Opinión
Mayor Oreja Picapiedra
Por David Torres
Escritor
La Teoría de la Evolución de Darwin ha sufrido un fuerte varapalo esta semana tras la brillante exposición de Jaime Mayor Oreja en el Senado. De acuerdo, el hombre no es científico ni tampoco tiene mucha idea de lo que estaba hablando, pero su refutación llegó mediante un argumento biológico incontestable, puesto que, si Darwin llevara razón, entonces no se explica cómo es que Mayor Oreja apenas ha evolucionado. De no ser por su exquisita educación, aparte de la chaqueta y la corbata, el ex ministro y presidente de Honor de la Political Network for Values España bien podía haber salido de una caverna con un garrote al hombro y empezar a gruñir sonidos inarticulados. Aunque lo cierto es que sí que ha salido de una caverna.
Afortunadamente, sabemos que el evolucionismo es una filfa y que los hombres de las cavernas (las mujeres seguramente también) hablaban castellano a la perfección y además usaban corbata, como lo demuestran los documentales de Los Picapiedra. Fue otra gran eminencia de la derecha española, Esperanza Aguirre, quien afirmó que España es una nación que cuenta con tres mil años de historia, una fecha que coincide más o menos con el origen del mundo según la teoría creacionista. Mientras el evolucionismo tiene aproximadamente dos siglos de existencia, al creacionismo lo avalan un par de milenios, además de contar con la autoridad de la Biblia. Básicamente, un creacionista no sólo cree que el universo -el sol, las estrellas, el mundo y todo su menaje- lo hizo Dios en siete días, sino que a él mismo lo amasó con fango en un decir Jesús. Como dijo Bill Hicks: “Sí, parece que contigo Dios se dio prisa”.
Con todo, el ataque de Mayor Oreja contra el evolucionismo venía englobado en una cumbre antiabortista en defensa de la vida que contó, entre otros ilustres ponentes, con José Antonio Kast, ex diputado chileno y pinochetista acérrimo. Difícil encontrar un ejemplo más alto de los valores cristianos que Augusto Pinochet, que prefería 'abortar personas ya nacidas', con veinte, treinta o cuarenta años, aunque Mayor Oreja nunca ha ocultado su predilección por Francisco Franco, que también practicaba el 'aborto en masa' a mayores de edad sin necesidad de procedimientos quirúrgicos. Una lástima que esta cumbre, celebrada el pasado lunes en el Senado, fuese auspiciada bajo el lema de reunir Europa otra vez bajo la égida del cristianismo, porque podían haber invitado a un par de talibanes afganos y les habría quedado una reconquista intelectual del globo terráqueo.
Para apoyar sus palabras, Mayor Oreja aseguró que acababa de participar en un acto en París donde la mayoría de científicos y filósofos presentes defienden sus postulados contra el aborto y las posturas creacionistas. No es que los filósofos pinten mucho a estas alturas en una discusión científica, pero menos pinta Mayor Oreja y ahí está, retocando a brochazos la Capilla Sixtina. La verdad, es muy difícil no rendirse ante el creacionismo, sobre todo cuando uno tiene delante a un fósil viviente como Mayor Oreja y detrás a Dios, el Ser Superior, por otro nombre Florentino Pérez, que es quien financia todo este tinglado antiabortista. No sería extraño que, entre tanta caspa teológica, Mayor Oreja hubiese viajado a París en una cigüeña de ida y vuelta.
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