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Memoria para seis mujeres que cambiaron la historia desde las sombras

 'Público' en colaboración con el Ministerio de Igualdad a través del patrocinio del Instituto de las Mujeres y la Biblioteca Nacional de España, rinde homenaje a su lucha e impacto en las generaciones futuras.

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Collage con las imágenes de las galardonadas en el acto 'Reconocimiento y Memoria Democrática de las Mujeres'.

madrid,

Durante décadas, la historia ha sido escrita, contada y moldeada desde una perspectiva masculina, relegando a segundo plano las contribuciones de mujeres que, a pesar de ser fundamentales, permanecieron en la sombra. Fueron mujeres que, en tiempos de dictadura y transición, se enfrentaron a un sistema que las marginaba y, aun así, lograron transformar su entorno, abriéndose paso en un mundo que no las tomaba en serio. Ellas no solo lucharon por sus derechos, sino han terminado dejando una huella indeleble en la sociedad española.

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Este miércoles 2 de octubre, en un evento organizado por Público en colaboración con el Ministerio de Igualdad a través del patrocinio Instituto de las Mujeres y la Biblioteca Nacional de España (BNE), se rinde homenaje a seis mujeres cuyas vidas y trayectorias han marcado la historia reciente de España. Bajo el título Reconocimiento y Memoria Democrática de las Mujeres, se busca poner en valor su lucha y su impacto en las generaciones futuras.

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El acto, que se celebrará este miércoles, 2 de octubre, en el Salón de Actos de la BNE, tiene previsto reunir a diversas personalidades como la ministra de Igualdad, Ana Redondo García, la directora del diario Público, Virginia Pérez Alonso, y la directora del Instituto de las Mujeres, Cristina Hernández Martín, junto al director  de la Biblioteca Nacional, Óscar Arroyo.

Valientes

La historia las ignoró, pero se sabe que ellas fueron esenciales en la construcción de la cotidianidad que, aún sin ser perfecta, hoy disfrutamos. El caso de Ana María Álvarez García, una de las primeras mujeres en trabajar en las minas de Hunosa en 1986, es emblemático. Junto a otras trece mujeres, Álvarez desafió el rechazo de sus colegas masculinos que las veían como una amenaza. El primer día, de hecho, tuvieron incluso que entrar escoltadas por la Guardia Civil. Con todo, y a pesar de las dificultades, siempre mantuvo su compromiso sindical de la mano de Comisiones Obreras.

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Una historia que recuerda a la fortaleza de Dora Carrera Rodríguez y su compañeras de la Asociación Erguete, organización fundada por madres que lucharon contra la droga en Galicia. Carrera y otras mujeres como Carmen Avendaño se enfrentaron a los narcotraficantes cuando nadie más lo hacía, en una lucha fue clave para sensibilizar a la opinión pública y movilizar a las instituciones para intentar evitar que toda una generación de jóvenes siguiera muriendo.

Por el reconocimiento

En un mundo dominado por los hombres, muchas de estas mujeres fueron vistas como "intrusas", ridiculizadas o simplemente ignoradas. Pero nada de eso las detuvo. Charo Diego, la primera mujer en presidir una Diputación, vivió en carne propia el acoso y la crítica de un ambiente que la ninguneaba. Su resistencia y convicción rompieron uno de los techos de cristal más duros de la política de su época. Ella, que decidió no ceder ante las presiones patriarcales, demostró que las mujeres también podían ocupar altos cargos en la España de la Transición.

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En un mundo dominado por los hombres, muchas de estas mujeres fueron vistas como "intrusas", ridiculizadas o simplemente ignoradas. Pero nada de eso las detuvo

Otra pionera en un entorno hostil fue Alicia Sánchez, portavoz de Igualdad en la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC). Ella protagonizó una de las luchas más simbólicas por los derechos de las mujeres dentro de la Guardia Civil. Originaria de un pequeño pueblo en Castilla y León, comenzó su batalla en 2015 cuando denunció que las mujeres guardias civiles no disponían de chalecos antibalas adaptados a su anatomía.

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Los chalecos proporcionados a las mujeres eran los mismos que utilizaban sus compañeros varones, lo que no solo resultaba incómodo, sino peligroso, ya que no se ajustaban adecuadamente al cuerpo femenino, comprometiendo su seguridad. Ante la negativa de las autoridades a proporcionar este equipamiento básico, Alicia decidió comprar por su cuenta un chaleco que sí se adaptara a su cuerpo, pero este acto de desafío le costó caro. Al no ser reglamentario, fue sancionada con la retirada de empleo y sueldo.

El caso de Alicia Sánchez pronto llamó la atención mediática, lo que generó un debate público sobre la falta de igualdad de condiciones dentro de la Guardia Civil. A pesar de la presión de la opinión pública y de que, gracias a su denuncia, las autoridades finalmente proporcionaron chalecos adaptados para las mujeres, la sanción contra Sánchez nunca fue revocada. En lugar de reconocer su valentía, la Guardia Civil la penalizó, muestra de las profundas resistencias internas que enfrentan las mujeres que buscan igualdad en estructuras tradicionalmente masculinas.

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Vulnerabilizadas

El homenaje también destaca la vida de Encarnación López Martín, trabajadora de fábricas de zapatos en Elche que denunció las condiciones de explotación de las mujeres que, desde sus casas, producían sin derechos ni seguridad. Su activismo y el de sus compañeras aparadoras visibilizó una realidad laboral que afectaba a miles de mujeres, permitiendo que sus demandas fueran escuchadas por las instituciones. 

En concreto, Encarnación ha dedicado más de 50 años de su vida a coser zapatos. Con tan solo 14 años ya trabajaba en fábricas, pero la precariedad la obligó a coser desde casa cuando se quedó embarazada de su primer hijo. Como muchas otras mujeres, trabajó sin derechos, sin contratos y sin cotizar a la seguridad social, lo que significa que después de una vida de trabajo no tiene acceso a una pensión digna​.

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El homenaje aspira a convertirse no solo en un acto simbólico, sino en un recordatorio de que, aunque muchas de estas mujeres fueron invisibilizadas, su contribución fue y sigue siendo vital

La vida de Encarnación es un reflejo de la explotación que han sufrido millones de mujeres que trabajaban a destajo desde sus hogares o en talleres clandestinos, a la vez que se ocupaban de todas las tareas reproductivas. A sus 63 años, Encarnación ha sido testigo de los intentos del colectivo de aparadoras por conseguir pensiones y mejores condiciones laborales, aunque todavía queda mucho por hacer para que su contribución a la economía no siga siendo invisible​.

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Y, por último, está Julia Sevilla Merino, figura pionera en el feminismo constitucional en España y una luchadora incansable por la igualdad de género dentro de un sistema judicial patriarcal. Como jurista y profesora honorífica del Departamento de Derecho Constitucional de la Universitat de València, su carrera ha estado marcada por su compromiso con la defensa de los derechos de las mujeres y su participación en la construcción de una perspectiva feminista dentro del ámbito legal.

Sevilla formó parte del Instituto Universitario de Estudios de la Mujer y fue una de las pocas mujeres que, durante la Transición, se involucró activamente en la redacción de leyes que garantizaran los derechos de las mujeres en una época en la que la justicia estaba dominada por hombres. Su papel como letrada de las Cortes Valencianas, así como su trabajo académico, han sido fundamentales para visibilizar la necesidad de un enfoque de género en las leyes y en la jurisprudencia española.

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La trayectoria de Sevilla cobra mayor relevancia en un sistema judicial que históricamente ha excluido a las mujeres de sus espacios de toma de decisiones más altos. La ausencia de una representación femenina equilibrada en instituciones como el Tribunal Supremo (TS) y el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ha sido una constante, aunque en los últimos años se han producido avances significativos. Hoy, el Tribunal Supremo cuenta con mujeres como María Luisa Segoviano, quien en 2022 se convirtió en la primera mujer en presidir una de sus salas. Del mismo modo, en el CGPJ, mujeres como Pilar Teso han accedido a puestos clave, reflejando el impacto que pioneras como Julia Sevilla tuvieron en la apertura de caminos dentro de un sistema completamente sesgado.

Un compromiso feminista

El homenaje aspira a convertirse no solo en un acto simbólico, sino en un recordatorio de que, aunque muchas de estas mujeres fueron invisibilizadas, su contribución fue y sigue siendo vital. Son ellas quienes, desde la resistencia, la valentía y el compromiso, han cambiado la historia. Resulta un paso importante para saldar la deuda histórica con todas ellas, que, a pesar de tenerlo todo en contra, nunca se rindieron.

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