Abatidos con las botas puestas: la exhumación de dos guerrilleros de la 'Operación Reconquista'
Solidaridad para exhumar
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FUENCALDERAS (ZARAGOZA).- El pasado martes 20 de octubre concluyeron los trabajos de exhumación de dos guerrilleros en el cementerio municipal de Fuencalderas, una pequeña localidad del prepirineo aragonés. Las labores, dirigidas y coordinadas por los arqueólogos Javier Ruiz y José Ignacio Piedrafita, responden a una “acción reivindicativa ante la inactividad del Estado”. Por ello, las asociaciones Charata y ARICO de Aragón han aunado esfuerzos en aras del reconocimiento moral de aquellos que fueron enterrados en el olvido.
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Héroes de la Resistencia en Francia y meros bandoleros en España, muchos de éstos guerrilleros cayeron en los enfrentamientos contra las fuerzas del orden franquistas o bajo penas de ejecución dictadas por tribunales militares. Casi ochenta años después, todavía esperan en cunetas, montes o junto a las tapias de cementerios, donde sus cuerpos permanecen abandonados. Pese a la investigación histórica desarrollada por el equipo de Ruiz y Piedrafita, aún no se ha podido averiguar la identidad de los maquis enterrados en Fuencalderas. La falta de material documental se ha suplido con un intenso trabajo de campo encabezado por Luis Pérez.
Solidaridad para exhumar
En cuanto a la financiación del proyecto, cabe destacar, una vez más, la solidaridad que impera entre las asociaciones de memoria histórica. En éste caso, y como las subvenciones fueron eliminadas con la llegada del Partido Popular al poder, el dinero fue aportado por un grupo de vecinos de Azuara, gracias a la mediación de Pérez. Hace unos años publicaron un libro sobre Doroteo Ibáñez, enlace de los maquis de la zona, con fondos públicos. Con el remanente que sobró de ese proyecto divulgativo se han cubierto los costes de búsqueda y exhumación de la fosa de Fuencalderas, además de los gastos de alojamiento del equipo de profesionales y voluntarios.
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“El oro de la República está enterrado en las cunetas y en las tapias de los cementerios”. Y de momento, ahí sigue.
Una vez más, la sociedad civil se ha adelantado al Estado. Ha asumido parte de sus funciones ante la inactividad y dejadez de los aparatos institucionales en la recuperación de la Memoria Histórica. Y de la dignidad. Hace unos días el senador del PP por Murcia, José Joaquín Peñarrubia, decía que “ ya no hay más fosas que descubrir”. Quizá no sabe que España es el segundo país del mundo en número de fosas comunes y de desaparecidos, sólo por detrás de Camboya. Y esto es algo inaceptable, vergonzoso. Por ello, Javier Ruiz hace hincapié en el “reconocimiento moral” a la lucha de los guerrilleros, a los que no tienen nombre, pero que murieron con las botas puestas. A los que el libro de deudas de la memoria les debe un sitio, un lugar que no esté a dos metros bajo tierra.