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Culturas "El poder real es de las multinacionales y el resto es decorado"

Pilar del Río, presidenta de la Fundación José Saramago, y varios amigos del Nobel portugués presentan en Sevilla El Cuaderno del año del Nobel, una "carta desde la memoria", un regalo para sus lectores

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Pilar del Río, presidenta de la Fundación José Saramago. (Foto: Joao Lima/Expresso)

sevilla,

En tiempos de vientos fríos, en los que hay gente que tiende a refugiarse en el egoísmo y en el miedo, tal vez, es un placer abrir una ventanita al mundo bondadoso, alumbrado por la belleza, de José Saramago (1922-2010), el premio Nobel de literatura del año 1998. 20 años después de aquella noticia, recibida con júbilo en todo el mundo iberoamericano, su viuda, la periodista y traductora Pilar del Río, presidenta de la Fundación José Saramago, y unos cuantos amigos sevillanos, Mercedes de Pablos, directora del Centro de Estudios Andaluces, Juan José Téllez, director del Centro Andaluz del Libro, Antonio Molina, profesor de Estética, Miguel Ángel Vázquez, consejero de Cultura, se encontraron y reencontraron a los asistentes al acto de presentación del inesperado volumen El Cuaderno del año del Nobel con las palabras y la vida del autor de Azinhaga (Portugal), un pequeño pueblo que no llega a los 2.000 habitantes del distrito de Santarém, al este de Lisboa.

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Del Río quiso hablar, entre otras cosas, del misterio de la creación, del lugar del que vienen los libros. “La obra clave en José Saramago es El Evangelio según Jesucristo. José Saramago reflexionaba sobre los fundamentos de nuestra civilización. Si cristo no es dios, estamos basados en una mentira. Son reflexiones que Saramago se hacía y que tuvieron continuación en Caín. Ese libro es fundamental. La obra de Saramago se divide en un antes y un después y en medio está ese libro. Ese libro nació en Sevilla. Por un error. Saramago creyó leer Evangelio según Jesucristo, en un kiosko de la calle Sierpes. Pero allí no ponía ni Evangelio ni Jesucristo”. Saramago lo resolvió con una broma, muy de su estilo, bien reconocible para los lectores y lectoras del autor portugués. Dijo, según contó Del Río: “Si es un milagro, a lo mejor se arrepiente”.

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Del Río: "La obra clave en José Saramago es 'El Evangelio según Jesucristo'"

El acto en el que se presentó El Cuaderno del año del Nobel junto al volumen Un país levantado en la alegría, una reconstrucción de los días que rodearon al nombramiento del Nobel editada por Ricardo Viel, se celebró en el consulado de Portugal, bajo varios frescos de motivos africanos, coloniales. Allí se habló también de La balsa de piedra, novela en la que Saramago juega con la idea de una separación física de la Península Ibérica del continente europeo.

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“José Saramago pensaba que [en la Península] había dos países y distintas comunidades. [Él buscaba] un entendimiento y un diálogo plural entre comunidades e idiomas. Lo entendió muy bien un político catalán llamado Ernest Lluch. [Hay una] doble propuesta: que la Península Ibérica sea un remolcador de Europa, en una época de emergencia de otros continentes y fuerzas económicas, la cuenca cultural del Atlántico Sur. ¿Por qué no será el continente suramericano donde pueda haber un discurso ético y moral con un discurso económico también? Y finalmente, la Península Ibérica como puente de esa cuenca cultural. No era solamente una novela”, dijo Del Río. Luego, más tarde, añadió: “Quiero mantener la idea de la cuenca cultural del Atlántico Sur”.

Del Río: "El Cuaderno del año del Nobel es una carta que nos llega desde la memoria"

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Sobre el nacimiento de El Cuaderno del año del Nobel, contó Del Río: "Queríamos ofrecerles a los lectores un libro. Las conferencias de José Saramago. Y teníamos unas cuantas conferencias elegidas. Pero la misma conferencia la había dado en distintos sitios. Preguntamos a los especialistas cuál escoger. Unos nos dijeron la primera, otros, la última. Nosotros dijimos: la que más nos guste. Pero teníamos que contrastar. Me fui a su ordenador, y allí me encontré con los 5 cuadernos que ya estaban publicados. Y de pronto, sexto. Lo abro. Lo pincho y se me abren dos carpetas. En una decía: cuaderno. Y en la otra: notas. Eran las dos de la mañana, mes de febrero. No me lo podía creer. Cómo es posible que a José Saramago se le hubiera pasado. Que hubieran pasado 20 años. Fue sorprendente. Se lo comuniqué a la editora española. Y a la mañana siguiente a los otros editores. Decidimos que se publicaría ahora para que fuera un regalo para los lectores de Saramago. Es una carta que nos llega desde la memoria".

Tiempo implacable y clemente

Antes de Del Río, tomaron la palabra sus amigos y los de Saramago. Y llenaron de bellas, verdaderas y calurosas palabras el consulado de Portugal en Sevilla. Mercedes de Pablos dijo: “Su escritura está llena de respeto a los lectores. Llena de respeto a los seres humanos. Saramago siendo Nobel de literatura ejerció de Nobel de la paz. No hubo causa a la que no acudiera de palabra y de obra”.

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"Todo está siendo globalizado menos lo que debiera serlo. ¿Por qué no globalizamos el respeto?", dijo Juanjo Téllez

Juanjo Téllez abrochó un discurso bien reivindicativo. He aquí algunas de sus frases: “La UE ha preferido convertir en clientes a sus habitantes en lugar de darles derechos. Corremos peligro cierto de que el proyecto se malbarate. Puede llegarse a una situación totalitaria sin que parezca totalitaria. El Nobel portugués predicó durante largo tiempo en el desierto: el poder real no es el político. El poder real pertenece a las multinacionales. El resto es decorado. El tiempo de la revolución se acabó. Pero la revolución efectiva es la de desplazar al poder de donde está. Todo esta siendo globalizado, menos lo que debiera serlo. ¿Por qué no globalizamos el respeto?".

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Y Antonio Molina cerró con una invitación a la lectura, al libro, a acercarse al espíritu de Saramago: “Mantengamos la memoria viva del escritor. José fue un hombre de profundas convicciones y dudas. Su espíritu profundamente humano sigue latiendo en la escritura. Este tiempo implacable ha sabido ser clemente y nos ha traído como regalo un libro de Saramago que podemos leer”.

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