Aznar pide a Rajoy ir más allá y hacer "reformas incisivas"
El expresidente baja el tono de las críticas al Ejecutivo en presencia de la vicepresidenta y el ministro de Industria, aunque evita cualquier reconocimiento hacia su gestión frente a la crisis
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"En las últimas semanas he transmitido a la sociedad española un mensaje claro sobre lo que, en mi opinión, es una situación grave. Lo he hecho convencido y seguro de que es lo que debo hacer". Estas palabras de José María Aznar, pronunciadas casi al final, han sido la única alusión -muy velada- a la polémica que suscitaron las declaraciones del ex presidente en una entrevista concedida a Antena 3 y, posteriormente, en un acto en el Congreso de los Diputados.
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Hoy, Aznar ha llegado al Club Siglo XXI muy sonriente y acompañado por la vicepresidenta del Gobierno y el ministro de Industria, los dos miembros del Ejecutivo de Mariano Rajoy que han acudido a limar asperezas e intentar devolver las aguas a su cauce tras varias semanas de controversia por las críticas que el presidente de Honor del PP dirigió a su sucesor. El vicesecretario general Carlos Floriano también ha acudido al acto introducido por el ex ministro Eduardo Zaplana, presidente del Club, que no ha ahorrado elogios a quien fue su jefe en el Consejo de Ministros.
Elogios no hubo, sin embargo, para las políticas del Gobierno. Aznar no citó a Mariano Rajoy ni una sola vez, aunque tampoco trasladó algún mensaje de reconocimiento a los dos miembros de su Ejecutivo allí presentes (la ministra de Empleo, Fátima Báñez, canceló su asistencia en el último momento) Al expresidente todo se le fue en reconocer la fortaleza de los conservadores desde 1989 (él fue presidente desde 1990); desde que el PP "ha obtenido en el conjunto de las elecciones generales más votos que cualquier otro partido político: más de 64 millones". También tuvo palabras de reconocimiento para la mayoría absoluta de Rajoy en 2011, aunque siguió sin citarlo, y no tuvo ningún reparo en culpar a la izquierda y a los nacionalismos de todos los males que vive hoy España por su "gravísima deslealtad" y de los cuales sólo los conservadores ("centro-derecha") pueden salvarla.
Aznar pidió "actualizar los objetivos históricos de la Transición con el contenido que sea necesario hoy", para "atender y encauzar la voluntad de cambio de la que está dando muestras inequívocas la sociedad española", aunque puso condiciones: "No está abierta la discusión sobre la Nación española ni su soberanía"; "Quien rompe los pactos debe asumir que si se reconstruyen no será en los términos que dicte la minoría"; hay que hacer "reformas incisivas para reformar y modernizar la democracia representativa, no para liquidarla", esto es, ir más allá del "adelgazamiento del aparato público o el incremento de la eficacia administrativa", una tarea, precisamente, en la que lleva el volante Soraya Sáenz de Santamaría, sentada en primera fila. Al respecto, Aznar ha pedido que los partidos políticos "sean el cauce de las reformas, no su dique de contención". "Necesitamos un reformismo de alta intensidad", ha advertido a una sala abarrotada que, a la salida, dejaba mostrar una ligera decepción con el tono "muy light" del ex jefe del Ejecutivo.
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El ex presidente ha pedido un "pacto social", la reforma educativa, la del sistema fiscal, reforzar la unión monetaria o una economía global real para España y Europa y ha vuelto a repetir, como hiciera hace días en el Congreso de los Diputados que la actitud para alcanzar los objetivos propuestos debe ser "constructiva y decidida; la actitud de no estar contra nadie sino de estar con todos los españoles".