El Ejército yemení continuó ayer con sus operaciones contra los islamistas sospechosos de pertenecer a Al Qaeda con una redada en las afueras de Saná que se saldó con la detención de tres personas.

Por cuarto día consecutivo, las tropas yemeníes se lanzaron a la captura de los sospechosos que relacionan con el intento de atentado contra objetivos occidentales el pasado 17 de diciembre.

La amenaza terrorista había provocado el cierre de varias embajadas occidentales en la capital Saná. Estados Unidos, Francia y Reino Unido decidieron el martes volver al trabajo en sus oficinas en la capital yemení.

En la operación de ayer fueron detenidos tres sospechosos que ya habían sido heridos en una persecución con el Ejército yemení. Tras huir de las fuerzas de seguridad buscaron refugio y atención médica en un hospital de Amran en el que acabaron siendo capturados ayer. Los arrestados son guardias y familiares del terrorista Mohamed Ahmed al Hanaq, jefe de Al Qaeda en la zona de Arhab.

El Gobierno de Saná ha intensificado su campaña contra Al Qaeda, después de que el 25 de diciembre un nigeriano, entrenado en Yemen, intentara atentar contra un avión con destino a Detroit.

Un tribunal de Michigan procesó ayer a Omar Faruk Abdulmutallab por seis delitos entre los que destacan el intento de asesinato de los 289 pasajeros del vuelo y el uso del avión como arma de destrucción masiva.

La Casa Blanca ha atribuido la trama del atentado fallido a la filial de Al Qaeda en Yemen y ha pedido a las autoridades locales un esfuerzo en la lucha contra las células islamistas en este país. Washington también se ha comprometido a aumentar su ayuda militar.