Veinticinco años de paz y siete de brexit borran la violencia y el colonialismo de Irlanda del Norte
El Sinn Féin ha pasado de brazo político del IRA a ganar las elecciones, acariciando así la reunificación de Irlanda. La visita del presidente norteamericano Joe Biden bendice la gesta política.
Londres-
El ex primer ministro británico, Tony Blair, llegó tarde a la Semana Santa de Córdoba en 1998. Allí le esperaba su familia y el guitarrista Paco Peña, que los tenía de invitados. Blair llegó, procedente de Belfast, el día 11 tras firmar el Acuerdo de Viernes Santo, pactado el día antes: 10 de abril de 1998, Viernes Santo. Hace 25 años que Irlanda del Norte, formalmente, se reconcilió.
Se dice pronto: el conflicto norirlandés causó 3.500 muertos en tres décadas (1960-90) en una democracia occidental. En 1998, hablar de paz, urgía. Se intentó, en secreto, el 7 de julio de 1972 con una delegación del IRA (Ejército Republicano Irlandés), incluidos Martin McGuinness y Gerry Adams, trasladada a Londres para reunirse con el ministro William Whitelaw bajo las órdenes del conservador Edward Heath. El encuentro fue breve: el IRA pedía la retirada británica de Irlanda del Norte; en el año anterior había asesinado 26 soldados. Urgía hablar de paz. Londres aumentó el despliegue militar.
Margaret Thatcher (en el gobierno de 1979 a 1990) llegó a prohibir las locuciones por televisión de Adams y McGuinness; en cambio, se avino a "consultar" a Dublín en temas norirlandeses en lugar de ignorarse o culpabilizarse de la violencia como habían hecho hasta entonces entre excolonizados y excolonizadores. Londres acusaba a Dublín de proteger a terroristas; Dublín acusaba a Londres de segregar a los católicos del Norte. El acuerdo "consultivo" de 1985 puso en pie de guerra a los partidos unionistas (partidarios de la unión con Reino Unido), que consideraba la República un reducto extranjero del Papa de Roma. Para Thatcher, no hubo marcha atrás, también le urgía hablar de paz.
A Thatcher le sucedió John Major, de 1990 a 1997, a quien le provocaba "nauseas" hablar con terroristas, según dijo tras el atentado de Warrington de 1993 en el que murieron dos niños. En secreto, Major abrió "canales de comunicación" con el IRA, que declaró luego su primer alto al fuego para facilitar la negociación política. A todos les urgía hablar de paz. En 1997, el laborista Tony Blair ganó las elecciones y heredó los frutos de los "canales de comunicación" de John Major y sus relaciones con la República, abiertas por Margaret Thatcher.
Estos días Blair ha explicado a la BBC lo siguiente: "Llevábamos décadas con un conflicto que no tenía espacio en el siglo XXI; el acuerdo fue posible porque todos reconocieron que ni los británicos íbamos a extinguir el republicanismo ni el republicanismo nos iba a sacar a bombazos de Irlanda del Norte, así que antes de cansarnos de más violencia había que conseguir la paz". Blair se tragó el sapo de hacerse la foto dando la mano a los dirigentes del Sinn Féin (SF).
Otro de los protagonistas del pacto fue Bertie Ahern, entonces primer ministro irlandés, que tuvo que interrumpir las negociaciones para acudir al entierro de su madre. Ahern recuerda con Blair en la BBC que "no resultaba fácil para un gobierno legítimo y democrático hablar con personas implicadas en violentas atrocidades, pero no teníamos otra opción". El referéndum celebrado el 22 de mayo de 1998 concilió a los políticos con ellos mismos. Con una participación del 81,14% del censo electoral, el 71,12% ratificó el pacto y el 28,88% lo rechazó.
En 2021, el censo de población colocaba por primera vez –desde que Irlanda dejó de ser colonia británica- a los católicos o irlandeses (45.7%) por delante de los protestantes o unionistas (43.4%), con los no-alineados del Partido Alianza, contrario al brexit, en considerable aumento. La demografía es crucial en Irlanda del Norte. Los irlandeses han roto un techo de cristal.
El proceso de paz y el Acuerdo de Viernes Santo agitaron la correlación de fuerzas políticas. Los partidos moderados británico e irlandés (Partido Unionista del Ulster y Partido Socialdemócrata Liberal) perdieron fuerza y representación en las instituciones en favor de los radicales Partido Unionista Democrático y Sinn Féin. La formación republicana ha resultado, hasta el momento, la mayor ganadora al pasar de ser brazo político del IRA al partido más votado en las últimas elecciones autonómicas y ser, también, la principal oposición en la República, además de ser el mayor partido norte-sur de Irlanda, el único que aumenta en detrimento de las formaciones tradicionales en el norte y en la República.
Mary Lou McDonald, presidenta del SF, explicaba en un encuentro con la prensa extranjera en Londres que "los unionistas pueden defender sus posiciones y nosotros las nuestras, pero todos debemos hacerlo según las normas del Acuerdo de Viernes Santo; la división de Irlanda se hizo para que el norte tuviese mayoría unionista, pero ahora eso ha desaparecido y hemos de adaptarnos a la nueva situación, no es bueno para nadie que los unionistas se alejen del autogobierno porque todos salimos perjudicados".
El Acuerdo de Paz de 1998 establece que el ministro principal no puede ocupar el cargo sin el adjunto, y ambos tienen las mismas competencias, aunque distintos calificativos jerárquicos. Michelle O'Neill, del SF, quiere ocupar el cargo de ministra principal que le corresponde en el gobierno autónomo; sin embargo, el Partido Unionista Democrático se niega a formar gobierno porque exige reformas en el brexit, votado hace siete años. Mary Lou y Michelle son las feministas que dirigen ahora el boyante SF.
"El brexit ha creado arenas movedizas en Irlanda del Norte en las que los gobiernos de Londres y los unionistas se posicionan constantemente; no nos gusta el brexit, pero, puesto que lo tenemos, hay que cumplir con él también", explica Mary Lou, a cuyo partido le favorece que la frontera comercial entre la Unión Europea (UE) y Reino Unido se levante en el mar de Irlanda, puesto que hace así a toda la isla una unidad comercial.
Mary Lou se cansa de poner fecha para un posible referéndum sobre la reunificación de Irlanda. "En esta década podemos ver las reformas constitucionales que posibiliten la consulta en el norte y la República para la reunificación, y ya debemos trabajar para que Irlanda reunificada sea un lugar diferente, aunque seamos un país pequeño, podamos tener una ley de derechos civiles, igualdad, democracia y neutralidad", dice. El objetivo de la reunificación parece factible en el centenario de la división de la isla (1921). Una coincidencia en el ciclo histórico.
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