistas que el 11 de septiembre de 2013 asaltaron este centro cultural catalán en Madrid, donde se celebraba un acto por el Día de la Diada.
Aquella tarde, militantes de distintas organizaciones falangistas y neonazis irrumpieron violentamente en el evento, lo que dejó una imagen inédita en la democracia española: ultraderechistas (algunos a cara descubierta, otros con el rostro tapado) irrumpiendo entre golpes y gas lacrimógeno en un acto institucional en el que participaban cargos públicos.
Tras un largo periplo judicial, en julio de 2020 el Tribunal Supremo condenó a 14 personas a penas de entre dos años y siete meses y dos años y nueve meses de prisión por un delito de desórdenes públicos y otro contra el derecho de reunión.
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Prácticamente todos los ultraderechistas vinculados a este caso lograron evitar la cárcel hasta estas Navidades: en virtud de una orden de la Audiencia Provincial de Madrid, 10 de los 14 condenados han ingresado en prisión. Al menos ocho de ellos solicitaron el indulto, una petición que cuenta con un informe desfavorable por parte del Tribunal Supremo.
"De buena familia"
Pérez de Herrasti, de 64 años de edad, proviene de una familia con títulos nobiliarios. Su hermana, María Pérez de Herrasti, ostenta el título de marquesa de Albayda y de la Conquista. Está casada con Iñigo Méndez de Vigo, exministro de Educación y exportavoz del Gobierno de Mariano Rajoy. Es además primo del exministro de Defensa Pedro Morenés, también del PP.
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"No sé si podemos decirlo, pero vienes de una buena familia y a pesar de ello insistes en divulgar tu idea y luchar por ella", recalcó ante la atenta mirada de Iñigo Pérez de Herrasti el presentador de Políticamente Incorrecto, un programa ligado a la ultraderecha que se difunde a través de Youtube. "Pues sí, porque creo en ella", respondió el dirigente ultra. La conversación tuvo lugar a mediados de diciembre, pocos días antes de que entrase en prisión.
"El problema no es lo que hicimos, el problema es quiénes somos", sostuvo Pérez de Herrasti durante la entrevista, en la que relató además que las Fuerzas de Seguridad del Estado ya le tenían "fichado" incluso antes del asalto de Blanquerna.
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No le falta razón. En el año 2000, este conocido dirigente ultraderechista fue detenido junto a otros neonazis por planificar un atentado contra familiares de presos de ETA. Aquel operativo policial, en el que se intervinieron armas y explosivos, le valió una condena de 14 años de cárcel. Su militancia política ha estado vinculada a la ya desaparecida Alianza por la Unidad Nacional primero y a Alianza Nacional después.
A día de hoy, Alianza Nacional es el único partido legal en España que reivindica y homenajea públicamente a Adolf Hitler y menosprecia la memoria de las víctimas del Holocausto, al que denomina "holocuento". Tras el asalto de Blanquerna, el entonces portavoz de Izquierda Unida (IU), Gaspar Llamazares, instó al Tribunal Supremo a abrir un proceso de ilegalización contra dicha formación en virtud de la Ley de Partidos. Los jueces lo descartaron.
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Hace algunas semanas, Alianza Nacional reivindicó a Pérez de Herrasti como "patriota" y difundió una foto suya junto al auto judicial que ordenaba su ingreso en prisión. "El patriotismo es un camino de sacrificio", advirtió en esa misma declaración el líder del partido neonazi, Pedro Pablo Peña, otro viejo militante del ámbito más radical de la derecha que también pasó por prisión y que en julio pasado fue nuevamente detenido –y posteriormente puesto en libertad– por enaltecimiento del nazismo.
El factor Vox
En la entrevista difundida por Políticamente Incorrecto, Pérez de Herrasti no ocultó su malestar con aquellos ultraderechistas no tan comprometidos. Según sus cálculos, "gente en Madrid que defiende estas ideas seguro que pasan los 1.000". Por ende, "si en la puerta de Blanquerna hubiese habido por encima de 250 o 300 personas, no hubiese sido necesario entrar" y en consecuencia, "si no hubiese sido necesario entrar, no habríamos cometido ningún delito, y la protesta habría tenido la misma relevancia".
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"No pido a nadie a que sea un héroe. Lo que sí pido es que la gente apoye, cada uno a la organización que considere más próxima a su sensibilidad política, pero que apoyen. El hecho de disponer de diez militantes para hacer una cosa o disponer 100 hace una gran diferencia", afirmó pocos días antes de entrar a la cárcel de Aranjuez.
Además, reflexionó sobre el impacto que Vox ha tenido en ámbitos de la tradicional ultraderecha española, incapaz de despegarse de su habitual marginalidad. "Esa base social que las jefaturas de los partidos del área pensaban que podía ser la nuestra se la ha llevado Vox. Eso debería hacer reflexionar a la gente para ver qué ha sucedido", remarcó.
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"Un deber y un honor"
Tanto Pérez de Herrasti como el resto de ultraderechistas ahora encarcelados –cuya entrada en prisión se ha producido de forma escalonada– siguen la estela de Tomás Bor, otro de los asaltantes de Blanquerna, que entró en prisión en mayo pasado. Tres meses después se conoció que había conseguido el tercer grado, por lo que solo tendría que ir a la cárcel a dormir. En los últimos días, distintos medios señalaron que se encuentra en el centro de inserción social Victoria Kent de Madrid.
"Fue un deber y un honor protestar contra la burguesía antiespañola, casta de parásitos subvencionados y vividores sin más proyecto que la destrucción", afirmó Bor en una entrevista publicada por la publicación falangista Milicia en septiembre pasado.
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Durante los últimos días, la ultraderecha ha evitado revelar cualquier detalle sobre cuáles son las prisiones elegidas por los activistas para cumplir las penas dictadas por el Supremo. De momento, la plataforma "Auxilio Azul" de apoyo a los condenados de Blanquerna se ha limitado a difundir distintos gestos de solidaridad recibidos desde distintos lugares, pero sin dar pistas sobre los centros penitenciarios en los que se encuentran sus "camaradas".