Opinión
Ese espejismo de los votos regalados
Directora corporativa y de Relaciones institucionales.
La satisfacción y el silencio interno reinan en el PSOE. Seguramente, hay un parón tras las infartantes elecciones del pasado domingo que permitirá, incluso, tomarse unos días de descanso a los ministros y ministras. Hay sonrisas, buenas palabras, respiración pausada y gestos relajados en los miembros del Gobierno y los partidos que lo conforman, PSOE y Sumar. Tras el tsunami electoral y con unos resultados buenos por inesperados que han cerrado la puerta al PP y a Vox para sumar mayoría absoluta, reina la calma. Típica y oportuna actitud estival.
También los socios de investidura de Pedro Sánchez, las izquierdas de ERC y EH Bildu, sobre todo, están satisfechos con el frenazo (que no desaparición) de un Gobierno español con el fascismo dentro y han mostrado su disposición a facilitar la investidura del hoy jefe del Ejecutivo en funciones. El PNV, asimismo, le ha cerrado la puerta en la narices a Alberto Núñez Feijóo cuando este pretendía reunirse con los jeltzales para negociar su apoyo a un Gobierno con Vox que pretende ilegalizarlos a la primera oportunidad que se les presente. ¿En qué carallo estaban pensando en la calle Génova?: "Hola, Ortuzar. Vengo a pedirte los votos de tus diputados/as (5) para que apoyéis mi investidura y la formación de un Gobierno cuyo socio minoritario pretende aniquilaros". Dantesco.
El PNV, por tanto, se muestra también dispuesto a apoyar a Sánchez, pero con condiciones, con una hoja de ruta que recoja con detalle en forma y tiempo de ejecución los compromisos que adquiriría el Gobierno de coalición con el autogobierno de Euskadi. Los de Andoni Ortuzar, presidente del PNV, no quedaron muy satisfechos con el cumplimiento de lo prometido por PSOE-Unidas Podemos a cambio de su apoyo a la investidura y varias leyes de la legislatura, así que han decidido poner por delante las condiciones: negociación sí, pero con promesas recogidas con luz, taquígrafo y cronómetro, mucho cronómetro
ERC y Bildu parecen más discretos ... Parecen. En las declaraciones o entrevistas que hemos ido conociendo estos cuatro días -que solo son cuatro y parece un mes- de sus principales dirigentes, Arnaldo Otegi u Oskar Matute, por Bildu, y Gabriel Rufián o Pere Aragonès, por ERC, han subrayado, por encima de todo, el esfuerzo que harán para que no gobierne la ultraderecha. ERC, además (y eso es lo más complicado), intentará que Junts se suba al carro del bloqueo al PP y Vox o a una repetición electoral.
Sonrieron en La Moncloa ante este despliegue de buena voluntad y en algunos medios de comunicación empezaron a contar que ya había conversaciones concluyentes entre Otegi y los socialistas de la cúpula de Ferraz, y que los independentistas iban a regalar a Sánchez sus escaños con tal de alejar al fascismo del poder central. Porque ya se sabe: si entra la (ultra)derecha en el Gobierno del Estado, da igual quién gobierne en Euskadi o en Catalunya; ya se encarga ella de entrar por la puerta de atrás a deslegitimarlo e ilegalizarlo todo a golpe de porra y puñetas. Qué tiempos los del trío plurilingüe Aznar-Pujol-Arzalluz ...
El propio Otegi negó los contactos con el PSOE: los resultados son los que son y no habrá votos regalados para la investidura de Pedro Sánchez y la conformación del segundo Gobierno de coalición de izquierdas, eso lo saben hasta las piedras del palacio presidencial que hoy ocupa en funciones. Bildu, ERC, PNV y, en su caso, Junts, no regalarán nada, y solo faltaba; pero no son solo ellos: entre todo lo que se ha votado en España el 23-J (igualdad, feminismo, diversidad, derechos humanos ...), también se encuentra la búsqueda de más diversidad territorial, con políticas que respondan a las peculiaridades y anhelos de sus ciudadanos/as, da igual la forma y de eso trata la política, sobre todo, a partir de ahora. La plurinacionalidad, el federalismo, ... todo aquello con la que se le llena la boca al PSOE en los mítines no admite más complejos frente a la (ultra)derecha o al PSOE centralista.
El mensaje que identifica a nacionalismo e independentismo con ETA, el golpismo o la destrucción de España se ha demostrado fallido; a más exaltado, más fallido. Ya no hay malos: hay partidos democráticos y otros que no respetan ni los mínimos preceptos de ésta, esto es, Vox y el PP mientras esté dispuesto a pactar con Vox; trabajar por la independencia de Catalunya o Euskadi es legítimo y legal, llamar enfermos a homosexuales y transexuales es fascista, ergo, antidemocrático. Hay que practicar una política de mirada amplia y no a escondidas o disculpándose, empezando por tratar a los socios con el respeto que merecen, sin renegar de ellos al primer insulto de Ayuso. Ese es también el mensaje de las urnas. "Bienvenido sea ese país difícil que asoma a veces entre las costuras y que nunca acabamos de construir", concluye Alba Rico en estas mismas páginas. Ya va siendo hora.
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