La anterior cumbre hispano–francesa en Catalunya tuvo tímidas protestas y la presencia de Maragall
El president Aragonès asistirá finalmente a la que se celebra la próxima semana en Barcelona, marcada por la convocatoria de una movilización contraria del independentismo.
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barcelona, Actualizado:
Por segunda vez, Catalunya será el escenario de una cumbre hispano–francesa. El próximo jueves de la semana, día 19, los respectivos presidentes, Pedro Sánchez y Emmanuel Macron, se encontrarán en el Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC), en Barcelona, en una reunión en la que, finalmente, el jefe del ejecutivo catalán, Pere Aragonès, ejercerá de anfitrión. Pese a mostrarse crítico con el uso "partidista" de la cumbre que, entiende, quiere hacer el Gobierno con la voluntad de fortalecer el relato de que "el Procés ha terminado", la Generalitat ha decidido que no participará en la movilización independentista contra el evento.
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Aunque sea puntualmente, la protesta permitirá restablecer la unidad independentista, ya que la convocan el ANC, Òmnium Cultural y el Consell per la República y han confirmado su asistencia Junts, la CUP y, también, ERC.
Hacía más de 15 años que Catalunya no acogía una cumbre como ésta. La anterior ocasión fue el 16 de noviembre de 2006 en Girona, con José Luis Rodríguez Zapatero y Jacques Chirac como principales protagonistas, y Pasqual Maragall como anfitrión. Muchas cosas han cambiado desde entonces –tres lustros son una auténtica eternidad en política–, pero hay algunos elementos que se mantienen. Y es que ese otoño de 2006 la celebración de la cumbre también comportó la convocatoria de movilizaciones en contra –aunque no fueron demasiado concurridas– y el ámbito energético fue uno de los temas claves –si no el más importante– de la reunión entre Zapatero y Chirac.
En esta ocasión, el encuentro servirá para que ambos estados firmen un tratado de Amistad y Cooperación Reforzada y para formalizar la rúbrica simbólica del H2Med, el proyecto de corredor de hidrógeno que pretende conectar los puertos de Barcelona y Marsella. El acuerdo energético, en el que también participa Portugal, se cerró el pasado diciembre en Alicante, y la previsión es que tenga un coste de unos 2.500 millones –con la voluntad de contar con financiación europea– y esté listo en 2030.
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Paralelamente, el Gobierno de Sánchez también pretende aprovechar la ocasión para lanzar el mensaje de que Barcelona ha vuelto a la "normalidad institucional", alejada de los momentos más tensos del Procés y, por tanto, puede acoger cumbres entre estados sin que la cita esté marcada por las protestas. Pero, ¿cómo fue la cumbre del 2006 en Girona?
Maragall, presidente en funciones
La cumbre hispano–francesa que acogió la ciudad se celebró años antes del estallido del Procés y de la irrupción de la enorme crisis económica y financiera que marcaría la actualidad y el día a día de gran parte de la gente los siguientes años. Aquel 16 de noviembre de 2006, el presidente español, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, apenas acumulaba dos años y medio en un cargo que revalidaría después de las elecciones de marzo de 2008.
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En cambio, el conservador Jacques Chirac encaraba el último semestre de su segundo y último mandato en el Elíseo. El presidente francés, que antes había sido alcalde de París (1977–1995), murió en septiembre de 2019.
A su vez, Maragall vivía literalmente sus últimos días como presidente, cargo que ya ejercía en funciones y en el que sería sucedido por José Montilla –también del PSC– el día 28 del mismo mes, después de que las elecciones al Parlament celebradas el 1 de noviembre hubieran posibilitado la reedición del tripartito formado por PSC, ERC e ICV–EUiA.
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Sin embargo, los últimos meses de Maragall como president habían estado marcados por la debilidad parlamentaria, ya que el 11 de mayo de ese año había expulsado a ERC del Govern, debido a la decisión del partido de hacer campaña por el "no" en el referéndum sobre el nuevo Estatut.
La normativa que fue aprobada por la ciudadanía en una consulta con una participación muy baja –por debajo del 50%– había sido muy recortada durante su tramitación en el Congreso, pero todavía recibiría una estocada final en 2010, con la sentencia del Tribunal Constitucional. Una decisión que aceleraría el malestar y sería uno de los elementos clave que explican el inicio del Procés independentista.
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En un barrio viejo de Girona absolutamente blindado –se desplegaron medio millar de agentes de los Mossos d'Esquadra–, Zapatero y Chirac mantuvieron su primer encuentro a las 11h en el Ayuntamiento de la ciudad y posteriormente se desplazaron al muy cercano edificio Fontana d'Or para participar en el Foro hispano–francés de Diálogo Civil. Era una iniciativa de las fundaciones Cidob y Veolia que justamente se estrenaba ese día, como también lo hacía el Consejo de Seguridad y Defensa entre ambos estados.
La cumbre continuaría en el Palau de Congressos de Girona y se abordarían cuestiones como la migración, ETA –la banda armada aún no había cesado su actividad– o la propuesta de Zapatero de liderar una iniciativa de paz en el conflicto entre Israel y Palestina, que Chirac aceptó pero que, como es obvio, no resolvió la situación. Ahora bien, la reunión al más alto nivel no serviría para desatascar la interconexión eléctrica entre los dos estados a través de una línea de Muy Alta Tensión (MAT) que debía cruzar los Pirineos por el Empordà.
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El proyecto generaba un fuerte rechazo ciudadano –con movilizaciones ecologistas– y político –en Catalunya tanto ERC como ICV–EUiA se oponían a él– y Zapatero y Chirac apenas pactaron que fuera la Comisión Europea la que nombrara a un coordinador que propusiera el trazado definitivo de la polémica infraestructura. El proyecto sería una realidad en octubre de 2015 y con un coste de 700 millones, financiados por las compañías distribuidoras –REE y la francesa RTE– y por una subvención europea –de 225 millones–. La interconexión se acabaría realizando con una línea soterrada de 64 km de longitud.
Este pasado verano, en cambio, se había reactivado la interconexión gasística entre Francia y España, que también generaba rechazo político y ciudadano y que, finalmente, se ha reconvertido en el H2Med, uno de los elementos estrella de la cumbre de la semana próximo.
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Protestas ciudadanas
Solo cuatro días antes del encuentro entre Chirac y Zapatero, cerca de 4.000 personas se habían manifestado contra la MAT en la ciudad. El proyecto, como hemos dicho, finalmente seguiría adelante y acabaría materializándose ocho años más tarde, si bien con modificaciones. El mismo jueves 16 de noviembre, la ciudad fue escenario de dos movilizaciones, si bien globalmente no aglutinaron a ni un millar de asistentes. Al mediodía, la convocatoria del Sindicat d'Estudiants dels Països Catalans (SEPC) reunió a unos 500. La Generalitat no había autorizado que la protesta fuera céntrica y, finalmente, se hizo en la plaza dels Països Catalans, más alejada de los espacios de la cumbre.
Por la noche, poco más de un centenar de personas sí pudieron manifestarse por las calles del Barri Vell, convocadas por la plataforma No a la cimera, que agrupaba a una veintena de entidades que se movilizaban a favor de "Europa de los pueblos y la clase trabajadora". Pero ya hacía horas que la reunión entre los gobiernos había terminado.
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El último acto se había celebrado en la iglesia de Sant Pere de Galligants, donde se hizo la comida que cerró el evento. De la comida se encargó un todavía no tan célebre El Celler de Can Roca. 16 años más tarde, y después de los años más intensos del Procés y algunas crisis económicas, Catalunya volverá a acoger una cumbre hispano–francesa, con la duda de si esta vez la movilización ciudadana en contra es de mayor magnitud que entonces.