La “anexión” de Navarra a Euskadi, el fantasma que solo agita la derecha
PP, Ciudadanos y UPN utilizan el supuesto peligro de fusión entre ambas comunidades, contemplado por la Constitución, como uno de sus principales argumentos contra el gobierno que buscará presidir la socialista María Chivite.
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BILBAO,
Es el punto tabú de la Carta Magna. Los políticos que enarbolan la Constitución como manual contra el independentismo llevan unos cuantos años hablando de esos párrafos polémicos, encerrados en la Disposición Transitoria Cuarta. Allí se contempla la posibilidad de que Navarra se fusione por vías estrictamente legales a la Comunidad Autónoma Vasca. Se trata de la famosa –y nunca tramitada– “anexión” que estos días, a las puertas de la conformación de un nuevo gobierno foral encabezado por la socialista María Chivite, vuelve a aparecer en boca del conservadurismo.
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Ana Beltrán, portavoz del PP navarro y recién designada por Pablo Casado como vicesecretaria de Organización del partido a nivel nacional, no se cansa de advertirlo. A su juicio –tal como afirmó esta misma semana- en los últimos cuatro años de Gobierno de Uxue Barkos se ha visto “cómo los nacionalistas vascos, con Bildu-Batasuna a la cabeza, daban todos los pasos para conseguir la ansiada anexión de Navarra al País Vasco”.
No es la primera vez que la política conservadora lanza esa premonición. En mayo de 2015, algunos días antes de las elecciones forales que permitieron que Barkos, integrante de Geroa Bai, llegara a la Presidencia del Ejecutivo con el apoyo de Podemos, EH Bildu e Izquierda-Ezkerra, Beltrán ya pronosticaba la catástrofe. En una entrevista publicada por el Grupo Vocento, decía que se trataban de “unos comicios de vital importancia para evitar que los partidos nacionalistas, que tienen el máximo interés en que Navarra se anexione al País Vasco, puedan tener fuerza como para impulsar ese debate. El PP defiende como nadie que eso no ocurra”.
Los “nacionalistas” llegaron al Gobierno, pero Navarra no se anexionó a Euskadi
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El tiempo no le dio la razón. Los “nacionalistas” llegaron al Gobierno, pero Navarra no se anexionó a Euskadi. “De hecho, a nadie se le ocurrió plantearlo”, destaca a Público el sociólogo Ricardo Feliú, autor del libro “Navarrismo Pop” (Editorial Katakrak). De hecho, sostiene que ni la Disposición Transitoria Cuarta ni la “anexión” están en la agenda “ni del espacio vasquista ni de la izquierda”. “En todo caso, es un elemento que la derecha pone sobre la mesa de manera recurrente”, subraya.
El discurso de Pablo Casado durante la fallida sesión de investidura de Pedro Sánchez iba, precisamente, en ese sentido. Desde la tribuna del Congreso, el líder conservador acusó al presidente en funciones de pactar “con los que quieren abolir la monarquía parlamentaria, los que ven la Constitución como un candado, los que relativizan el zarpazo criminal de ETA, piden la independencia de Cataluña o la anexión de Navarra a una imaginaria Euskal Herria”.
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Lorena Roldán, nueva portavoz de Ciudadanos, también acusó en los últimos días al líder socialista de pactar con “los que están en Navarra con el proyecto anexionista”. Ese mismo fantasma también aparece en los discursos de Unión del Pueblo Navarro (UPN), la tercera pata de Navarra Suma –coalición en la que los regionalistas participan junto a PP y Ciudadanos-.
“¿Cree que Sánchez sería responsable de la futura anexión de Navarra?”, le preguntaron a Javier Esparza, líder de UPN, en una entrevista publicada en junio pasado en La Razón. “El nacionalismo vasco está sembrando Navarra con más nacionalismo para conseguir que en un momento dado sea anexionada. Y cuando eso ocurra, el problema que hay en Cataluña lo tendremos aquí, en la zona norte de España”, respondió.
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“No es prioritaria”
Sin embargo, ni EH Bildu ni Geroa Bai –con el PNV dentro– defienden a día de hoy esa propuesta. En su programa electoral para las elecciones forales de mayo pasado, EH Bildu apostaba por el reconocimiento de Navarra “como sujeto político”, remarcando que, en cualquier caso, la actual Disposición Transitoria Cuarta no era “prioritaria” para esa formación.
Por su parte, Geroa Bai dejaba claro en su programa que concebía a Navarra “como sujeto político” y defendía “una Navarra fuerte en Europa”. “Apostamos por seguir avanzando en la normalización de relaciones políticas con los territorios vascos, así como seguir desarrollando herramientas como la Eurorregión Euskadi-Aquitania-Navarra tras la incorporación de la Comunidad Foral en 2017”, agregaba.
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El único intento
Iñaki Lasagabaster, catedrático de Derecho de la Universidad del País Vasco, subraya que la Disposición Transitoria Cuarta nació en un contexto especial. “Por entonces, los únicos que no hablaban de Navarra en Euskadi eran los fascistas”, señala.
Para encontrar un intento de aplicación de ese apartado de la Constitución hay que viajar temporalmente hasta diciembre de 1979. Entonces, la Comisión de Régimen Foral del Parlamento de Navarra rechazó la moción presentada por las formaciones Euskadiko Ezkerra, PTE, PCE y ESEI (Convergencia Socialista Vasca), que buscaban un pronunciamiento favorable a la “incorporación de Navarra a las instituciones autonómicas vascas”. Unión de Centro Democrático y Unión del Pueblo Navarro (UPN) votaron en contra, mientras que el PSOE y el Partido Carlista de Euskal Herria se abstuvieron. Desde entonces, la Disposición Transitoria Cuarta solo aparece, de vez en cuando, como fantasma agitado por la derecha.