Este artículo se publicó hace 2 años.
La UE sortea in extremis el veto húngaro e impone un embargo al petróleo ruso
Los 27 líderes dan luz verde al sexto paquete de sanciones contra Rusia, el más complicado. Por primera vez desde el inicio de la guerra, la unidad europea se ha tambaleado.
María G. Zornoza
Bruselas-Actualizado a
Los 27 líderes de la Unión Europea han alcanzado en la noche de este lunes un acuerdo para imponer un boicot al petróleo ruso. Eso sí, parcial. "Máxima presión sobre Rusia para que termine con esta guerra". Así ha anunciado en la redes sociales la fumata blanca Charles Michel, presidente del Consejo Europeo.
Este sexto paquete de sanciones era el más complicado para los europeos por el impacto directo que tendrá sobre sus economías. La Hungría de Víktor Orbán lo llevaba bloqueando desde hacía semanas alegando que haría saltar por los aires la seguridad energética de su país.
Han pasado 26 días desde que Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, presentó la propuesta de sanciones. Finalmente, los Veintisiete han conseguido desbloquear el órdago magiar en la cumbre europea extraordinaria que celebran este lunes y martes en Bruselas.
El embargo al petróleo se producirá en dos fases. El balón de oxígeno para Budapest es que en el primer tramo hay una excepción clave: podrá seguir comprando el crudo ruso que llega a través de los gaseoductos
Es decir, la medida, a medio gas y mucho menos ambiciosa de lo que querría Bruselas, se aplicará a los hidrocarburos que llegan vía marítima, que suponen dos tercios del total que compra la UE. Esta era una de las exigencias de países como Hungría o Chequia que no cuentan con acceso al mar y se sentían en desventaja con respecto a sus socios comunitarios.
El 85% del petróleo que Rusia suministra a Budapest arriba a través de gaseoductos. Tras casi un mes bloqueando este movimiento, Orban, el líder del Fidesz, protagonista habitual en las cumbres europeas, es uno de los grandes triunfantes y su órdago puede sentar un peligroso precedente. La UE se ha visto obligada a ceder a sus demandas para no caer en uno de sus grandes temores desde que comenzó la guerra: parecer desunida.
Las conclusiones rubricadas este lunes son muy ambiguas y no detallan cuánto tiempo la excepción estará en vigor, aunque sí muestran el interés por revertirla "lo antes posible". Los 27 embajadores tienen ahora que dar el visto bueno definitivo y establecer la base jurídica este miércoles.
El objetivo es reducir las importaciones de crudo procedente de Rusia en un 90% este mismo año. La nueva ristra punitiva ha sido la más difícil desde el inicio de la guerra y por primera vez ha amenazado con hacer saltar las costuras de la unidad europea. De hecho, durante las llegadas de los líderes al edificio del Consejo Europeo han sido muchos los mandatarios que han dejado sus recados.
Orbán ha acusado al equipo de Von der Leyen de "comportamiento irresponsable" por proponer antes las sanciones que las soluciones. "Si cada país europeo piensa solo en sí mismo, nunca avanzaremos", se ha quejado el primer ministro letón Krisjanis Karins.
También el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, que ha participado a través de videoconferencia se ha preguntado "¿Por qué Rusia puede ganar casi mil millones de euros al día vendiendo energía".
Este nuevo paquete certifica de facto la ruptura energética de los europeos con los rusos. La UE es el principal cliente de los recursos energéticos rusos. El 27% del crudo que llegó a suelo comunitario en 2021 procedía de Rusia. El desenganche energético de Bruselas y Moscú es una de las grandes consecuencias que deja ya la guerra en Ucrania. El paquete previo ya imponía un boicot al carbón. Incluir el petróleo es otro paso más en la maquinaria punitiva de la UE en el marco de la agresión a Ucrania.
Pero ahora se abre un escenario complicado. Camino del cuarto mes de guerra, las sanciones no han servido para alterar los planes de Vladimir Putin en la contienda. Sus efectos serán más agudos en el medio y largo plazo. Además, la Unión está agotando sus opciones. El próximo paso lógico sería decretar el embargo al gas. Pero la alta dependencia de países como Alemania unido al difícil proceso para aprobar las nuevas medidas y a la fatiga sancionadora que comienza a asentarse en algunas capitales dejan una coyuntura para el futuro complicada.
El resto de conclusiones rubricadas en la cita se centran en establecer una ayuda financiera de 9.000 millones de euros para apoyar la reconstrucción del país. El texto consensuado emplea un tono bastante duro con Rusia. "Las atrocidades cometidas por las fuerzas rusas y el sufrimiento y destrucción que están infringiendo no tienen nombre" o "la UE es inquebrantable en su compromiso de ayudar a Ucrania a ejercer su derecho inherente a la autodefensa contra la agresión rusa y construir un futuro pacífico, democrático y próspero". Sin embargo, a pesar de la presión del primer ministro italiano Mario Draghi, no incluyen ninguna referencia a la vía diplomática, al proceso de paz o al alto al fuego.
La cumbre continúa este martes martes con los debates sobre la crisis alimentaria global (que se ha agudizado con la guerra), el tema de la energía y los precios de la electricidad dentro de la UE (asunto que es prioritario para España), y con el apetito de continuar fortaleciendo la UE de la Seguridad y la Defensa.
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