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Crónica de campaña del 10N Del no es no a la gran coalición al mitin del Rey

Hasta ayer, los líderes políticos hablaban de Catalunya, de la unidad de España, del voto útil, del bloqueo del Gobierno, de las futuras alianzas y, cuando les sobraba algo de tiempo, de esos asuntos que no interesan a nadie como las pensiones, la sanidad, la educación, la dependencia o el desempleo. Hoy ha empezado la campaña y los temas siguen siendo los mismos.

El presidente del Gobierno en funciones y candidato del PSOE, Pedro Sánchez, en un acto de campaña en Sevilla.- JAVIER BARBANCHO / REUTERS

Juan Carlos Escudier

Los electores han empezado a apreciar la gran diferencia que existe entre estar en campaña electoral y no estarlo. Hasta ayer, los líderes políticos hablaban de Catalunya, de la unidad de España, del voto útil, del bloqueo del Gobierno, de las futuras alianzas y, cuando les sobraba algo de tiempo, de esos asuntos que no interesan a nadie como las pensiones, la sanidad, la educación, la dependencia o el desempleo. A partir de este 1 de noviembre los temas han cambiado radicalmente. El debate gira en torno a las futuras alianzas, al bloqueo del Gobierno, al voto útil, a la unidad de España y a Catalunya. Es de agradecer este nuevo repertorio porque nos hacía falta un respiro y que se estableciera claramente la frontera entre el antes y el después.

Se supone, además, que la campaña va a servir para despejar las dudas de los más distraídos. Pedro Sánchez, por ejemplo, ha debido detectar que los suyos estaban con la mosca detrás de la oreja por su sobrevenido travestismo, ese que le convertía sucesivamente en españolazo de Tetuán, federalista, izquierdista, centrista, estadista y lo que conviniera siempre que fuera algo que no le quitara el sueño, como tener un ministro de Unidas Podemos. A su paso por Vitoria quiso despejar, al menos, una de las incógnitas con un compromiso en firme: “No vamos a hacer ninguna coalición con el PP”. Acabáramos.

¿Que por qué el presidente en funciones hace glosa de lo obvio? Pues porque quizás Unidas Podemos le esté arañando algún voto por la izquierda con la conjetura de esa gran coalición que le arroja como un espantajo en cada acto. Que lo sepan, no es no aunque los morados no se fíen. Dicho lo cual seguimos en el laberinto: el PSOE le pide a Iglesias que le apoye sin entrar al Gobierno porque no quiere depender de los independentistas; este responde que verdes la han segado y que le vaya haciendo sitio en el Consejo de Ministros porque no se baja del burro; el PP, que sigue sin creerse que pueda tener alguna opción de cambiar el colchón de la Moncloa, vive en Halloween y mete miedo con el dichoso Gobierno Frankenstein; Rivera, que viene celebrando por anticipado el día de los Difuntos, le dice ahora a socialistas y populares que cuenten con ellos para lo que haga falta, ya sea un gran pacto de Estado a tres o unas cañas; ¿y Vox? Pues Vox a lo suyo, cerrando España.

No deja de ser una ironía que, excepción hecha de Ciudadanos y porque nos hubiera entrado la risa floja, todos los partidos apelen al voto útil, como si el que se depositó en abril hubiera sido una gran equivocación de los españoles. Más que combatir la abstención, puede que este empeño la acreciente porque si algo tiene claro el personal es que la repetición de las elecciones no deja de ser una gran tomadura de pelo. En cualquier caso, tomen nota para no equivocarse el día 10: Sánchez quiere un Gobierno fuerte para combatir su insomnio; Iglesias que le vote la izquierda porque del PSOE no hay quien se fíe; Casado dice que es la única alternativa a Torra y a Otegi y que votar a Ciudadanos y a Vox es como tener tos y rascarse la barriga; Errejón, que también existe, como Teruel, lo pide para saltar los candados de quienes bloquean un Ejecutivo progresista; y hasta la ultraderecha se ha unido a la fiesta abriendo sus puertas a los socialistas traicionados a los que Sánchez ha dejado a merced del separatismo.

Lo más novedoso del día ha sido la reclamación que JxCat y ERC han presentado ante la Junta Electoral Provincial para pedir que se aplace hasta después de los comicios la entrega de los Premios Fundación Princesa de Girona, prevista para este lunes, para evitar que al Rey le dé por hacer otro discurso de los suyos contra el independentismo similar al del 3 de octubre de 2017. En su defecto, solicitan que el jefe del Estado se limite a entregar los galardones y mantenga cerrada su borbónica boca.

Alegan ambos partidos que se trata de un acto electoralista que beneficiará a las fuerzas constitucionalistas ya que, según apuntan, “es evidente” que influirá en la orientación del voto de los electores. O lo que es lo mismo, que su parroquia es muy influenciable y que Felipe VI, que tiene un piquito de oro y no hace el polvorón como su padre, que sin papel se desmoronaba, puede llevar al huerto a cualquiera si se lo propone. Para mear y no echar gota.

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