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Cospedal cae en desgracia

La secretaria general, cuestionada por veteranos y renovadores en el PP por el ‘caso Bárcenas', ha reducido su agenda en Madrid a mínimos y se refugia en Castilla-La Mancha.

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Con su gestión del caso Bárcenas, la secretaria general del PP ha conseguido herir sensibilidades en los dos sectores que, desde que estalló el asunto del extesorero, se evidencian claramente en el partido: los veteranos por un lado, es decir, la generación del propio Mariano Rajoy, ensombrecida bajo los papeles de Bárcenas y directamente afectada por el cobro de sustanciosos sobresueldos que se investiga si proceden de la presunta financiación ilegal del partido. Y, por otro, los partidarios de los cambios orgánicos y ejecutivos, esto es, el grupo de renovadores, alejados por generación o responsabilidades menores en el pasado de los gobiernos de José María Aznar y la etapa presuntamente más intensa de las actividades de Luis Bárcenas.

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Los dos grupos del PP, en general, difieren en sus argumentos cuando critican la labor de María Dolores de Cospedal al frente del partido en la gestión del caso Bárcenas, pero coinciden en una cosa: la secretaria general planteó una defensa "personal" -su defensa- frente al extesorero -no colectiva del partido, "papel que le corresponde por sus responsabilidades", aseguran las fuentes consultadas- en la que además, se presentó como víctima -de Bárcenas- y heroína -la única que le plantó cara en la calle Génova-.

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En esta estrategia, no se salvó ni el presidente del Gobierno, al que Cospedal responsabilizó directamente y en sede judicial de la "indemnización en diferido" que recibió Bárcenas hasta el pasado 31 de enero. En este indicativo de responsabilidades al juez, la secretaria general incluyó a Javier Arenas, a quien todos señalan como el objetivo número uno a derribar de Cospedal, de momento, sin éxito. La animadversión de la número dos del PP por su vicesecretario general de asuntos territoriales tampoco le ha granjeado grandes simpatías en sus propias filas ni -a la vista está- cuenta con el visto bueno de Rajoy, que mantiene al exvicepresidente en su puesto. Los veteranos -entre los que se encuentra Arenas-, además, recuerdan que la número dos del PP, además de "su propio asunto" (el supuesto pago de 200.000 euros de la constructora Sacyr al PP de Castilla-La Mancha a cambio de la contrata de basuras de Toledo en el año 2007), tiene los de su marido, Ignacio López del Hierro, cuyo apellido -según la Policía- podría ser el que figura en los papeles de Bárcenas (López Hierro y López H.) como donante de 114.192,30 euros en 1997 y 1998. El conocido empresario, además, está incluido en la ampliación de la querella presentada por IU y otras entidades en la que piden la imputación de Francisco Álvarez-Cascos y Ángel Acebes, entre otros, y de 15 empresarios, entre ellos, el marido de la presidenta de Castilla-La Mancha. Los más agoreros se atreven a vaticinar que "si Cospedal se libra de lo suyo, le pillará lo de su marido".

A todo este maremágnum de descontentos con la secretaria general, el último revés lo recibió ayer Cospedal, precisamente, del presidente del Gobierno. En una entrevista concedida a la agencia norteamericana Bloomberg, Mariano Rajoy fue preguntado sobre la destrucción de pruebas de los ordenadores usados por el extesorero. Su respuesta dejó toda la carga de la responsabilidad en su número dos, o así lo han interpretado varios conservadores: "Lo desconozco absolutamente", sostuvo el jefe del Ejecutivo sobre la citada destrucción de pruebas. Rajoy dijo que lo único que sabe de este asunto es que el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz lo ha enviado "a otro juzgado" en Plaza de Castilla. "Espero que éste tome una decisión y mantenga la ley, pero no puedo hablar de eso porque no sé nada de eso", ha apostillado. En ningún momento negó que se hubiera hecho algo así ni mostró su confianza en quienes, por debajo de él, ostentan las máximas responsabilidades en el partido.

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La actividad orgánica de Cospedal, mientras tanto, se ha reducido a la mínima expresión. Este lunes dio una rueda de prensa después de veinte días sin hacerlo y la semana pasada, acudió a La Moncloa junto al Comité de Dirección del PP (los tres vicesecretarios generales y los portavoces parlamentarios) para reunirse con Rajoy por iniciativa de éste y por primera vez en 22 meses de legislatura. Que el presidente del PP tome el volante del partido, al menos de forma ocasional -fuentes del PP creen que este encuentro se celebrará en los mismos términos con una periodicidad mensual, aproximadamente-, no deja en buen lugar a su número dos, máxime conociendo a Rajoy, subrayan los conservadores: "Si el presidente delega es para que las cosas vayan bien; si no van bien, toma las riendas", ilustran y reflexionan también que, seguramente, esto supone una contrariedad "en estos momentos" para el jefe del Ejecutivo.

Cospedal sí mantiene, en cambio, una agenda activa en Castilla-La Mancha, con recepciones en la Presidencia prácticamente a diario y algunas visitas por la región, eso sí, con pocas concesiones a la prensa y con un inmenso despliegue de seguridad. A principios de mes, además, la presidenta estuvo volcada en el Debate sobre el Estado de la Región y ahora, quienes sí apelan a la normalidad de su responsabilidad como secretaria general subrayan que el hecho de no tener actividad pública como tal no significa que se haya alejado del partido, sino que está "muy ocupada" con la organización de la intensa agenda del PP este otoño: una Interparlamentaria los días 8 y 9 de noviembre en Córdoba, un foro que contará previsiblemente con la presencia de Rajoy; los recuperados debates abiertos bajo el lema Juntos salimos, el primero de los cuales tratará el futuro de las pensiones y se celebrará el día 5 de octubre, casi con toda seguridad en Toledo. Posteriormente, habrá otro sobre los Presupuestos Generales del Estado (PGE), que tendrá lugar el 19 de octubre pero sin ubicación determinada aún. El tercero debatirá sobre España y los nacionalismos y se celebrará previsiblemente en Navarra el 30 de noviembre. El cuarto debate, sobre la situación política, tendrá lugar el 14 de diciembre y será probablemente en Canarias. Después de estos actos, a lo largo de este trimestre, el PP comenzará el año con la celebración de su Convención Nacional, cuyo lugar se desconoce todavía. Sobre la posibilidad de que tenga lugar en Cataluña, Cospedal señaló el lunes que aún no está decidido, aunque sí adelantó que estos meses, el partido va a tener una "intensa" actividad en esa comunidad autónoma.

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