Cohen y el populismo
POR VIRGINIA PÉREZ ALONSO
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Amanecí con sensación de “viernes, al fin”; hasta que me vibró el teléfono para ponerme en modo lunes brumoso y frío con el anuncio de la muerte de Leonard Cohen.
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Inmediatamente después pensé en Omega, ese disco que atraviesa el alma de manera selectiva; la poesía es lo que tiene: te alcanza sólo si te pones a tiro. Lorca puro, Morente y su quejío, auténtico Cohen, profundo, y esa batería –ay–, esa batería a golpe rotundo y seco de sístole, diástole, cual banda sonora del Cristo del Silencio granaíno.