La Policía de Quito ha hallado este miércoles los restos de la abogada María Belén Bernal, que desapareció el pasado 11 de septiembre tras acudir a la Comandancia General de la Policía para visitar a su marido, el cual se encuentra prófugo. La autopsia ha revelado que la víctima murió por estrangulamiento.

El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, anunciaba esta noticia "con profundo dolor e indignación", tras diez días de conmoción en el país e intensa búsqueda. El dirigente no dudó en calificar este hecho como un feminicidio tras hallarse restos óseos en un cerro cercano a la Comandancia.

Los familiares de la víctima piden a los ciudadanos "no bajar la presión" sobre las autoridades hasta que se esclarezca este hecho al que muchos consideran como "crimen de Estado", y en el que han sido criticadas las actuaciones de las autoridades policiales.

La Fiscalía, tras conocer la denuncia por desaparición, tomó una primera declaración al marido de la víctima, pero le dejó en libertad al no encontrar indicios suficientes para ordenar su prisión preventiva. Después de esa declaración, el presunto homicida huyó y se mantiene prófugo. Según la madre de Bernal, en las primeras diligencias se encontraron el teléfono, la cartera y una zapatilla de su hija "en la Escuela Superior, debajo de unas gradas, escondido en una funda".

Durante la declaración del Ministro del Interior, Patricio Carrillo, en la que informaba de la identificación de los restos, la ciudadanía se manifestó ante la Comandancia General de la Policía para pedir que el crimen no quede impune.

"Fuera, Carrillo, fuera" era el grito de los manifestantes que han acompañado a la familia de Bernal desde que se conoció su desaparición. "Ahí están, esos son los que cuidan a la nación" fue otra de las consignas que se podían escuchar. La marcha concluyó en un plantón masivo de personas en la calle, donde decenas de mujeres depositaron velas y carteles sobre la desaparición de Bernal y la huida del sospechoso.

Carrillo declara que ha pedido a la Fiscalía que vincule en el proceso a 12 agentes que ya han sido investigados, y que han asegurado haber escuchado los gritos de ayuda de la víctima cuando era asesinada por su marido. Contra ellos también se ha pedido que se disponga la "prisión preventiva". Por el momento, la Policía ha prometido que serán despedidos al haber contribuido por acción o por omisión al asesinato de Bernal.