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Los uighures también se rebelan

China reconoce disturbios protagonizados por esta minoría étnica musulmana

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Los disturbios violentos que han enfrentado durante las últimas tres semanas a la comunidad tibetana con las autoridades chinas podrían haberse expandido a la región autónoma de Xinjiang, en el extremo occidental de China, donde vive la minoría étnica musulmana uighur.

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Fuentes oficiales chinas confirmaron ayer una serie de protestas protagonizadas por uighures el 13 de marzo. Radio Free Asia (RFA), una emisora financiada por EEUU así como grupos uighures en el exilio, ya habían informado de protestas de cientos de personas, en su mayoría mujeres, contra la prohibición del uso del velo islámico. También se quejaron por la represión que el Gobierno chino ejerce sobre los uihgures y pidieron la liberación de prisioneros políticos. La manifestación fue también una respuesta a la muerte de un influyente empresario uighur, que llevaba dos meses detenido, informa RFA.

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Las autoridades declararon ayer que los disturbios fueron protagonizados por grupos reducidos de uighures que reclamaron la independencia de Xinjiang. La Policía dispersó a los manifestantes, pero el número de detenidos es incierto. El informe oficial negó que estas protestas tuvieran algo que ver con el velo islámico, cuyo uso no está prohibido.

Las revueltas separatistas en Xinjiang "son una respuesta a los disturbios en el Tíbet", dice el informe. Pekín tiene motivos para temer que los disturbios que empezaron en el Tíbet se contagien a los uighures de Xinjiang, sometidos durante décadas a una represión igual o peor a la que sufren los tibetanos. Pero su condición de musulmanes les convierte en víctimas fáciles para ser acusados de terroristas y les ha hecho perder apoyo en Occidente.

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A principios de marzo, el Gobierno alertó de un atentado terrorista fallido en un avión que había despegado de Urumqi, la capital de Xinjiang. Culpa a una joven de 17 años de origen uighur. El secretismo y la ambigüedad de las noticias relacionadas con el terrorismo uighur hacen dudar de la veracidad de los hechos. Organizaciones pro derechos humanos sospechan que el Gobierno exagera la amenaza real de terrorismo para justificar una mayor represión de los uighures de cara a los JJOO.

Al igual que los tibetanos, la minoría uighur se queja de que la política de inversión y desarrollo económico impulsada por Pekín no les ha beneficiado.

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La antorcha de la libertad

"Para Pekín, cualquier tibetano o uighur descontento con el régimen chino es considerado un separatista. Los uighures son, además, terroristas", escribió el lunes en el Washington Post Rebiya Kadeer, líder de los uighures en el exilio. En un artículo titulado "No es la antorcha de la libertad", Kadeer, con dos hijos encarcelados en Xinjiang, aprovechó la llegada de la antorcha olímpica a Pekín para denunciar las violaciones de los derechos humanos.

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"Con los medios de comunicación enfocados en el conflicto del Tíbet, pocos se han dado cuenta de que el Gobierno ha impuesto el toque de queda en algunas ciudades del sur del Turkestán Oriental (nombre que usan los activistas pro-uighur para Xinjiang).

"Si China quiere ser considerada un miembro responsable de la comunidad internacional, su Gobierno debe comprometerse con un diálogo significativo para resolver las causas del descontento en Tíbet y Turquestán Oriental", añade.

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En la región de Xinjiang viven alrededor de 8 millones de musulmanes de etnia uighur, de origen turco, con una lengua y culturas muy distintas a la china.Los uighures han sufrido la represión por parte del Gobierno central y algunos luchan por la independencia. Pekín no quiere perder el control sobre Xinjiang, una provincia estratégica por su riqueza en recursos energéticos y por su posición fronteriza con Afganistán y Pakistán.

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