sevilla
Actualizado:El 31,4% de los andaluces considera que Andalucía no ha alcanzado un nivel suficiente de autonomía, por un 59,5% que cree que sí y un 5,3% que opina que la que hay es demasiada, según la última encuesta al respecto del Centro de Estudios Andaluces (Centra). El 77% se siente tan español como andaluz, mientras que el 11,8% se siente más andaluz que español y un 7,9% más español que andaluz.
Estos datos revelan que hay un amplio campo de actuación político, no solo en la defensa de la Junta de Andalucía –con todas sus instituciones tal y como es hoy–, sino también en la construcción de una Andalucía más autónoma, con capacidad de decisión real sobre los temas que afectan, sobre todo el paro, siempre varios puntos por encima de la media española.
Desde luego, hay dos proyectos, aún embrionarios, en la izquierda andaluza que así lo consideran y que, de algún modo, buscan votantes en ese espacio huérfano desde la desaparición del Partido Andalucista, que llegó a tener un grupo propio en el Congreso, consejeros en el Gobierno andaluz y numerosos alcaldes, antes de disolverse prácticamente tras la reforma del Estatuto de Autonomía que se votó en febrero del año 2007.
Por un lado, tras la ruptura traumática con Unidas Podemos, Teresa Rodríguez ha lanzado Adelante Andalucía, una apuesta soberanista de izquierdas. Por otro lado, Más País Andalucía, el proyecto de Íñigo Errejón, liderado por la profesora de Derecho Constitucional, Esperanza Gómez, exdiputada y exsenadora de Podemos, acaba de aliarse con dos formaciones andalucistas de cara a las próximas autonómicas.
Estos movimientos en el plano político conectan con un cierto renacimiento de lo andaluz, en toda su complejidad, como seña de identidad en el plano cultural. El andalucismo quiere ser vanguardia otra vez: "No hablamos solo de nostalgia, sino de reivindicaciones contemporáneas de gente joven. La fortaleza del andalucismo hoy es que vuelve a ser sinónimo de modernidad. En la década de los 70 ser andalucista era ser vanguardia: Triana o Carlos Cano en la música, en teatro, Salvador Távora, en la literatura, Antonio Gala... Andalucía era símbolo de modernidad. Hoy los jóvenes empiezan a asociar que ser andaluz y ser andalucista vuelve a ser moderno. Derby Motoreta’s Burrito Kachimba, Rocío Marquez, María José Llergo, Califato 3/4... Es tan evidente que el capitalismo lo sabe y lo utiliza en el marketing y los anuncios. Los jóvenes ya toman conciencia", afirma a Público, Antonio Manuel, profesor de Derecho, escritor y Patrono de la Fundación Blas Infante.
La encuesta del Centra hace también esta pregunta: cuando hablamos de la bandera de Andalucía, ¿qué se le viene a la cabeza?. El 14,9% responde que la familia y los recuerdos de infancia; el 13,3% símbolo de identidad; el 10,1%, mi tierra; el 9,8%, Blas Infante; y al 9,8%, el orgullo de ser andaluz. El resto cita otros temas, desde la corrupción –un 5%– hasta Juanma Moreno, el presidente –un 1,9%–.
"¿Qué tiene de bueno la bandera andaluza? –se pregunta en conversación con Público Mercedes de Pablos, escritora (Jonás, Editorial Almuzara), exdirectora del Centro de Estudios Andaluces– Es una bandera limpia, de reivindicación, humanista, poética, filosófica y política. El escudo alude a valores vigentes, a una fusión de culturas, asume la historia de un pueblo. Emociona porque no es bélico. Casi podía ser un góspel, aúna elementos religiosos y populares. Todo eso tiene una enorme capacidad de relectura y permite una nueva izquierda", afirma en conversación con Público.
"No puede haber reivindicación social sin andalucismo y viceversa. Donde más paro –juvenil, femenino– hay, es en Andalucía. El andalucismo desde su origen está enfocado ahí. Cuando se pide autonomía, no se hace desde un punto de vista formal sino material, para acabar con las desigualdades", afirma Antonio Manuel.
El capital político andalucista
Hay muchos momentos relevantes en la consecución de la autonomía y de la posterior creación de la Comunidad Autónoma. Pero hay dos que se consideran fundacionales. El 4-D de 1977, cuando se produjeron masivas manifestaciones que reclamaban el acceso de Andalucía a la autonomía en un plano de igualdad con las llamadas nacionalidades históricas –Galicia, País Vasco, Catalunya–, simbolizó la eclosión en las calles de la conciencia política de Andalucía. Y el 28-F de 1980, cuando se celebró el referéndum, conseguido a pulso, que dio paso a la autonomía.
Desde que en 1982 se produjeron las primeras elecciones a la Junta de Andalucía, el capital político de la lucha por la autonomía se lo llevó fundamentalmente el PSOE, que ha gobernado durante 37 años, con acuerdos de gobierno en diferentes etapas con el Partido Andalucista y con IU, y con un postrero acuerdo parlamentario con Ciudadanos. Hoy, desde enero de 2019, el Ejecutivo andaluz está en manos de PP y Ciudadanos.
El Centra pregunta en su sondeo: cuando hablamos de la bandera de Andalucía, ¿piensa en alguna ideología o partido político concreto? El 86,8% responde que ninguno. El 9,5% cita izquierda, extrema izquierda, PSOE, IU o Andalucista. Solo el 2,3% dice derecha, centro o PP. El resto, no contesta.
"No concibo el andalucismo desde la derecha –afirma Antonio Manuel–. A diferencia de otros nacionalismos abanderados por las clases adineradas, desde las élites, aquí se construye desde abajo. Fue el pueblo quien llevó las banderas andaluzas el 4-D. Otra cosa es que desde las derechas también se sientan andaluces, lo que me parece normal y lógico en Andalucía. Ahora bien, ser y sentirse andaluz no significa ser y sentirse andalucista. El andalucismo tiene un componente político y social. Si despiden a bomberos, enfermeros, bajan impuestos a los ricos eso no es andalucismo, aunque se envuelvan a una bandera. No la defienden, la manchan".
"Ha sido imposible un andalucismo de derechas, [Manuel] Clavero Arévalo [dimitió como ministro de Adolfo Suárez cuando discreparon sobre el referéndum por la autonomía en Andalucía] lo intentó, pero no cuajó. No hubo una burguesía andalucista y la derecha tuvo el pecado original del rechazo al 28-F", agrega de Pablos.
El profesor Isidoro Moreno, catedrático de Antropología Social y Cultural, fue uno de los firmantes del Pacto de Antequera de 1978, firmado un año después de las manifestaciones del 4-D y que implicó la unidad de once partidos en torno al objetivo de lograr la autonomía lo más rápido posible. Él firmó por el Partido del Trabajo.
"El pueblo andaluz –interpreta Moreno– fue cloroformizado por el PSOE. El andalucismo fue banalizado por el PSOE utilizando algunos de sus símbolos para disfrazar su jacobinismo y suplantar al PSA-PA, que era su principal adversario en Andalucía".
"El PSOE –agrega Moreno– hizo una cierta utilización del andalucismo a nivel carnavalesco, de máscara. Alfonso Guerra y Rodríguez de la Borbolla, ese sector, si fuera necesario, se pintarían el cuerpo de blanco y verde, fueron muy listos, y jugaron con el andalucismo, en gran medida, como instrumento para echar a la UCD del Gobierno central".
"Por las insuficiencias del Estatuto, algunos pocos pedimos el 'no'. El Estatuto, más que al 4-D y al 28-F, respondía al Golpe de Estado de Tejero y al acuerdo PSOE-UCD para armonizar (en realidad nivelar a la baja) las Autonomías. En realidad, el Estatuto es una herramienta muy limitada para poder transformar Andalucía, aunque en los más de 35 años de régimen del PSOE ni siquiera se han puesto en juego todas sus cortas posibilidades", analiza Moreno.
Federalismo y localidad
Para una correcta definición de lo que es el andalucismo, argumenta Antonio Manuel, "hay que separar el andalucismo del partidismo, y no confundir el andalucismo con una marca política concreta". "El andalucismo ha perdurado en la conciencia colectiva. A nadie se le pasa por la cabeza decir que el nacionalismo vasco es solo el PNV o el catalán es solo ERC. Es una ideología, transversal, como puede ser el ecologismo, como el feminismo. Luego hay que ver qué partidos se acercan a esta definición y la defienden. Ellos y sólo ellos, si colocan Andalucía en el centro de su mirada, el centro de la toma de decisiones, serán andalucistas se llamen como se llamen", afirma.
Para De Pablos, "el andalucismo está donde está el federalismo, una visión federalista del Estado, y los valores republicanos. No hablo de república-monarquía –puntualiza de Pablos– sino de los valores de la cosa publica, la igualdad, la participación y la representación de territorios invisibles, la financiación acompasada… Donde esté ese discurso, que algunos partidos han asumido en parte, hay andalucismo".
Moreno se envuelve en la bandera
Sobre la actitud del presidente Juanma Moreno, quien cada vez que puede se envuelve en la bandera andaluza, afirma Isidoro Moreno: "El PP actual, desde la Junta, ha sido básicamente continuista respecto al PSOE en eso de utilizar puntualmente símbolos andalucistas, descargados de carga política reivindicativa, para aparecer como supuestos andalucistas".
Moreno argumenta que la tradición andalucista va de lo local hasta lo andaluz y alerta sobre la nueva ola que crece: "Las olas, por definición, van y vienen. Lo que necesita el andalucismo hoy no son surfistas sino construir cimientos sólidos impregnando de andalucismo los movimientos y luchas sociales sin obsesionar tanto con lo electoral. Sin reactivar la conciencia de pueblo todo seguirá siendo frágil aunque pueda haber pasajeros éxitos electorales, que tampoco están nada claros porque son muy difíciles sin ese requisito".
Moreno razona: "Los siglos y situación actual de colonialidad se caracterizan, además de por la dependencia económica –el extractivismo– por la subordinación y el secuestro de muchas de nuestras expresiones culturales que son presentadas como genéricamente españolas cuando son específicamente andaluzas".
Las raíces del andalucismo
"Hubo un andalucismo anterior a Blas Infante [autor del Ideal Andaluz, considerado padre de la patria andaluza, fusilado por los golpistas en 1936: su cuerpo nunca ha sido hallado] , en el siglo XIX. En los años de la Gloriosa, del sexenio democrático, hubo un fuerte movimiento intelectual, de gente de la universidad, que fue el primer descubrimiento consciente de la identidad andaluza. Por primera vez, con intencionalidad científica, profesional se produjo un acercamiento a la especificidad de los andaluces", explica Moreno a Público.
"Allí estaba Antonio Machado Núñez, padre de Demófilo y abuelo de los poetas Antonio y Manuel. Era catedrático de la Universidad y fundador de la Sociedad Antropológica Sevillana. Fue el primero en aproximarse con inquietud científica a la identidad cultural de los andaluces. Y en el plano más político el proyecto de Constitución para Andalucía que se presenta en Antequera en 1883 ya la define como "soberana y autónoma", sin depender de otro poder que el de las comarcas (cantones) y municipios que la constituyen. Ese andalucismo del XIX era rotundamente soberanista y confederalista, lo que fue asumido explícitamente en la Asamblea Andalucista de Ronda, en 1918 con Blas Infante como cabeza indiscutible", añade Moreno.
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