¿Qué aptitudes ha valorado Alberto Fabra para proponer a Esther Pastor a este nuevo cargo? "Es una perfecta conocedora del funcionamiento del área de presidencia". Con esta explicación el vicepresidente de la Generalitat y portavoz del Consell que preside Alberto Fabra, despejaba la incómoda pregunta del periodista Javier Cavanilles, de Economía Digital, acerca de la creación de un nuevo alto cargo en la Administración Fabra, la hasta ahora inédita secretaría autonómica de Organización, Coordinación y Relaciones Institucionales, adscrita a Presidencia, y su delegación en la persona de Esther Pastor.¿Pero qué hay de incómodo en todo esto al margen de la incoherencia de crear un nuevo alto cargo cuando se presume de adelgazar la administración? La incomodidad vendría de la elección de Pastor, aterrizada en Valencia para ocupar la dirección general de Organización y Coordinación de la mano de Fabra, al que empezó a acompañar en su etapa al frente del Ayuntamiento de Castelló, y que, según llevan difundiendo desde hace semanas fuentes del propio PP, mantiene con el presidente una relación muy cercana.Pastor ya recibía la retribución máxima de un asesor del presidente por llevarle la agenda Pastor fue, en agosto de 2011, la única novedad del grupo de asesores del recién incorporado presidente, que al margen de ésta, heredó sin cambiar ninguna pieza el Gabinete dejado por Francisco Camps. La función conocida de Pastor, al igual que en la alcaldía, era llevarle la agenda, para lo que se le otorgó la retribución máxima correspondiente a un asesor de presidencia.El ascenso de Pastor y la creación de su cargo no han servido para suprimir la dirección general ésta antes ocupaba, y que, con un ligero cambio de denominación (ahora pasa a ser de Coordinación Institucional) queda ahora en manos de María Jesús García Grigols. La creación del nuevo cargo se ha compensado con la supresión de la secretaría autonómica de Territorio, Medio Ambiente y Paisaje, y se ha anunciado junto a las destituciones de los tres delegados provinciales del Consell, cuya utilidad era más que cuestionada.Este nuevo paso emprendido por Fabra, polémico por las insinuaciones lanzadas desde las filas de su propio partido, se produce tan sólo unas semanas después de que saltara a la palestra la contratación por parte del presidente valenciano -y a cargo del erario público- de un entrenador personal para potenciar sus dotes de liderazgo. Un fichaje que finalmente se frustraría al trascender en los medios .El cocinero presidencial, contratado como eventual, percibirá un salario de casi 30.000 euros brutos al añoEl que finalmente no se ha torcido es el de su cocinero en el Palau de la Generalitat, contratado a principios de abril como personal eventual, después de haber sido víctima, junto a otros 32 compañeros, de uno de los múltiples ERE ejecutados por el gobierno valenciano en sus empresas publicas. Gracias a ello, como informó esta semana el diario Levante-EMV , Eugenio Ramón L. M. es merecedor de un sueldo anual de 29.915 euros brutos, por dar de comer a Alberto Fabra y sus invitados.Todas estas revelaciones se producen en un momento de extrema debilidad de la figura de Alberto Fabra que, ignorado desde el Gobierno central por el equipo de Mariano Rajoy --hace unos días el ministro Montoro negó la discriminación endémica en la financiación valenciana que los popularistas, junto con buena parte de la oposición, llevan denunciando desde hace años--, ve como diversas facciones en el seno del partido (desde los campsistas apartados por Fabra, a los seguidores del barón provincial Alfonso Rus) están minando su posición en el partido con numerosas filtraciones.De ser cierta esta última, Alberto Fabra, que se afincó hace unas semanas en Valencia --según fuentes de presidencia, por problemas en el ámbito familiar--, podría estar siguiendo un camino similar al recorrido años atrás por su padrino político, Carlos Fabra. El ex presidente de la Diputación de Castellón, mantiene una relación de pareja desde hace cerca de una década , con la actual vicepresidenta de esta cámara, Esther Pallardó, que disfrutó de un ascenso fulgurante en la estructura de poder vinculada al PP desde que, a principios de la pasada década, accediera a llevar la comunicación de Carlos Fabra en la diputación.Fue en esas circunstancias cómo el político y la entonces periodista, tras romper con sus respectivas parejas, forjaron una unión sentimental que aún pervive.