Opinión
Premios Machirulo 2024
Por Oti Corona
Maestra y escritora
-Actualizado a
El jurado de los Premios Machirulo (o sea: yo) esperaba que este año fuera el bueno, que por fin en 2024 no se hubiera recogido ningún caso de violadores en acto o en potencia, de ensoñadores de la pedofilia, de tránsfobos, de nostálgicos, de pestisudaos, de cavernícolas o de bocazas y que por tanto nos quedáramos sin material para esta gala. Sin embargo, son tantos los desgraciados, perdón, los agraciados, que ya les avanzo que es imposible incluirlos a todos. Así que damos comienzo a la ceremonia con los premiados y los finalistas del núcleo duro del machirulado patrio.
El primer galardón se lo lleva el señor Arévalo, que nos dejó hace justo un año. Aparte de sus chistes de gangosos y mariquitas, en sus últimos tiempos generó polémica al afirmar que los gais no son hombres de verdad. ¿Saben quién no es un hombre de verdad? Exacto. Un difunto. Premio Descansemos en paz.
El 8 de marzo parecía que la categoría deportiva ya tenía ganador, puesto que el Real Sporting tuvo a bien celebrar tan señalada fecha con un vídeo en el que aparecía una chica en un campo de fútbol. ¿Y qué tiene eso de malo?, preguntarán ustedes, invadidos aún por la navideña inocencia. Pues que no estaban tirando a puerta ni parando goles ni ninguna de esas cosas de hombres. Lo que hacía la moza sobre el césped era limpiarlo. Sin embargo, y aunque la hazaña del Sporting parezca insuperable, el Smegma Sport es para Collboni y Laporta por arrancar de las manos de Alexia Putellas la camiseta del Barça el día que celebraban la Champions. Ellos se fotografiaban con la camiseta y se regodeaban con el triunfo mientras la jugadora, con esa cara de po mú bien que se nos queda en esas situaciones, quedaba fuera de plano.
La nominación a Carlos Mazón no tiene nada que ver con que el jurado de estos Premios (yo) sienta una gran antipatía por el sujeto. El honor de tenerlo entre los finalistas se debe a que a principios del verano creyó que sería divertido eliminar el concepto “violencia de género” de la formación de la policía de su comunidad. Lo fastidioso de estas decisiones que se toman para agradar a los socios de la ultraderecha es que generan muchas envidias, así que unas semanas más tarde el Ayuntamiento de Valdemoro eliminó los puntos violeta en sus fiestas. Eso sí: sugirió a las mujeres que gritaran “fuego” en caso de agresión sexual. Tranquiliza saber que en nuestra dictadura feminazi la gente acude rauda a ayudarte si hay riesgo de incendio pero no tanto si te violan. El Ayuntamiento de Valencia, que no quiso quedarse atrás, declaró finalista en un concurso literario por la igualdad al mismísimo Carlos Flores. Sí. A ese Carlos Flores. No condecoramos a Mazón porque andará por ahí de comilona y a Carlos Flores tampoco porque él ya se coronó con el premio Condena por Violencia Psíquica, Coacciones, Injurias y Vejaciones hacia su exmujer. De manera que, por eliminación, el premio Lameculos de Vox se lo lleva David Conde, alcalde de Valdemoro.
Bertín Osborne, que hasta hace poco era contrario al aborto, cambió de opinión al embarazarse una señora con la que había intimado. Y no solo eso sino que, al saber que ella seguiría adelante con el embarazo, declaró que ok pero que a él eso de ser padre como que no. Que ahora mismo me viene fatal, chica. Que mojar el churro, vale, pero menudo rollo lo de después. Premio Padre que da Coraje para Bertín y fuerte el aplauso, palmas, palmitas, que viene papá.
¿Se acuerdan de Ciudadanos? Fue un partido político. En uno de sus últimos estertores, su candidato, un tal Jordi Cañas, preguntó en un debate electoral qué era el mansplaining. No en un debate electoral de los años 90, ojo. En 2024. En fin. Premio Que la Ignorancia Vuelva a Dar Vergüenza para Cañas, allá donde esté.
En este 2024 también hemos tenido a un señor enfurecido que descargó su agresividad contra dos contrincantes políticas que casualmente eran mujeres que homenajeaban a las mujeres víctimas del fascismo con la imagen de una mujer, Aurora Picornell. A quién se le ocurre, teniendo cerca a un hombre de VOX. El histérico en cuestión era Gabriel Le Senne que, como respuesta al homenaje, rompió el retrato de Picornell. Premio en la categoría Berrinche para el caballero.
Y llegamos a la parte más festiva de la celebración. Música. Diego el Cigala, ha quedado finalista por dirigirse a la Fiscal del tribunal que le condenó por maltratar a su exmujer como “corazón mío” y “cariño”, epítetos que para nada le convierten en sospechoso de machismo. Y luego está Antonio Martín, regidor del PP, que entonó unos cánticos pedófilos durante las fiestas de su pueblo. El galardón en esta categoría lo comparten el susodicho trovador, la sección del público que reía y coreaba y el arzobispo de Valladolid que le defendió porque, según dijo, hay que situar las cosas en su contexto. Mejor no preguntar en qué contexto es gracioso que un viejo le baje las bragas a una niña. Premio La Piara para toda la tropa.
Y para concluir la gala, el jurado (que sigo siendo yo) quiere rendir un sentido homenaje a todos esos hombres que andan cagándose por la pata abajo porque las mujeres hemos empezado a contar en público sus agresiones y sus abusos de poder, y a poner en evidencia las excusas de los que encubren y los silencios de los que callan.
Feliz 2025, y que este sea el año en el que caigan todos.
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