Y al octavo día se hizo el milagro
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Soldados americanos por las calles de Puerto Príncipe. AFP
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1. Se hizo el milagro: Moisés y Sabrina, dos hermanos de 7 y 10 años, fueron rescatados después de siete días enterrados vivos. Están practicamente ilesos. Esta es una historia de héroes, como Rafael Goyenechea, bombero hispano de Nueva York que participó en el rescate, o Noe Zuñiga, el chofer mexicano que condujo la ambulancia a una velocidad de vértigo, o el médico israelí Eded Baiton, que no hacía más que repetir que había sido un milagro.
2. Las instalaciones prefabricadas que la misión de las Naciones Unidas ha montado en Haití hay una tienda en la que es posible comprar, a precio de oro, cosas para la higiene, pasta para cocinar, galletas e incluso gorras de recuerdo de la misíón. En la tienda no hay cambio, así que el billete protagonista es el de 20 dólares, con el que se paga casi todo a falta de moneda más pequeña. En este supermercado también venden condones.
3. La profesión a la que más se han apuntado los haitianos que lo han perdido todo es la de chófer para los cooperantes y los periodistas. A la salida del aeropuerto esperan todos los días miles de personas ofreciéndose para trabajar. Algunos llevan el currículum en la mano. Los cascos azules tienen que contener las avalanchas.
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4. A Patrick le gustan los soldados americanos. Él tiene 14 años y vive en Jacmel, una de las ciudades más castigadas por el terremoto y donde apenas llega la ayuda humanitaria. Ayer llegaron los soldados, de color camuflaje beis los de la armada y azul los de aviación. Los niños los miraban como auténticos héroes, los mayores desconfiaban más.
5. Montar en un helicóptero del ejército de Estados Unidos es una experiencia única. Los pilotos son capaces de lanzarse en picado atravesando montañas vertiginosas y bajarse del aparato sin apenas despeinarse. Los soldados estadounidenses que están en Haití son muy jóvenes y muchos reconocen que jamás habían acometido una misión de esta envergadura.