Este artículo se publicó hace 14 años.
El Vaticano considera "normal" presionar por carta a diputados
El portavoz de la Santa Sede cree que "no hay que sorprenderse". Diputados conservadores que recibieron la misiva opinan, sin embargo, que esta "atenta" contra su independencia
Daniel Bernabé
Dictar por carta el sentido del voto a los diputados elegidos por los ciudadanos es "normal". Así calificó ayer en Roma el director de la Sala de prensa del Vaticano, el sacerdote italiano Federico Lombardi, el contenido de la misiva enviada por el nuncio apostólico en Francia, monseñor Luigi Ventura, a los miembros del Partido Popular Europeo (PPE) en la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa. El objetivo de la misiva era que los parlamentarios se opusieran a dos resoluciones que, en opinión de la Santa Sede, "se oponen abiertamente a la ley natural y a los valores promovidos por la Iglesia católica".
Lombardi, que evitó valorar el método epistolar elegido por Ventura, sí defendió el contenido de la carta: "No hay que sorprenderse de que el Vaticano anime a los fieles, entre ellos también los políticos, a apoyar los valores del humanismo cristiano", sobre todo en el ámbito de "la familia y la sexualidad", informa EP.
La misiva, cuyo contenido fue adelantado ayer por Público, indicaba a los diputados conservadores en la cámara de Estrasburgo que debían votar contra las resoluciones, si no se aceptaban determinadas enmiendas, porque en ellas se amparaba la unión de personas del mismo sexo y se contemplaba el aborto como un derecho de la mujer.
Sus candidatos preferidosEl texto de monseñor Ventura reconocía también que tres diputados conservadores dos de Italia y uno de San Marino habían recibido instrucciones de la propia Secretaría de Estado del Vaticano sobre las enmiendas a presentar. Incluso apuntaba la necesidad de que apoyasen para determinados puestos en la institución a un juez y a un diputado italianos, simplemente, porque "respetan el concepto cristiano de la vida y del matrimonio".
La polémica provocó ya el pasado jueves reacciones en el seno de la propia Asamblea
La polémica provocó ya el pasado jueves reacciones en el seno de la propia Asamblea. El Grupo Socialista propuso al Grupo Liberal y al de Izquierda Unida Europea elaborar una nota conjunta para expresar su malestar. También planteó llevar al Bureau de la Asamblea máximo órgano de dirección de la institución una proposición para que sea esta la que proteste formalmente ante el Vaticano.
Sin embargo, el mayor malestar se registró entre los destinatarios de la carta, los diputados del PPE. Ayer, día de pleno, en las filas conservadoras de la Asamblea se mezclaba la indignación con las ganas de-sesperadas de obviar preguntas incómodas. El jefe de la delegación francesa, Jean-Claude Mignon, aseguró a Público estar "conmocionado" por el envío de una carta que, en su opinión, atenta contra "la separación absoluta entre la política y la religión".
Mignon, que precisamente perdió la votación para ser el portavoz del grupo Parlamentario Popular en la cámara ante el candidato italiano respaldado por la misiva del nuncio en Francia, señaló que lo más grave, además de la presión en sí, era que una de las exigencias de la Santa Sede se refiriese a la discriminación de los homosexuales. "Aquí hablamos de temas éticos, preocupaciones sociales, derechos humanos y libe+rtad", aseguró, "para lo cual necesitamos independencia de espíritu".
Según él, la indignación "es mayoritaria porque en la institución [de 47 países], tenemos varias religiones e, incluso, dentro del PPE no todos los parlamentarios son cristianos", aclaró. Fuentes del Consejo de Europa confirmaron el malestar de una buena parte de los diputados, expresado generalmente más en pasillos que en público. La existencia de dos presiones opuestas la de la Iglesia y la de su autonomía política les llevaron ayer a muchos a tratar de esquivar numerosas preguntas incómodas de la prensa.
"No voy a opinar sobre algo que puede crear malestar en compañeros de otros países"
Fue el caso de la diputada conservadora española Carmen Quintanilla. En conversación telefónica con este periódico, insistió en que ella no había recibido la carta y que sólo la conocía "por rumores". Al ser preguntada por su opinión sobre su contenido y, sobre todo, porque la Santa Sede intentase orientar el voto de los parlamentarios europeos, Quintanilla echó balones fuera: "No voy a opinar sobre algo que puede crear malestar en compañeros de otros países".
Jordi Xuclà, diputado de CiU encuadrado en el grupo Liberal de la Asamblea, aseguró que es "habitual" que la Iglesia intente transmitir su sentir a los diputados católicos sobre determinados temas. Sin embargo, Xuclà reconocía que era "muy llamativo" cómo lo había hecho en esta ocasión, por carta.
Mucho más duro se mostró Juan Moscoso, diputado del PSOE en el Consejo de Europa, quien mostró su indignación no sólo por la "injerencia inadmisible" del Vaticano, sino también por los numerosos correos electrónicos que los diputados socialistas están recibiendo de grupos católicos ultras para presionarles.
Protesta de los gaysEn España, el presidente de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), Toni Poveda, calificó ayer de "preocupante" la carta y su contenido. "Demuestra que la jerarquía de la Iglesia vive muy distante a la realidad española y europea", señaló. El responsable de la FELGTB se lamentó, asimismo, de la actitud de los diputados del PP, tanto de Europa como de España, por "seguir la doctrina de la jerarquía católica más retrógada", informa Ramiro Varea.
"Hay diferencias entre Bin Laden y Benedicto XVI"“Las religiones no son todas iguales”, afirmó ayer el arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez, quien se esforzó por señalar la primacía moral del catolicismo frente a otras creencias, más o menos primitivas o salvajes. Y para ello no dudó en señalar que “hay cierta diferencia entre la liturgia del degüello en masa de jóvenes sobre los altares-pirámides de los aztecas y la liturgia eucarística de un altar católico; entre Bin Laden y el Papa Benedicto XVI”. Rodríguez denunció la existencia de “una religiosidad inquietante” y de “formas oscuras de una supuesta fe”. / J. B.
Políticos españoles en "pecado mortal"El pasado noviembre, los obispos españoles irrumpieron en el debate sobre la reforma de la Ley del Aborto. El portavoz de la Conferencia Episcopal, Juan Antonio Martínez Camino, afirmó que los diputados católicos que apoyaran la nueva norma incurrirían en “pecado mortal”. Martínez Camino tildó de “herejes” a aquellos católicos que defendieran que “quitar la vida a un ser humano, aun en determinados casos, es legítimo”. La respuesta de los partidos fue inmediata. El diputado del PNV, Emilio Olabarría, calificó de “intromisión impropia” la amenaza. El presidente de su partido, Iñigo Urkullu, fue más allá y se preguntó si la Iglesia católica española “vive en la realidad del siglo XXI”. Josep Antoni Duran Lleida, líder de Unió Democràtica, formación situada en la esfera democristiana, se mostró rotundo: “Mi voto no va en función de lo que diga la Conferencia Episcopal, sino de mis creencias”. Para el dirigente catalán, Martínez Camino “podría haber encontrado palabras mejores”. “Responden a un modelo de cristianismo de condena e intolerancia, lejano al espíritu de amor, de tolerancia y de respeto que tiene el mensaje de Jesús de Nazaret”, criticó Manuel de la Rocha, diputado madrileño situado en la órbita del socialismo cristiano. El presidente del Congreso, José Bono, católico reconocido, pidió a los obispos que no le condenaran “por ser socialista”, al tiempo que constató que Pinochet era un asesino al que se le dio la comunión de manera vergonzosa”.
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