¿Qué es y qué no es la violencia vicaria?
Se trata de una forma de violencia de género que tiene por víctimas a los hijos o hijas, que se ejerce por el padre o de la pareja de la madre, y que en casos extremos puede acabar con el asesinato de los menores.
Marisa Kohan
Madrid-Actualizado a
La violencia vicaria es una forma en la que se manifiesta o se ejerce la violencia de género. Supone la utilización de los hijos o hijas por parte del padre o la pareja de la madre para producirles daño a las madres. Es también un maltrato a los menores, pero con un objetivo claro contra la mujer a la que se quiere dañar.
Tal como explican diversas expertas sobre esta violencia en particular, se entiende como una "violencia instrumental" para hacer daño a la mujer. A lo largo de los últimos meses, diversas fuentes y medios de comunicación han hablado de que se ha ejercido violencia vicaria cuando una mujer ha sido asesinada junto a su hijo o su hija. Sin embargo, la mayoría de estos caso no entran dentro de la categoría de violencia vicaria.
Este miércoles, la delegada del Gobierno contra la violencia de género, Victoria Rosell, ha querido aclarar este concepto que "es relativamente nuevo y crea a veces confusión", aprovechando la rueda de prensa en la que repasó los datos de la violencia de género a lo largo de 2022.
"Conforme a nuestra clasificación, es violencia vicaria toda aquella en la que se utiliza a menores, sean hijos o allegados, como instrumentos para causar el mayor daño a la madre. Se trata de una cosificación, de una instrumentalización de los niños para causar un daño inmediato a los niños, pero no como un maltrato infantil, sino a la madre o a la mujer con la que tiene una relación y que sufre esta violencia de género", explicó Rosell.
Expertas como la psicóloga Marisol Rojas Fernández, explican que esta violencia que ejercen las parejas o exparejas de las madres sobre los menores supone una "deshumanización de los hijos. Es decir, quitarles la categoría de personas y ponerles la categoría de objeto, de instrumento con el que dañar a la madre en una violencia que causa un dolor extremo. El padre, que usa a esos hijos como instrumento para hacer daño, sabe que el dolor que va a causar a la madre es mucho mayor que si la dañara a ella directamente. Es un dolor que a ella le va a hacer sentir culpa por no haber protegido a sus hijos, sobre todo en el caso de los asesinatos, que es el más extremo de la violencia vicaria. El dolor que inflige es extremo porque durará toda la vida".
Por este motivo se habla de cosificación o de instrumentalización de los menores, porque supone tratarlos como objetos para ese fin.
Para la psicóloga forense Sonia Vaccaro, quién acuñó el término violencia vicaria en 2012, se trata de "una de las manifestaciones que adopta la violencia hacia las mujeres que se ejerce a través de los hijos". Por este motivo, explica, una mujer no puede ejercer violencia vicaria. Se trata de una violencia que forma parte del ámbito de las violencias machistas.
Para esta experta, otra de las características que tiene este tipo de violencia, es que suele ser anunciada, puesto que como parte de la violencia de género amenazan a las mujeres con frases: "Te quitaré lo que más quieres", "no los vas a volver a ver más" o "te daré donde más te duele". Un estudio realizado por Vaccaro y titulado Violencia vicaria: un golpe irreparable contra las mujeres, desveló que de las 400 sentencias revisadas, en 51 existen menciones expresas de los hombres hacia las mujeres sobre el maltrato a los hijos con amenazas explícitas.
La violencia vicaria no supone necesariamente el asesinato de los menores. Ésta es la manifestación extrema de esta violencia y en muchos casos los asesinos acaban suicidándose después de cometer el crimen. Es una violencia que muchas veces se destapa o se incrementa tras la separación de la pareja, tal como afirma Vaccaro. "Cuando el hombre maltratador ve que por la separación pierde el control de su pareja y la posibilidad de seguir controlándola o haciéndole daño de forma directa, bien porque tiene una orden de alejamiento sobre ella o por que ya no conviven juntos, es cuando más se acentúa este tipo de violencia a través de los hijos. Por eso, la separación es un momento muy delicado", explica.
Qué no es la violencia vicaria
En muchos casos de asesinatos machistas, cuando la pareja o expareja asesina a la madre y simultáneamente a alguno de sus hijos, no se considera que ha existido violencia vicaria.
Victoria Rosell afirma que en el caso del doble asesinato por violencia de género ocurrido en Valladolid el pasado 23 de enero, en el que un hombre asesinó a su pareja junto a la hija de ocho años de ambos, no se trata de un acto de violencia vicaria "En los casos en que la mujer muere simultáneamente o antes que el menor y no ha sufrido este daño por el asesinato previo de la menor o el menor, no se clasifica como violencia vicaria, sino como violencia de género", aclara.
Desde que se recogen estadísticas sobre el asesinato de los hijos de las mujeres víctimas de violencia de género (2013), un total de 49 menores han sido asesinados por sus padres o por las parejas de sus madres. Sin embargo, no se conoce cuántos de ellos han sido asesinados por violencia vicaria. Los datos que hasta ahora recogía la delegación del Gobierno contra la violencia de género, dependiente del Ministerio de Igualdad, sólo refleja el dato de la provincia, el grupo de edad del menor y el asesino, si había o no denuncia previa u orden de alejamiento o si quién realizó el crimen el padre o la expareja de la mujer.
Desde el pasado enero, este organismo ha comenzado a recopilar de forma separada otros asesinatos de violencia machista. Una de las categorías es la de violencia vicaria. Los únicos datos disponibles hasta la fecha son el de los primeros seis meses del año pasado, en los que no hubo ningún caso de asesinato de menores por esta violencia. Igualdad hará públicos los datos del segundo semestre en las próximas semanas.
A lo largo de las últimas décadas, han habido casos muy conocidos de violencia vicaria. Entre ellos cabe destacar el de José Bretón, que asesinó a sus dos hijos e intentó deshacerse de los cuerpos quemándolos. También el de las niñas Olivia y Anna en Tenerife, cuando su padre se las llevó y supuestamente las tiró al mar (sólo se ha conseguido rescatar uno de los cuerpos de las menores), o el caso de Itziar Prats, cuyas hijas fueron asesinadas por su expareja durante una visita y posteriormente se suicidó.
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