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Wilders responde ante un juez por sus ideas racistas

El dirigente xenófobo holandés alega que el tribunal es un insulto a sus votantes

DANIEL BASTEIRO

El líder xenófobo Geert Wilders, llave del Gobierno holandés, afronta desde ayer un juicio por los comentarios contra el islam que contribuyeron a cimentar su éxito electoral. La Fiscalía de Amsterdam acusa a Wilders de incitación al odio por llamar al Corán 'libro fascista' y compararlo con Mein Kampf (Mi Lucha) de Adolf Hitler.

'Ya está bien de islam en Holanda, no dejemos [entrar a] ningún inmigrante musulmán más', aseguró en un artículo en un diario holandés que ha servido para enjuiciarlo. 'Ya está bien de tanto Corán en Holanda: prohibamos ese libro fascista', llegó a decir. Una colección de artículos y su película Fitna, que desencadenó protestas en todo el mundo al atribuir al islam los atentados del 11-S, alimentan la argumentación de la fiscalía.

Calificó el Corán de 'libro fascista' y lo comparó con Mein Kampf' de Hitler

Ayer, Wilders compareció para denunciar, en un discurso leído en menos de dos minutos, que su presencia ante el tribunal es un insulto a sus votantes y un atentado contra la libertad de expresión. 'He dicho lo que he dicho y no retiraré ni una palabra', advirtió.

Wilders hizo público la semana pasada su imprescindible apoyo externo a la nueva coalición de Gobierno liberal- conservadora, que ha relegado a la oposición a los laboristas. Quizá por eso, ayer anunció que se acogería a su derecho al silencio ante cualquier pregunta del tribunal, conformándose con la representación de su abogado.

Uno de los jueces, no contento con la decisión de Wilders, le recordó que el tribunal 'lee periódicos y ve la televisión', por lo que los magistrados conocen ya su habilidad para 'tomar posición y evitar después el debate'. La frase provocó la ira del líder xenófobo y permitió a su abogado presentar una recusación del tribunal por parcialidad ante el caso que se resolverá hoy. De prosperar su petición, Wilders conseguirá un retraso muy valioso, al tiempo que se consolida su influencia en un Gobierno al que sostiene con sus votos sin someterse a su desgaste, ya que no ostentará cargo alguno.

El nuevo Gobierno holandés depende del apoyo del partido de Wilders

A pesar de anunciar su silencio, Wilders se permitió criticar al tribunal extensamente, dentro y fuera de la sala de vistas. 'Creo que es escandaloso que el juez que preside haga interpretaciones', aseguró ante los magistrados. Con él y 'un plantel de jueces como este, no es posible un juicio limpio', añadió.

Además de obstaculizar el proceso, Wilders pretende salir reforzado del asunto al convertir un juicio por un cargo tipificado en el derecho holandés en toda una persecución ideológica contra él. 'La libertad de expresión de al menos un millón y medio de personas está sometida a juicio conmigo', advirtió el excéntrico político desde su cuenta en Twitter, en referencia al éxito electoral sin precedentes que cosechó en las elecciones de junio.

Lo cierto es que buena parte de su tirón popular se debe a su discurso radical contra la inmigración y el islam, que ha sumado apoyos gracias al impacto de la crisis económica. Gane o pierda su pulso contra la Justicia, Wilders no tendrá que dejar su escaño como diputado. El veredicto, previsto inicialmente para el mes que viene, podría ir sólo acompañado de una condena a prisión eludible con 7.400 euros.

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