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El año en el que el PSOE cambio al "listo" por el "guapo"

El cambio de liderazgo no ha supuesto un revulsivo para los socialistas que siguen en retroceso en las encuestas. Algunos quieren volver a cambiar de cara y apuestan por Susana Díaz, pero son más los que creen que la crisis del PSOE es más profunda y no ya no se arregla con cambios de liderazgos

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Rubalcaba abraza a Pedro Sánchez. EFE

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La hoja de ruta de Alfredo Pérez Rubalcaba estaba perfectamente calculada y, hasta el 25 de mayo, todo le iba saliendo como lo tenía más o menos previsto.

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Rubalcaba dedicó los primeros dos años, con más pena que gloria a nivel de repercusión mediática, a configurar un nuevo proyecto político y a tener “entretenido” al PSOE en el debate de ideas, ante las prisas de algunos por los datos de las encuestas.

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En Ferraz daban por hecha la victoria en las europeas

Faltaba superar la primera prueba de su liderazgo y tenía el reto de las europeas. Puso de cabeza de lista a su mano derecha, Elena Valenciano, y todos los medios a su alcance para ganar. En Ferraz daban por hecha la victoria –“aunque por poco, uno o dos diputados más que el PP” apuntaba el propio Rubalcaba dos días antes de las elecciones, pese a su habitual pruencia-, pero el castillo de naipes se le derrumbó al secretario general del PSOE esa noche cuando volvió a perder frente al PP y a cosechar un pésimo resultado electoral.

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Los acuerdos territoriales promovidos por Susana Díaz propiciaron la victoria de Pedro Sánchez en las primarias

Sin embargo, acuerdos territoriales entre varias federaciones liderados, al parecer, por Susana Díaz, junto al trabajo soterrado que llevaba meses haciendo el actual secretario general, dieron una contundente victoria a Sánchez, con casi el 50% de los votos.

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La irrupción de Podemos ha dejado a los socialistas en una encrucijada


Por ello, la reflexión que se hacen es que el PSOE tiene que buscar su sitio. La irrupción de Podemos ha descolocado a todo el mapa político español pero, en especial, a los socialistas, que se encuentran en la encrucijada de la dificultad de hacer guiños a su izquierda y el mensaje que ahora proclama el Gobierno de la “gran coalición”.

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