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Sindicatos: De la concertación (social) al desconcierto (general)

Magdalena Nogueira, Yolanda Valdeolivas y Gregorio Tudela. ​Catedráticas/o de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Facultad de Derecho de la UAM(1). ¿Son los sindicatos “dinosaurios en vías de extinción”? ¿Conviene protegerlos en “reservas jurídicas”? ¿Deben evolucionar y adaptarse para sobrevivir o debemos dar su ciclo por cumplido y proclamar su irrelevancia social? Parafraseando a Monterroso, cuando despertemos ¿los sindicatos todavía estarán allí? Estas cuestiones sitúan a los sindicatos ante importantes retos de futuro y exámenes inmediatos, inmersos ya en un nuevo proceso de elecciones sindicales con fuertes dosis de incertidumbre. Crítica situación agravada por las severas tensiones territoriales, el cuestionamiento de instituciones claves de nuestro sistema democrático y los casos de corrupción. En ese marco, las elecciones sindicales vienen trufadas de sindicatos corporativos, plataformas y coaliciones electorales e, incluso, con un nuevo sindicato surgido al cal

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Magdalena Nogueira, Yolanda Valdeolivas y Gregorio Tudela.

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La tradicional separación entre trabajadores públicos y privados se va difuminando progresivamente, profundizándose la brecha entre trabajadores fijos (especie en extinción) y temporales (en progresivo ascenso y excusa para minorar los derechos de los primeros),

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El impacto de las nuevas tecnologías sobre los procesos productivos, la internacionalización económica, el predominio del capitalismo financiero sobre el tradicional capitalismo industrial son fenómenos subyacentes a lo que, asépticamente, llamamos globalización, cuyas consecuencias más inquietantes, en clave laboral, son bien visibles. Los cambios operados en el modelo productivo obligan al sindicato a una rigurosa revisión de sus formas de actuación. La acción sindical se desarrolla entre turbulencias provocadas por tendencias contrapuestas (centralización-diversificación, agrupamiento-descentralización) y debe combinar la reivindicación nacional con los requerimientos de una economía globalizada y la expansión internacional de algunas empresas, dentro de las exigencias de competitividad impuestas por la UE, para lo que los sindicatos no parecen bien engrasados. Simultáneamente, el abandono tradicional de las pequeñas empresas, de importancia creciente en la tensión concentración-disgregación empresarial, recomienda reajustar la acción sindical. Los centros de trabajo deben recuperarse como ámbito de actuación cotidiana, especialmente en momentos económicos críticos, de recomposición del tejido productivo, acompañados de cambios normativos que remiten a aquellos la negociación de condiciones vitales para el conjunto de trabajadores.

los sindicatos afrontan una comprometida situación, en un contexto económico amorfo y cambiante, a la que no son ajenas sus propias deficiencias estratégicas.

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Conviene rediseñar las estrategias sindicales para entablillar esas fracturas, atendiendo a los grupos y sectores más desfavorecidos con prioridad al núcleo cada vez más reducido de trabajadores a tiempo completo en ámbitos donde más cómodamente operan los sindicatos (administración pública y grandes empresas), adaptando las estructuras de negociación, información, control y conflicto a esas nuevas necesidades. Sin olvidar el fenómeno de los grupos de empresa, que resalta la importancia de la proyección internacional del sindicato, especialmente en el espacio europeo, como elemento corrector y reequilibrador de “egoísmos” nacionales, que se traducen en graves déficits económicos y sociales del maltrecho proyecto europeo, especialmente en su vertiente social. Un mercado global no puede controlarse sólo a través de instrumentos jurídicos nacionales. La idea de supranacionalidad debe presidir el establecimiento de unos derechos fundamentales básicos que no admitan infra regulaciones. El sindicato debe adecuar sus estructuras y estrategias para una “alianza global”, coordinada con sindicatos de otros países, con movimientos sociales (grupos de género o ecologistas, por ejemplificar), con asociaciones de consumidores, con plurales plataformas y sindicatos de diverso cuño, para afrontar globalmente la indisimulada desarticulación global de derechos laborales trabajosamente logrados.

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