Opinión
Ganar poder adquisitivo para mejorar el bienestar
Por Manuel Lago
Diputado en el Congreso por Sumar
El poder adquisitivo de las familias se ha convertido en un factor clave en los análisis sobre el comportamiento electoral. Por ejemplo, uno de los argumentos más repetidos para intentar explicar la victoria de Trump fue la pérdida de nivel adquisitivo de las familias norteamericanas.
En España, la derecha utiliza una argumentación similar. Habla de un supuesto empobrecimiento de los hogares por la inflación desde que en 2018 gobierna la izquierda para contraponerlo a la evolución tan positiva de la economía y, sobre todo, del empleo, que sitúan a España entre las mejores economías del mundo en 2024.
Sin embargo, esta teoría del empobrecimiento por culpa de la inflación, no se sostiene ante la realidad de los datos. Desde septiembre de 2018 hasta septiembre de 2024, la inflación acumulada en España es del 18,6%, mientras que la renta disponible de los hogares aumentó el 37,1%, prácticamente el doble.
Una parte menor de este incremento de la renta total se debe a que hay más hogares —un 5% exactamente— pero aun descontando este factor, las familias españolas ganaron 14 puntos de poder adquisitivo en los últimos seis años, a pesar de la pandemia, de la invasión de Ucrania, de la crisis energética y de la crisis de inflación.
La razón fundamental de este incremento es que en los hogares hay más personas trabajando con mejores salarios y más personas cobrando pensiones más altas. Desde 2018 el empleo creció en 2.295.000 personas y el número de pensionistas en 485.000.
Los ingresos de los hogares dependen tanto de la evolución del empleo como de los salarios. Una fuente muy precisa para saber como han evolucionado los salarios es la estadística de cotización a la Seguridad Social, en la que se registra lo que realmente pagan las empresas a sus trabajadores.
Utilizando esta base estadística, el salario medio se incrementó el 24,8% desde 2018, lo que implica una ganancia de 6 puntos de poder adquisitivo, equivalente al 1% anual. Aunque modesto, es un avance de los salarios reales en España, sin olvidar que en 2022, el año de la gran inflación, se produjo una perdida de poder adquisitivo muy significativa.
La evolución de las pensiones también es positiva porque las contributivas han mantenido su poder adquisitivo al ajustarse al IPC real, mientras que las pensiones mínimas y las no contributivas crecen más que la inflación para superar el umbral de la pobreza en 2027, cumpliendo así lo establecido en el Pacto de Toledo.
Esta es la información estadística del INE y de la Seguridad Social, que refleja una evolución que contrasta con las opiniones catastrofistas, pero también con la percepción de mucha gente.
Hay varias razones que lo explican. En primer lugar, los precios de la vivienda se han incrementado de forma abusiva en los últimos años afectando, de forma especial, a las personas más jóvenes y vulnerables, una subida que, por cierto, está infraestimada en el IPC.
En segundo lugar, los precios de la alimentación crecieron el 34% en estos seis años, muy por encima del IPC total, afectando de forma especial a las familias de menores ingresos.
En tercer lugar, las subidas en el precio de la electricidad, de los combustibles o en las cuotas hipotecarias que sufrimos en 2022 y 2023 aún están presentes en nuestra memoria, aunque ya se haya superado esta situación. O la grave perdida de poder adquisitivo de los salarios en 2022.
Aún con estas restricciones, la realidad es que el intenso crecimiento del empleo, la mejora de los salarios y de las pensiones han permitido mejorar las rentas reales de la mayoría de las familias españolas en un contexto internacional muy difícil.
Una evolución positiva pero insuficiente, porque los salarios en España aun son bajos en términos comparados con la UE y porque hay muchas pensiones por debajo del umbral de la pobreza.
Hace unos días el informe anual de la Comisión Europea sobre el mercado de trabajo en Europa señalaba a España como uno de los países con mayor potencial para subir los salarios, por tres razones: la mejora de la competitividad de la economía española, los avances en la productividad en el ultimo año y por los elevados márgenes y beneficios empresariales.
Subir los salarios y controlar los precios de la vivienda, especialmente la de alquiler poniendo límites a su incremento abusivo, es el binomio clave para mejorar el bienestar de la ciudadanía. Hagámoslo.
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