Los 30.000 presos que Franco utilizó para invadir Gibraltar
La falsa estrategia del régimen franquista
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SEVILLA.- El régimen franquista tendría un claro objetivo militar al final de la Guerra Civil, invadir Gibraltar, con la construcción de una importante línea ofensiva si la Alemania de Hitler terminaba por ganar la Segunda Guerra Mundial. El 16 de marzo de 1939, quince días antes del parte final de guerra, 30.000 prisioneros republicanos comenzaron a ser trasladados como mano de obra esclava a Batallones de Trabajadores que cubrían toda la zona del Estrecho hasta el municipio de la Línea de la Concepción.
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El investigador José Manuel Algarbani afirma con rotundidad la compleja trama del nuevo gobierno franquista con “un inmenso plan de fortificaciones que incluía hasta un proyecto de iluminación del Estrecho por si pasaban barcos enemigos por la zona”. El contexto de preguerra mundial llevaría al Estado Mayor franquista a tener un argumento muy sólido ante la prensa por su más que conocida posición de neutralidad.
La falsa estrategia del régimen franquista
Algarbani apunta que era un objetivo del propio régimen “atacar la base británica de Gibraltar y cerrar el Estrecho al tráfico marítimo”. En 1943, los planes comenzaron a fallar. La batalla de Stalingrado y el avance soviético hacia Alemania puso sobre la mesa la inviable victoria de los alemanes. El gobierno franquista emprendería entonces un giro radical a su política internacional.
Subirats, preso entre Tarifa y Algeciras
Josep Subirats es uno de los escasos supervivientes que quedan de aquellas colonias de presos, disciplinadas con mano de hierro. A sus 96 años recuerda su traslado del Batallón de Trabajadores de Alcalá de Guadaíra (Sevilla) hasta uno de los Batallones del Campo de Gibraltar en el mes de marzo de 1943. Algarbani documenta la escasa alimentación, unida a la carestía de los primeros años del régimen en aquellas colonias donde “hubo diversas epidemias y los presos murieron de envenenamiento por ingesta de setas silvestres y graves epidemias contraídas en los barracones por las malísimas condiciones de higiene”, durmiendo al raso o en chozas como un continuo castigo.
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"Incluso algunos jefes daban por hecho que la tropas aliadas restablecerían la República en España"
Algarbani destaca que la crudeza de estos trabajos en los Batallones era aún peor que en los campos, ya que estas escuadras estaban dirigidas a fortificar las zonas más estratégicas de la Península. “Cada batallón tenía entre 700 y mil presos. Los Batallones, a su vez, se dividían en compañías y secciones”, aclara. Los presos realizaban en cada jornada el tajo más duro: desbroce y allanamiento del terreno, construcción de pistas, descarga y acarreo de materiales, etcétera. La parte técnica quedaba al cargo de los ingenieros del ejército franquista.
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Declaración como lugar de memoria
La lucha para dar a conocer el sendero de los presos, tal y como se conoce en la zona del Campo de Gibraltar, viene de muy atrás. Luis García Bravo, primer presidente del Foro por la Memoria del Campo de Gibraltar, comenzó en el año 2002 un proyecto para la recuperación y señalización de uno de los caminos construidos con el esfuerzo de los prisioneros republicanos en la punta sur de Europa.