Bescansa: "Está claro que el escándalo cuando llevé a mi hijo al Congreso obedecía al rechazo a Podemos"
"El escándalo ayer fue que Rita Barberá estuviera sentada a menos de diez metros del jefe del Estado y él no tuviera una palabra concreta sobre la presencia de políticos corruptos en la cámara", asegura a 'Público la diputada y dirigente del partido morado.
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MADRID.-"Letizia, si vas a llevar a tus hijas al hemiciclo, prepárate para una campaña de insultos y descalificaciones sin límite". El mensaje de Carolina Bescansa (Santiago de Compostela, 1971) en la red social Twitter este jueves se convirtió en uno de los asuntos más comentados durante la jornada de Apertura Solemne de la XII Legislatura, aunque ni mucho menos estuviera entre los más importantes.
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¿Cuál era el objetivo de su tuit de este jueves?
En el acto protocolario de ayer íbamos a visibilizar si es o no un escándalo que haya niños que vengan a las Cortes. Y ayer quedó claro que no, que no es un escándalo, cosa que me alegra por otro lado. Eso demuestra que lo que pasó el 13 de enero fue en realidad un escándalo por el rechazo político e ideológico a Podemos y a las confluencias.
¿El único motivo del alboroto entonces fue el rechazo de otras fuerzas a Podemos?
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El de enero fue un escándalo con cierta naturaleza machista, en el que se plasmó el rechazo de distintos opinadores, partidos y voceros de opinión.
¿Dio su tuit de ayer el resultado esperado? ¿Le sorprendió su repercusión?
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Me sorprendió menos el recorrido del tuit que la repercusión que tuvo llevar a mi hijo lactante de cinco meses al Congreso.
¿Qué lectura hacen de que para muchos medios la noticia sea este mensaje, la bandera republicana en la cámara o que su grupo no aplaudiera al rey, y no tanto, por ejemplo, la presencia de Rita Barberá en la bancada del PP?
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Es un síntoma del estado de cosas en el que estamos. De la misma manera que el 13 de enero el verdadero escándalo eran los diputados del PP que estaban sentados en escaños con causas pendientes por casos de corrupción en los tribunales, ayer lo era que Barberá estuviera sentada a menos de diez metros del jefe del Estado y él no tuviera una sola palabra concreta sobre la presencia de políticos corruptos en la cámara. Creo que los escándalos sirven para hablar de ciertas cosas, para acotar los límites de lo que algunos consideran permisible y lo que no. Y sirven para no hablar de otras cosas, que tienen que ver con la agenda política y social de los que queremos cambiar nuestro país.
¿Ha vuelto a llevar a su hijo Diego al Congreso?
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¿A las oficinas? Muchísimas veces, claro. Cómo no.
¿Al Pleno no?
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No. Ni podrá ir, porque ya es un niño mayor.
Ha habido muchas reacciones tanto positivas como negativas a su gesto del 13 de enero. Ahora que las conoce, ¿volvería a actuar igual? ¿Volverá a llevar a su hijo Diego al pleno?
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Como madre creo que no. Expuse a mi hijo a un nivel de crítica pública que ninguna madre quiere para sus hijos. Como activista y defensora de los derechos de las mujeres el volumen del escándalo me hizo ver hasta qué punto era necesario que las mujeres y las madres visibilicemos nuestra condición en los espacios de poder. Me hizo ver hasta qué punto es necesario que seamos capaces, a través de nuestro comportamiento personal, de transformar las instituciones para hacerlas más parecidas a las calles y plazas de nuestro país.